El tweet de Dios sobre la polarización que procede de él

Polarización es un término que está en auge, para describir la confrontación que en el mundo ya está en acción y por la cual hay dos bandos que son irreconciliables en sus posturas. Naturalmente el incremento de tal hecho no puede acabar sino en un conflicto abierto, en el que cada una de las dos partes va a procurar destruir a la parte contraria, con resultados de dimensiones desconocidas, pero terribles.

Resulta llamativo que en cuestión de dos décadas se haya pasado de la palabra tolerancia, que entonces resumía la actitud que había que tener, a la palabra polarización, que es la palabra que resume la actitud que hay ahora. ¿Cómo se ha llegado a un cambio tan radical en tan corto tiempo? Por una razón que es fácil de entender: El extremismo genera reacción. Cuando se rompen diques fundamentales y, al mismo tiempo, se invoca la tolerancia, tal tolerancia ya nace muerta. La tolerancia funciona siempre y cuando se ande en un rango de moderación, dentro de unos límites, pero donde se quiebran todos los límites no es posible esperar que exista la tolerancia.

Con la polarización la atmósfera social que se respira está, necesariamente, envenenada, habiendo sido volados todos los puentes que podrían servir de nexo, estando las relaciones rotas y siendo las palabras expresión anticipada de la conflagración que se avecina.

Pero hay otra clase de polarización y es la que viene de Dios. Y si viene de él, ha de ser necesaria y buena.

Ya en el principio Dios estableció una polarización en el mundo físico, al separar la luz de las tinieblas, acto por el que estaba poniendo orden en un universo que acababa de comenzar a crear. Tal polarización material es manifiesta en la estructura de la materia. Cuando estudié electrónica, siendo joven, se nos enseñaba que el átomo está compuesto de tres elementos: Electrones, con carga negativa, protones, con carga positiva, y neutrones, sin carga. Así que en el átomo, está presente la polarización de la materia.

Pero además de en el mundo físico, Dios estableció también la polarización en el orden moral, al contraponer el bien y el mal, desde el principio. Allí estaba el árbol de la vida y estaba el árbol de la ciencia del bien y del mal. El primero marcando el terreno de la obediencia; el segundo el de la desobediencia. La polarización moral que reflejaban ambos árboles, también se extendería a sus resultados, que en el primer caso sería de vida y en el segundo de muerte. Pero el hombre quiso negar esa polarización de Dios, estableciendo la suya propia, con resultados catastróficos en todos los órdenes de la existencia. 

Pronto se hizo evidente que la humanidad quedaría polarizada en dos grupos antagónicos, manifestados en los dos primeros descendientes de aquel primer matrimonio que quiso trastocar la polarización moral de Dios. Ambos trajeron sus respectivas ofrendas a Dios; sin embargo, Dios miró a Abel y a su ofrenda, pero no miró a Caín y a su ofrenda. Cuando nos preguntamos la razón de tal diferencia, ya que los dos se presentaron con ofrendas, la respuesta estriba en que en Abel hubo un acercamiento a Dios diferente al de su hermano. Si la ofrenda representa al que la ofrece, entonces la de Abel representaba a un corazón que ardiente y sinceramente buscaba a Dios, entregándole lo mejor que tenía, de ahí la excelencia de su sacrificio, cualidad de la que carecía la ofrenda de Caín y Caín mismo. En la historia de estos dos hermanos se aprecia una doble polarización; en primer lugar la de ellos y sus ofrendas hacia Dios y en segundo lugar la de Dios hacia ellos. La polarización de ellos hacia Dios muestra una disparidad absoluta, que no admite acuerdo, de acercamiento a Dios; la polarización de Dios hacia ellos muestra un agrado y desagrado, que no permite componenda.

Jesús expresó fehacientemente la polarización que él provoca, al decir: ‘No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa.’ (Mateo 10:34-36). Por tanto, Jesús es autor de la polarización más trascendente que hay, incluso en el ámbito más estrecho que se pueda pensar, como es el de la familia. Su persona y su obra la producen, al ser recibida por unos y rechazada por otros.

Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Abominación son al Señor los perversos de corazón; mas los perfectos de camino le son agradables.’ (Proverbios 11:20). La polarización aquí se expresa de dos maneras, la primera por las palabras que califican a los dos grupos de personas; la segunda por las reacciones que producen en Dios. Un corazón retorcido le es abominable, mientras que uno íntegro es su contentamiento.

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