¡Los topos están por todas partes!

David le dijo a [Husai]: “Si regresas a la ciudad... entonces podrás ayudarme frustrando el consejo de Ahitofel”. 2 Samuel 15:33-34

Según informó Evangelical Focus, un canal de televisión nacional francés emitió un documental de investigación poco favorable sobre los evangélicos en Francia.

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En apenas 200 palabras, la propia descripción de la cadena del documental, titulado Evangélicos: ¿un éxito no tan angelical?, contiene una impresionante colección de frases llamativas: “dependencia de métodos de marketing”, “curaciones divinas y posesiones demoníacas como parte de la vida cotidiana”, “poderes sobrenaturales”, “terapias de conversión”, “técnicas de control de los fieles”, “testimonio de una familia desconvertid” y “pérdida de contacto con la realidad”.

¡Sin duda parece una valoración equilibrada! Como es de suponer, los evangélicos franceses han protestado enérgicamente, expresando su “profunda preocupación por los cuestionables métodos periodísticos”.

Evangelical Focus describió uno de esos métodos: “Con una cámara oculta, una reportera finge ser una lesbiana interesada en el evangelio y pide una cita para hablar en privado con una pastora de la iglesia”.

La única declaración polémica que el reportaje consiguió obtener con la cámara oculta es el consejo de la pastora de “llevar una vida célibe y celebrar la relación con Dios y con otros amigos cristianos”.

Ese párrafo ofrece una lección importante para los líderes cristianos de todo el mundo: ¡estad siempre alerta ante los topos!

Un topo es un espía que se infiltra en una organización para obtener información. En todos los ámbitos de la sociedad en los que suceden cosas importantes —guerra, política, política exterior, deportes o iglesias peligrosas— se puede esperar que haya topos al acecho.



Los topos me proporcionaron tres de los recuerdos más divertidos de mi carrera política.

En 1994, mientras trabajaba para un candidato al Senado de los Estados Unidos en una campaña de relevancia nacional, hablé en una conferencia política cristiana. Les aconsejé a mis oyentes que siempre tuvieran cuidado con lo que decían en público.

Les señalé que podría haber un espía entre el público. Seis meses después, descubrí que, efectivamente, ¡había un espía que había estado escuchando cada una de mis palabras! Un artículo publicado en una revista contraria a mi candidato contenía citas de mi mensaje.

Lo peor que pudieron encontrar en mis palabras fue que había animado a los cristianos conservadores a establecer alianzas políticas con grupos afines.

Cinco años después, yo era el topo. Cuando una coalición de grupos políticos de izquierda celebró una conferencia estratégica a nivel estatal, una organización política conservadora me pidió que asistiera.

Prefiero el diálogo honesto al engaño, así que, una vez dentro, revelé mi identidad y afiliación.

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Nos entendimos bien, aunque todos parecían tener cuidado con lo que me decían. Y fue un poco incómodo cuando el ponente sobre política educativa mostró un collage de artículos peligrosos de la «extrema derecha», ¡porque yo era el autor de varios de ellos!

Por último, nuestro favorito: tres meses después de empezar a trabajar para un congresista republicano, el periódico anunció que un experto político local, que había sido jefe de gabinete del anterior congresista demócrata, daría una charla a un grupo de mujeres demócratas en la que analizaría los primeros 100 días de mi jefe en el cargo.

Queríamos saber qué decía, pero ninguno de los empleados podía asistir, ya que nos reconocerían inmediatamente. Así que asistieron mi esposa y un amigo.

Se registraron con sus nombres reales, cogieron todos los folletos, tomaron notas y me lo contaron todo al volver a casa. Tres días después, recibí una carta del ponente del evento.

Empezaba así: “¡Veo que no eres capaz de controlar los intereses políticos de tu esposa!”. Después de dejar mi trabajo en política y cuando ya era seguro para mí hablar con él, disfrutamos de muchos años de amistad.

La lección principal de todas estas historias es que siempre hay que tener cuidado con lo que se dice, porque nunca se sabe quién está al acecho para captar tus palabras y utilizarlas en tu contra.

Pero también debemos reconocer que, en ocasiones, los cristianos pueden verse llamados a actuar como espías o infiltrados.

Los cristianos pueden convertirse en infiltrados de forma ética. A veces necesitamos ayudantes secretos, como los espías y Rahab en Jericó (Josué 2) o Husai ante Absalón (2 Samuel 15:32-17:16).

Nuestro comportamiento habitual en las relaciones interpersonales debe ser transparente y colaborativo, pero hay excepciones. Debemos estar preparados espiritual y éticamente para esas situaciones excepcionales, porque a menudo implican decisiones difíciles y de gran presión, con vidas en juego.

El cuerpo de Cristo tiene hoy en día otro tipo de topos legítimos.

Hay muchos países en los que los misioneros cristianos no pueden entrar, pero en los que los cristianos son bienvenidos si cumplen otro propósito legítimo, como enseñar inglés o supervisar proyectos de construcción.

En otros lugares, los cristianos conversos del islam están buscando la manera de vivir su fe cristiana sin dejar de cumplir las expectativas de sus familias.

Mostremos gracia y comprensión a estos cristianos dedicados mientras negocian sus delicadas situaciones.

(Evangelical Focus también ha publicado un artículo de seguimiento con más reacciones al documental francés).

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