Si el cristiano es libre para algo, es para comprometerse en su libertad con el prójimo sufriente.
Nosotros que nos llamamos seguidores del Maestro, seguidores de ese Jesús que se sintió libre para la crítica, la denuncia y la condena, nos podríamos preguntar si nosotros también le podríamos seguir en esto y sentirnos libres tanto para la denuncia de las situaciones de maldad, como para la crítica de todo aquello que oprime y reduce al hombre al no ser de la marginación, a esa nada del despojado de hacienda y dignidad. La preocupación o cuestionamiento es preguntarnos que si Jesús condenaba abiertamente todas estas situaciones que conformaban estructuras de pecado, ¿podemos condenar nosotros también, los que nos llamamos sus seguidores?
[ads_google]div-gpt-ad-1623832500134-0[/ads_google]
Quizás a Jesús, entre otras cosas, lo crucificaron por ejercer su libertad para la condena, el juicio, la denuncia de todo aquello que empobrecía, marginaba o humillaba a las personas. ¿Habría ese mismo peligro de alguna condena hoy para sus seguidores?
La pregunta sería ésta: ¿Somos un peligro hoy para los acumuladores, los hipócritas, los opresores, los que usan su poder para enriquecerse, los que ponen sobre sus mesas la escasez del pobre? ¿Nuestra voz, nuestra denuncia, los puede perjudicar hasta el punto de que vean en el cristianismo un peligro para ellos, o ejercemos una libertad tan individualista y egoísta que no somos un peligro para nadie? ¿Repercute en estos colectivos injustos la voz profética de los cristianos? Quizás es que ya no hay profetas en el mundo capaces de usar la voz de condena de Dios a través de ellos.
Yo creo que si el cristiano es libre para algo, es para comprometerse en su libertad en compromiso con el prójimo sufriente. ¿Dónde está nuestra ética cristiana? ¿Hasta dónde nos compromete?
Jesús denunció, criticó, condenó las situaciones de injusticia. Llamó necios a los ricos acumuladores, llamó a los ricos a que repartieran sus bienes si querían seguirle, condenó a los egoístas que no podían seguirle porque tenían mucho amor y apego a sus riquezas.
La pregunta ahora es compleja: ¿Nosotros también podemos no solo denunciar y criticar, sino también condenar como seguidores del Maestro? ¿Debemos, en coherencia, unirnos a Jesús en su grito de total condena a todas estas situaciones?
Es posible que muchos, en humildad, no se atrevan a decir palabras de condena tan radicales como las dijo Jesús. Recordad estas frases: “¡Ay de vosotros, ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo”, o: “¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre”, u otras muchas condenas que Jesús hizo a los acumuladores injustos que fomentaban la escasez de los pobres de la tierra.
[ads_google]div-gpt-ad-1623832402041-0[/ads_google]
Pueden parecer que estas palabras de condena nos superan, que no sea competencia nuestra entrar en la condena de nadie, que nosotros no somos Dios para llegar a condenar por nuestra cuenta al que creemos injusto, ladrón, acumulador desmedido de bienes, opresor y despojador de los débiles de la tierra, pero sin embargo sí que somos llamados a la denuncia, a la búsqueda de la justicia y a la práctica de la misericordia. Seguro que en estas líneas sí que podríamos tener mucha más voz profética, tanto las iglesias desde el punto de vista institucional, como las familias y creyentes desde sus propios ámbitos.
Quizás, y con mucho cuidado, sí que podríamos unirnos también y de alguna manera a los gritos de condena de Jesús, pero sabiendo que de Él debe partir la condena y no de nosotros mismos. Aquí debemos ser más cautos y pedir al Señor que cambie situaciones, que cambie vidas, pero reconociendo siempre que a él pertenece el juicio y la condena.
Sigamos al Maestro, no nos quedemos tan pasivos e indiferentes que nadie se de cuenta de nuestra denuncia, que no nos preocupe ser un peligro para otros, especialmente para los ladrones de este mundo, los acumuladores y para los que se montan sobre riquezas conseguidas de manera injusta y que empobrecen a nuestros prójimos, pues muchos caminan como sufrientes por un mundo que, quizás, ha caído desde hace tiempo en manos de ladrones.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o