“(Rusia) está compuesta en gran medida por el botín que ha arrancado de las naciones vecinas. Sus provincias fronterizas están llenas de poblaciones hostiles, heridas, descontentas… muchas de las cuales esperan, con paciencia y deseo, el bendito día de la emancipación y la venganza”. The Economist

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Esta cita del reconocido diario británico data de 1854, durante la Guerra de Crimea, pero es igualmente aplicable hoy.

Esa guerra tiene muchos paralelos con el conflicto actual, incluido un ejército ruso que había sido temido en toda Europa, pero que pronto quedó expuesto como débil, corrupto, mal equipado y desmoralizado.

Vale la pena preguntarse qué se puede aprender al comparar esa guerra con la situación actual.

Ted Widmar pregunta en The Guardian: “¿Puede la historia ofrecer alguna pista? A Vladimir Putin le gusta hablar de la Segunda Guerra Mundial, la mejor guerra de Rusia, pero el paralelo más cercano es probablemente la Guerra de Crimea, que se prolongó durante dos años y medio, de 1853 a 1856, antes de que los beligerantes agotados llegaran a un acuerdo de paz”.

La semana pasada se cumplieron seis meses de esta “operación especial” que los observadores occidentales estiman que ha causado ya más de 15.000 muertes rusas (igual al número de caídos en toda la campaña rusa en Afganistán, que duró diez años).

Y todavía no hay final a la vista. En realidad, muchos de los asesinados no son de etnia rusa, sino de grupos étnicos minoritarios reclutados en Siberia para minimizar las consecuencias negativas en los círculos cercanos a Moscú.

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Estas son cifras altas para los estándares actuales y, según estimaciones ucranianas, pueden ser solo la mitad de las cifras reales. Sin embargo, quedan eclipsados ​​por las 250.000 vidas perdidas por cada bando de la Guerra de Crimea (del siglo XIX) por errores tácticos y enfermedades. ¡Un total de medio millón!

Los rusos no tenían el monopolio de la locura. El poema épico de Lord Tennyson, The charge of the Light Brigade, inmortalizó una desastrosa operación militar británica. Oficiales británicos mal informados enviaron a 600 soldados de caballería armados solo con sables cargando directamente al bombardeo de cañones:

“Cañón a la derecha de ellos, cañón a la izquierda de ellos, Cañón frente a ellos…

“En las fauces de la muerte, En la boca del infierno.

“Ellos no son para razonar por qué, ellos son para obrar y morir”.

Factores religiosos

Al igual que en la guerra actual, en la que las pretensiones mesiánicas han influido en las decisiones de Putin, los factores religiosos ayudaron a desencadenar la Guerra de Crimea.

Rusia promovió los derechos de la Iglesia Ortodoxa en el Imperio Otomano, y Francia los de los católicos. Monjes rusos y franceses discutieron sobre los derechos de propiedad de la Iglesia de la Natividad en Belén.

Aunque las iglesias finalmente llegaron a un acuerdo con los otomanos, el orgullo impidió que el zar Nicolás y el emperador Napoleón III retrocedieran.

Sin esperar que Gran Bretaña y Francia tomaran las armas para defender a los otomanos, Nicolás se movió para invadir el imperio otomano, con la esperanza de ganar Constantinopla, ahora Estambul.

Resistiendo la influencia de la democracia liberal en Europa, acuñó el eslogan “Ortodoxia, autocracia, nacionalismo”, anticipándose a la propia ideología de Putin, del Russky mir.

Para los británicos en particular, la Guerra de Crimea se libró por el equilibrio de poder en Europa, más que por cuestiones relacionadas con Oriente Próximo.

Del mismo modo, el apoyo occidental a Ucrania se ha visto reforzado por el argumento de que Putin debe ser detenido en sus propias fronteras antes de que amenace aún más el orden europeo, en lugar de una preocupación por los asuntos alrededor y más allá del Mar Negro.

Palabras e imágenes

La Guerra de Crimea se libró frente a una audiencia global gracias a los avances en la fotografía.

Un vagón de vino convertido en el primer cuarto oscuro móvil en el campo de batalla permitió telegrafiar imágenes claras de la sangrienta lucha a los lectores en todas partes.

Karl Marx, informando sobre la guerra para el The New York Tribune, observó de Nicolás I que “solo un milagro puede liberarlo de las dificultades que su orgullo, superficialidad e imbecilidad han acumulado sobre él y Rusia”. Muchos dirían eso hoy del actual gobernante en el Kremlin.

Anno 2022; los medios de comunicación son un actor importante en la batalla para captar la mente de las personas a través de palabras e imágenes. Las redes sociales, los teléfonos móviles y los videos grabados con drones permiten que la verdad se filtre más allá de los esfuerzos del Kremlin por distorsionar la realidad.

Como señala Widmar, las guerras pueden tener consecuencias imprevistas. La Guerra de Crimea condujo a la abolición de la servidumbre en Rusia y una proclamación de emancipación, el 3 de marzo de 1861, el día antes que Abraham Lincoln asumiera la presidencia de los Estados Unidos.

Lincoln emitiría su propia Proclamación de Emancipación de la esclavitud al cabo de dos años. Después de Crimea, el joven zar Alejandro II también decidió vender Alaska a los Estados Unidos, como una frontera lejana e indefendible.

Otro resultado importante de la Guerra de Crimea fue el nacimiento de la profesión de la enfermería moderna, a través de los heroicos esfuerzos de Florence Nightingle y su equipo de enfermeras y médicos, que establecieron nuevos estándares de higiene y atención para prevenir la pérdida innecesaria de vidas por enfermedad

¿Quién sabe cómo podremos ver el resultado de la “operación especial” de Putin cuando finalmente se asiente el polvo?

Jeff Fountain, director del Centro Schuman de Estudios Europeos. Este artículo se publicó por primera vez en el blog del autor, Weekly Word.