El tweet de Dios sobre la acosadora sexual

Aquel joven había sido llevado a ese país extranjero en contra de su voluntad, cuando sus hermanos, que le aborrecían, lo vendieron como esclavo a una caravana de mercaderes, quienes, a su vez, lo vendieron a un oficial del rey, que pronto se dio cuenta de la valía de aquel hombre, hasta el punto de dejar todos sus asuntos en las manos de él, dada la buena administración que estaba llevando a cabo.

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Pero además de las cualidades de su personalidad, ese joven era apuesto y bien parecido, por lo que su presencia no pasaba desapercibida. A lo interior se unía lo exterior, siendo por esto último que llamó la atención de la mujer de su amo, quien le solicitó para que se acostara con ella. La ocasión se le ofrecía en bandeja, porque al hecho de estar en tierra distante, donde nadie le conocía, se unía la picardía de lo furtivo, que parece tan prometedor. Además, ¿quién se iba a enterar? Y a su edad, ¿cuántos no habían ya experimentado con el sexo ilícito? ¿Iba a quedarse él sin morder el dulce fruto que se le ofrecía? Sería de tontos no hacerlo.

Pero este hombre, de alrededor de veinte años, rompió todos los pronósticos, al rechazar el ofrecimiento, porque aceptarlo sería traicionar a su amo y pecar contra Dios. ¿Cómo es posible que alguien que podría albergar resentimiento contra Dios, quien había permitido que sus hermanos le vendieran como esclavo, tuviera presente a Dios, como juez de todas las acciones? ¿Y cómo es posible que un varón de esa edad tuviera principios tan claros, en un ambiente sin principios? Porque su razonamiento para rechazar a la mujer fue doble, en el sentido horizontal, sobre su marido, y en el sentido vertical, sobre Dios.

Con todo, es posible que alguien tenga las cosas claras en su mente y, sin embargo, llegado el momento, ante lo abrumador de la tentación, sucumba. Porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil. Mas este joven se mantuvo íntegro, frente a esta acometida.

Pero la maldad es perseverante, porque sabe que el desgaste que produce el asedio constante es la clave para obtener resultados. Una ciudad puede resistir una embestida aislada, mas otra cosa es aguantar el asedio continuado, porque entonces las fuerzas comienzan a flaquear y el ánimo mengua, hasta el punto de llegar a la conclusión de que lo mejor es entregarse. Y una mente, un corazón, son como una ciudad.

Y así fue como la tentación volvió a la carga, porque aquella mujer no estaba dispuesta a renunciar a aquel atractivo muchacho. Día tras día lo acosaba. ¿No sería mejor rendirse? Muchos siglos después alguien famoso diría: “La mejor manera de evitar la tentación es caer en ella”, frase que es una majadería, pero cuando se está bajo ataque se puede echar mano de cualquier salida, con tal de librarse de la presión. Ésta fue la causa de que otro hombre, al que le gustaba flirtear con la tentación, terminara vencido por ella, al ser insistentemente requerido para que revelara el secreto de su fuerza. La constancia del acoso lo derrotó.

¿Acabaría este joven igual? Pero si la acosadora era perseverante, él lo era más, de modo que no había manera de doblegarlo, hasta que, finalmente, pasó de las palabras a los hechos. Las palabras eran poderosas, pero habían resultado inútiles, por lo que recurrió a los hechos, asiéndolo por la ropa para obligarlo a acostarse con ella. Era el último asalto y también una flagrante declaración que anunciaba la derrota de ella y la victoria de él, aunque todavía estaba por verse cómo reaccionaría este varón ante este envite final. La reacción fue instantánea, huyendo del lugar. Normalmente, las huidas son sinónimo de derrota, pero esta huida lo fue de victoria.

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Luego la acosadora, resentida al haber sido derrotada y puesta en evidencia, lo acusó de haber querido abusar de ella, siendo creída por todos, porque ¿cómo iba a ponerse en tela de juicio su palabra frente a la de un esclavo y encima extranjero?

Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa alma del varón.’ (Proverbios 6:26). El pasaje muestra cómo mediante algo tan poco valioso como es un trozo de pan, la paga por el acto sexual, en realidad el varón está entregando lo más valioso que tiene, que es su alma. Cazar es sinónimo de capturar, de manera que el varón que cede, queda en poder de su hostigadora. Su conciencia, su reputación y su futuro. Su alma, es decir, su vida toda.

El hombre cristiano se enfrenta hoy a todo un despliegue de acosadoras sexuales, que viven su época dorada, las cuales buscan destruirlo, no habiendo otra manera de vencer que huyendo. Esta huida, lejos de representar cobardía, es un acto de varonilidad, que nada tiene que ver con la virilidad.

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