Aunque España tiene gobiernos laicos, muchas veces los cristianos no tenemos por menos que comparar los idearios y realizaciones políticas con lo que nos dice la Biblia. Así ha ocurrido con el tema de la homosexualidad, el aborto y las temáticas sexuales en general. No suele ocurrir lo mismo con otros temas que recoge la Biblia como pecados contra Dios y contra los hombres. Me refiero a los temas de la opresión de los trabajadores, las injusticias hechas contra ellos, contra los más débiles, contra los extranjeros… Es como si éstos, no fueran para muchos cristianos pecados tan fuertes o duros como los nombrados en relación con la sexualidad… y pasamos de ello como “pecadillos” irrelevantes… quedamos pasivos ante la injusticia y el pecado.
Hay que tener cuidado en nuestros juicios. En este momento, en España se está violentando a un colectivo al que la Biblia defiende, se está pecando contra él. Es el caso de los inmigrantes, aunque también ocurren cosas similares, en este momento del gobierno de España, con los más débiles de la sociedad en general. La opresión contra los débiles del mundo es algo contra lo que clama la Biblia a “voz en cuello”. Los cristianos deberíamos denunciar y clamar contra los gobiernos injustos.
En este momento en que los inmigrantes en España están a punto de quedarse fuera del sistema sanitario, en el que su tarjeta de la Seguridad Social les puede ser arrebatada, en este triste momento en el que se quiere legislar para ellos como si fueran advenedizos, no ciudadanos, diferentes, extraños y una carga para este país, las palabras de la Biblia deberían resonar muy fuerte en los oídos de nuestros gobernantes: “Como a un natural de entre vosotros tendréis al extranjero”. Levítico 19:34.
Así, pues, nuestra denuncia a los que contravienen este mandamiento. Los cristianos deberían ser el megáfono de Dios que arremetan contra este pecado gubernamental.
Jesús se identifica con los extranjeros. Quizás sea motivo, según algunos, para escandalizarse de Jesús. No es extraña esta identificación después de tantas recomendaciones bíblicas inspiradas por Dios en el Antiguo Testamento. Así, Jesús, en el Evangelio de Mateo, en el Juicio de las Naciones, una de las condiciones que se tienen que dar para heredar el Reino preparado desde la fundación del mundo, es la de haber acogido al extranjero: “Porque fui extranjero y me acogisteis”, nos dice Jesús.
En la denuncia profética, los extranjeros, junto a los huérfanos y las viudas, era un colectivo que tenía que ser defendido y al que había que hacerle justicia, eran el prototipo de la persona que, pudiendo ser oprimida y marginada, había que defender. Nada de esto ha tenido en cuenta el nuevo gobierno. Quizás, como gobierno secular, no tenga por qué tener en cuenta las orientaciones bíblicas. No está tratando como a un natural a los extranjeros que están dentro de nuestras puertas. Nuestro gobierno, se pone así de espaldas al texto bíblico.
Por otra parte, la ética del Antiguo Testamento de cara a los inmigrantes, está basada en un hecho claro que el pueblo de Dios debería tener en cuenta: “Porque extranjeros fuisteis vosotros en tierra de Egipto”. Allí ellos sufrieron injusticias y opresiones que no habían de repetirse entre el pueblo de Dios. El icono de Egipto es clave para el comportamiento ético que habían de tener para con los extranjeros, para con los inmigrantes. Debemos denunciar todo comportamiento opresor en contra de la ética, en contra de lo humano. Debemos denunciar lo inhumano… porque extranjeros fuimos.
Los españoles también tuvimos nuestro Egipto. El icono que el pueblo de Dios tenía que recordar para no volver a repetir las injusticias, marginaciones y robos de dignidad, lo podemos tener nosotros, por poner un ejemplo entre otros muchos iconos que se podrían poner, en Alemania, donde fuimos reconocidos con un apalabra que se fue cargando de contenido xenófobo:
Gastarbeiter. No éramos como los naturales del país. Hoy, cuando todavía tienen que salir nuestros jóvenes profesionales a buscar trabajo en tierra extraña, nosotros debemos recordarlo, para que nuestra ética al inmigrante, al extranjero dentro de nuestras puertas, sea una ética de acogida y de trato igualitario: Como a un natural de entre nosotros debemos tratar a lo s inmigrantes según el texto bíblico. Recomendaciones que queremos pasar al gobierno que actualmente tenemos en España para liberarlo del estigma de la injusticia y de la opresión.
Los israelitas debían tener memoria histórica, algo que, a veces, a nosotros nos molesta y queremos olvidar. Nuestra necesidad como españoles de vivir en tierra extraña como emigrantes y extranjeros, debería ser un
“memorial” especial que nos hiciera más justos. Por eso, la recomendación o mandamiento bíblico sigue resonando:
“Como a un natural de entre vosotros tendréis al extranjero”. Así de fácil, así de sencillo, así de importante, así de fuerte. Sería el hecho de que este gobierno tratara a los extranjeros dentro de nuestras puertas, no como a inmigrantes diferentes, sino como a
“nuevos ciudadanos” tratados con la misma dignidad e igualdad que cualquier natural de nuestras tierras.
El texto de Levítico culmina así:
“…Y lo amarás como a ti mismo”. Es el fundamento de la expresión de Jesús:
“Amarás al prójimo como a ti mismo”, base de toda la ética cristiana. Surge del contexto de la relación de los cristianos con los extranjeros, con los inmigrantes. Estas frases se deberían gritar con fuertes megáfonos ante nuestros políticos en el gobierno hoy.
El que se les retire su tarjeta de la Seguridad Social y se les deje en el desamparo en cuanto a la sanidad, deberíamos notarlo los cristianos como si a nosotros mismos, como si a nuestros hijos los dejaran en el desamparo. Deberíamos denunciarlo y oponernos a estas normativas de gobiernos injustos. Así, pues,
al inmigrante debemos tratarlo, mimarlo y sentirlo como si se tratara de nosotros mismos. Es nuestro prójimo que, al igual que en la Parábola del Buen Samaritano, queda tirado al lado del camino, apaleado y despojado de algo que necesita para poder vivir con paz y dignidad.
Oremos por nuestro actual gobierno para que no quede de espaldas, en la injusticia, ante el Dios de la vida que clama por la justicia al extranjero.
Si quieres comentar o