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Y se escandalizaban de Él (XL)
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Prejuicios, tabúes, normas sociales

Los intocables.
DE PAR EN PAR AUTOR Juan Simarro Fernández 17 DE JUNIO DE 2012 22:00 h

Muchas veces los cristianos no son libres de los mismos prejuicios, tabúes y normas sociales que los que no tienen la misma esperanza ni la misma fe. Muchos cristianos también tienen el prejuicio de los intocables: les parecen intocables los que ostentan cargos religiosos, los que tienen poder o riquezas, los triunfadores en cualquiera de los ámbitos de la vida. Se acatan estas situaciones pasivamente, sin actitud crítica, denunciadora.

No sabemos medir, como hizo Jesús, todas estas situaciones intocables para algunos, desde los parámetros del amor… del amor a Dios y a prójimo. Así, quedamos paralizados y nos conformamos a este mundo con su estado de cosas. No somos el fermento transformador que el mundo necesita.

Desde los parámetros del amor al prójimo, todo se ve diferente. La admiración por los que ostentan riqueza o poder se ve distinta… los medimos desde los parámetros del amor. Desde el amor al prójimo sufriente, desde la mirada amorosa a los hambrientos del mundo, a los pobres de la tierra. Desde el amor hacia ellos, es posible que el rico ya no nos parezca un triunfador ni alguien digno de imitar. Más bien le vemos como los vio Jesús: como aquellos que deben arrepentirse y compartir si quieren entrar en el reino de Dios. Nosotros tenemos que ayudarles con nuestra actitud denunciadora, con nuestra crítica o condena.

Muchos tabúes, muchos prejuicios, muchos estilos y normas sociales injustas, se fijan en la sociedad como algo natural, como si no hubiera otro remedio que las cosas sean así, como un fatum o destino que nos ha tocado vivir, algo irremediable a lo que yo me tengo que adaptar, algo incluso, a veces, a lo que hay que aspirar, admirar y considerarlo como prestigioso.

Estos tabúes inciden tanto en el comportamiento de las familias, como de sus individuos, de sus instituciones e, incluso, de la iglesia. No reflexionamos sobre muchos de los tabúes o prejuicios porque nos da miedo enfrentarnos a ellos. Pareciera que si denunciamos la acumulación de riquezas, a los acumuladores y opresores de este mundo, si denunciamos el mal uso del poder religioso u otros tipos de poder, si denunciamos la explotación y empobrecimiento de las personas, estamos entrando en la destrucción de los tabúes en los que se sustenta la sociedad, estamos minando los pilares en los que se asienta nuestra sociedad, el sistema mundo… y nos callamos.

Nos da miedo poner en peligro el sistema, aunque sepamos a ciencia cierta que éste es injusto. No nos comportamos como hombres libres, discípulos del Maestro que, actuando con la libertad que le daba el ser hijo de Dios, fue capaz de enfrentarse a las normas sociales, tabúes y prejuicios que marginaban y reducían a la no vida a tantas personas en el mundo. Todo lo hizo desde los parámetros del amor al hombre y, especialmente, al hombre robado de dignidad, excluido y proscrito por aquellos que decían conocer las auténticas leyes que regulaban la relación entre Dios y los hombres o entre la sociedad y los individuos que la pueblan.

Jesús fue un ser muy humano. Todo lo inhumano lo rechazaba, denunciaba y condenaba. Por esa humanidad, por ese amor al hombre y desde las líneas marcadas por el amor a los que sufren, fue capaz de analizar, medir e interpretar a Moisés, a los profetas, a la ley y a la religión establecida en busca de dignidad para los pobres y proscritos, para el prójimo excluido y sufriente.

Muchas veces tanto la iglesia como los cristianos, nos comportamos como verdaderos esclavos de los tabúes, las normas y los comportamientos sociales. Jesús no se dejó esclavizar por todas aquellas normas que se consideraban intocables. Si los “sabios” del momento consideraban malditos a la gente sencilla que no podía entender la ley, la Torá y las normas de los religiosos, Jesús no se deja llevar por estos tabúes y se pone al lado de los sencillos rompiendo las normas intocables de las autoridades políticas o religiosas.

Se relaciona con las mujeres, marginadas en aquella época, con los niños que no tenían derechos, con los desclasados. Rompe el concepto de clase social y no respeta las divisiones que hacían las autoridades de la época entre ricos y pobres, puros e impuros, justos y pecadores, extranjeros y autóctonos, prójimos y no prójimos. A todos acoge y condena estas divisiones, poniéndose siempre del lado de los débiles, empobrecidos y marginados. Jesús tiene esa tendencia “hacia abajo” que le es tan propia y que define su identidad como Mesías. Por eso se acerca y come con los desclasados, tildados de pecadores, publicanos, ladrones, prostitutas… Rompe todos los tabúes y prejuicios, todas las convenciones religiosas que no respetan la projimidad, todos los prejuicios religiosos basados en los tabúes inhumanos.

Lo verdaderamente importante era la liberación del hombre, el anuncio de los valores del Reino que trastocaban todo tabú y prejuicio en contra de la dignidad del prójimo, la implantación del Reino de Dios y su justicia que irrumpe en la tierra con el nacimiento del propio hijo de Dios.

La pregunta que nos podemos hacer es ésta: ¿Qué queda de toda aquella acción libre de Jesús a favor de los débiles en el cristianismo que vivimos hoy en nuestras iglesias? ¿Estaría conforme Jesús con la forma en que viven sus seguidores hoy y ante los valores que defiende la iglesia? ¿Quizás es que se ha desequilibrado la balanza y hemos espiritualizado todos los términos en perjuicio de la práctica de la projimidad? ¿Vivimos un cristianismo no comprometido con el hombre, un cristianismo inhumano? ¿Faltan en la iglesia hoy profetas capaces de enfrentarse a los tabúes, reglas, comportamientos, ritos y costumbres que siguen marginando a los hombres y faltando a los deberes de projimidad?

Pido a la iglesia y a los cristianos valentía, fuerza y capacidad de denuncia para enfrentarse a todos los demonios del presente, rompiendo los tabúes y normas inhumanas que hacen sufrir a más de media humanidad. La vivencia del auténtico cristianismo y sus valores es lo que cambiaría el mundo, las crisis y las fuerzas satánicas que se oponen a la práctica de la projimidad.
 

 


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COMENTARIOS

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Lupe
16/06/2014
19:34 h
15
 
el articulo esta perfecto, me gusta mucho y es exactamebte aplicable a la ignorancia practica espiritual que se vive en las iglesiss........
 
Respondiendo a Lupe

David Muniesa
15/07/2012
01:41 h
14
 
me gusta la frase: Jesus tiene esa tendencia hacia abajo que le define como Mesias
 
Respondiendo a David Muniesa

Verónica A.S.
25/06/2012
02:18 h
13
 
Me gustan los comentarios de Carlos Sánchez y de José N. No entiendo dónde está el problema en los comentarios de Carlos Sánchez; los he leído una y otr vez y, sinceramente, no encuentro eso que otros han visto en sus comentarios y han decidido critica. No tengo gran sabiduría ni soy una estudiosa de las Escrituras, sólo le pido a Dios que me de el entendimiento necesario cuando veo, escucho o leo algo de personas que hablan en Su Nombre y, en este caso, ha sido igual. No sé, es lo que Dios me dice. Bendiciones : )
 
Respondiendo a Verónica A.S.

Verónica A.S.
24/06/2012
14:10 h
12
 
.....y le doy gracias a Dios por las personas que me enseñan Su Palabra (no amo a esas personas como si fueran Jesús...). Respeto el amor que muestra Juan Barón al autor del artículo, sé cual es el amor al que se refiere: el amor entre hermanos en Cisto Jesús. Pero tal y como lo muestra en su comemtario me resulta idolatría (sé que no es así y querría que entendiera lo que quiero decir) y eso elimina el enfoque, o la visión a través de Cristo, que deberíamos tener al ver, escuchar o leer cualquier cosa. Tendríamos que ser 'objetivos' en Cristo, fieles a Él y no dejarnos llevar por nuestro propios intereses. Qué Dios nos ayude a hacer sólo Su Voluntad y no la nuestra. Amen!!!!!
 
Respondiendo a Verónica A.S.

Verónica A.S.
24/06/2012
14:10 h
11
 
No puedo creer lo que estoy leyendo en los comentarios. ¿Dónde está la humildad del hombre (la autohumillación) y el Amor de Dios en estos comentarios? Menos mal que Él nos conoce y sabe que somos débiles y inconstantes, y muy soberbios; incluso usamos los 'actos activista' (entre comillas, evidentemente) de Cristo para respaldar nuestra propias ideas. Las Escrituras nos dan a conocer esos hechos, es cierto; pero también nos dicen que Jesús era obediente, Él sólo hacía la voluntad de nuestro Padre: Dios Todopoderoso. Jesús no era un revolucionario como he escuchado muchas veces, Él practicaba la obediencia a Dios. 'Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios', recordáis? Jes
 
Respondiendo a Verónica A.S.

Jose N.
24/06/2012
14:10 h
10
 
siempre he creido que el cristiano tiene que ser LUZ en el mundo, y que tiene que ser LA SAL DE LA TIERRA, y que predicando a diestra y siniestra el evangelio,cada persona que lo crea, SERA UNA NUEVA LUZ QUE SE ENCIENDA, Y SERA SAL DE LA TIERRA,.. antes yo veia a las personas convertirse y de golpe dejaban todo, drogas,mujeres, tabaco, y Cristo era el centro de su vida... ahora ya no veo lo mismo, veo convertidos debiles, que juegan a ver como sigue burlando a Dios para seguir pecando, dando vuertas, buscando astimañas para SEGUIR PRACTICANDO EL PECADO, y curioso, muchos despues de una conversion bantante extraña, dejan el evangeliio y se van al mundo tan felices. antes las personas se entre
 
Respondiendo a Jose N.

Jose N.
24/06/2012
14:10 h
9
 
Jesus dijo: si nuestra justicia no fuere mayor que los escribas y fariseos no entrareiamos en el reino de los cielos.. creo que eso indica que nuestra justicia, TIENE QUE SER MAYOR QUE LA JUSTICIA DEL MUNDO Y DE TODOS SUS GOBIERNO.. creo que la BIBLIA ES UN BUEN MANUAL DONDE SE NO ENSEÑA LA VERDADERA JUSTICIA, ES DECIR LO QUE ES JUSTO SEGUN DIOS..
 
Respondiendo a Jose N.

P. López Garrido
23/06/2012
08:19 h
8
 
No sé a qué viene ahora, en el contexto de los artículos de Juan Simarro, el hablar de liberacionistas extremos y de otras cosas exstrañas que comenta al pie de estos artículos. Se nota que le gustaría que El Sr. Simarro se hundiera en el anonimato y olovido, junto con los pobres del mundo, mientras que usted es elevado a los altares. Espero que desde allí nos siga intoxicando con sus arengas absurdas mientras piensa que el mundo necesita de su sermoneo insolidario.
 
Respondiendo a P. López Garrido

Juan Barón
23/06/2012
08:20 h
7
 
EL MEJOR ARTICULO QUE E LEIDO EN TODA MI VIDA TE AMO JUAN SIMARRO FERNANDEZ TE AMO HERMANO CADA PALABRA QUE ESCRIBISTE EN ESTE ARTICULO LO TENDRE EN MI CORAZON Y LO ENSEÑARE A MIS ALUMNOS GRACIAS
 
Respondiendo a Juan Barón

Rosa Jordán de Franco
23/06/2012
08:19 h
6
 
Carlos Sánchez, no lo entiendo. Me parece como que no tiene ni su mirada en el cielo, ni sus pies sobre la tierra. A la Escritura, mi estimado amigo. Dios lo guiará, lo definirá y afirmará. Él lo bendiga, lo guarde, y le dé su luz. Rosa
 
Respondiendo a Rosa Jordán de Franco

Carlos Sánchez
22/06/2012
09:21 h
5
 
Los liberacionistas extremos hacen del Evangelio una nueva ideología y la ponen al servicio de sus ideas. La llaman teología de la liberación y ellos mismos de constituyen en los mayores enemigos de la libertad. La acción social de la Iglesia está movida por el amor que obra libre y responsablemente por la fe en la esperanza, nunca por la ideología ni por la teología liberacionista.
 
Respondiendo a Carlos Sánchez

Rosa Jordán de Franco
21/06/2012
07:29 h
4
 
El único proveedor de una familia indígena compuesta por su madre, la de su esposa, su esposa y 5 niños de quizás 7 años el mayor, emigró con la esperanza de encontrar la forma de dar de comer a su familia; en el trayecto fue asesinado, dejando a su familia desvalida, en la miseria, con hambre y frío, en un mísero rancho de palma y varas. Lo que cuento sucedió en mi país, d. CARLOS SÁNCHEZ, no es imaginación. Le pregunto: si usted se hubiese hecho presente, ¿hubiera llevado pan y ayuda material para que esa pobre gente no muriese de hambre y frío, o les hubiera hablado de liberación del pecado, fraternidad, responsabilidad y sus demás ideas evangelizadoras? No necesitamos religión. Nec
 
Respondiendo a Rosa Jordán de Franco

Daniel B
20/06/2012
22:16 h
3
 
El capitalismo actualmente en el mundo genera un sistema imperfecto e injusto, se podria derribar e instaler el comunismo cristaino de bienes, como en los hechs de los apostoles. ¿de verdad creemos que eso iba a funcionar?, todos los hombres son perversos, eso al final llevaria a una dictadura de igualitario reparto de la miseria. Cual es nuestra mision, lograr que las cosa cambien desde la libertad, hay que luchar, pelear la buena batalla, acabar la carrera, guardar la fe. Cono decia Jhon Wesley 'gana todo lo que puedas, ahorra todo lo que puedas y da todo lo que puedas'.
 
Respondiendo a Daniel B

Antonia. Teóloga secular.
19/06/2012
11:40 h
2
 
¿Y quién afirma, Carlos, que el cristianismo es meramente la remoción de las injusticias del sistema social, económico o político humano? Esta frase que dices ni siquiera llega a ser un humanismo por lo corta, escasa y miope que se queda. Gracias a Dios, los que hablan de la misericordia, de la justicia, del amor y de que los vbalores del Reino van en contra de la pobreza en el mundo, tienen una visión del Evangelio integral, amplia, trascendente y sublime. Lo otro son críticas ceghatas.
 
Respondiendo a Antonia. Teóloga secular.

Carlos Sánchez
19/06/2012
06:57 h
1
 
Yo creo que el Jesús de los Evangelios promueve la liberación del pecado, la fraternidad entre hermanos, y la filialidad con el Padre, no meramente la remoción de las injusticias del sistema social, económico o político humano. Esto será, en todo caso, una consecuencia de aquello. El sistema será bueno si se basa en la libertad, en la iniciativa, en la responsabilidad y en la justicia (que no es dar a todos igual, sino dar a cada uno lo que le corresponde). El Señor Jesucristo libera al hombre y a la Humanidad de una forma integral. No es un simple liberacionista al uso. Paz y bien.
 



 
 
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