Como es el fruto lo que determina la validez, se desprende que la reprensión es lo que vale y no la lisonja, por lo que el reprensor, a posteriori, recoge un valioso fruto de aprobación.
Entre las cosas más difíciles que existen en las relaciones humanas está el acto de la reprensión; pero, por contra, entre las cosas más fáciles en las relaciones humanas está el acto de la reprensión. Esto, que parece una contradicción, se hace manifiesto diariamente en la vida pública, donde la reprensión no se efectúa, porque resulta muy desagradable hacerla, pero, al mismo tiempo, se realiza porque hay un placer en llevarla a cabo. No se efectúa, cuando a quien hay que reprender es a alguien que representa mucho para nosotros; pero se efectúa, cuando a quien se reprende es a quien detestamos. En el mundo de la política es particularmente patente esta ambivalencia, pues la reprensión al adversario es el plato más suculento que puede haber, mientras que la reprensión al partidario brilla por su ausencia. Al adversario se le reprende cuando lo merece, pero también cuando no lo merece, por la sencilla razón de que es adversario; al partidario no se le reprende, no importa si lo merece, para no dar ocasión de ventaja al adversario y por la dificultad que entraña encararse con quien se estima.
Pero como el mundo de la política no es más que el reflejo de las relaciones humanas, resulta que esta torcida manera de entender y practicar la reprensión es aplicable al amplio abanico de tales relaciones. Es cómodo reprender al extraño y desconocido, pero es muy incómodo hacerlo al cercano y amigo. Debido a esa comodidad e incomodidad, hay una abundancia de reprensión, por un lado, y una escasez de la misma, por otro.
Los frenos que impiden reprender al amigo son poderosos, ya que el temor a perder su amistad es un factor de gran peso y además supone pisar un terreno que puede resultar escabroso, al tocarse cuestiones que no son precisamente las más agradables. Por eso se rehúye todo lo que tenga que ver con la reprensión, deseándose que sea otro quien la efectúe y que cargue con las enojosas consecuencias. Una reacción imprevisible, una ruptura no deseada, un enfriamiento de lo que fue calidez, son algunos de los resultados que la reprensión puede producir, de ahí que haga falta mucho valor para hacerla. Y no solamente valor, también sabiduría, porque no es difícil pasarse de la raya y decir más de lo que estrictamente hay que decir.
Por todo ello, es mejor, se piensa, quedarse en el terreno de la adulación, porque hablar solamente palabras agradables es más conveniente, tanto para el que las dice como para el que las recibe. Y así, el elogio, la alabanza, la aprobación y el cumplido, manan de la boca fluidamente y penetran dulcemente en el oído. El que rehúye la reprensión y echa mano de la lisonja, piensa que se está haciendo un favor a sí mismo y le está haciendo un favor a su amigo, porque las palabras bonitas y positivas son mejores que las palabras molestas y antipáticas. Pero cuando las palabras primorosas están fuera de lugar, son solamente palabras huecas y engañosas, que no sirven más que para enmascarar y dulcificar lo que es malo.
En el pasado hubo una serie de personajes llamados profetas, cuyo cometido era llevar un mensaje trascendental a sus contemporáneos. Hubo muchos de ellos que escogieron hablar únicamente lo seductor y atractivo, siendo muy populares, porque decían lo que la gente quería escuchar. Nada de pecado, ni de rebelión, ni de juicio, ni de condenación; nada de conversión, ni confesión, ni humillación. Un futuro de prosperidad, bienestar y abundancia era la nota dominante de su discurso, que era lo que la masa quería, porque hablaba de cosas halagüeñas. Todo positivo.
En cambio, a los profetas del desastre había que taparles la boca, quitarlos de en medio, porque con su mensaje negativo desalentaban a la gente y nada constructivo podía esperarse de ellos. ¡Qué gente tan perniciosa y dañina, siempre importunando y fastidiando, poniendo el dedo en la llaga y señalando lo que estaba mal! ¡Qué fanáticos y agoreros, empeñados en no ver más que destrucción por todos lados! Todo negativo.
Finalmente, los hechos pusieron las cosas en su sitio, porque los profetas de lo positivo lo que hicieron fue recubrir con lodo suelto la pared que ellos mismos habían edificado, de modo que cuando sucedió lo que los profetas de lo negativo habían predicho, la tempestad que estaba por llegar, el desastre fue total.
Hay un tweet de Dios que dice lo siguiente: ‘El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia que el que lisonjea con la lengua.’ (Proverbios 28:23). El contraste que presenta el texto es bien esclarecedor, porque lo que a la corta parece nocivo, resulta ser, a la larga, lo que tiene valor y lo que aparentemente parece prometedor a la corta, resulta ser, a la larga, inútil. Como es el fruto lo que determina la validez, se desprende que la reprensión es lo que vale y no la lisonja, por lo que el reprensor, a posteriori, recoge un valioso fruto de aprobación. En primer lugar, de parte de su conciencia, al haber cumplido con su deber; pero también, si el reprendido vuelve en sí, de parte de éste, cuando considere la intención y propósito de la reprensión. Aunque hay una tercera aprobación añadida, que es la principal, porque es la de Dios, quien detesta la lisonja y hace uso, cuando es preciso, de la reprensión.
La conmemoración de la Reforma, las tensiones en torno a la interpretación bíblica de la sexualidad o el crecimiento de las iglesias en Asia o África son algunos de los temas de la década que analizamos.
Estudiamos el fenómeno de la luz partiendo de varios detalles del milagro de la vista en Marcos 8:24, en el que Jesús nos ayuda a comprender nuestra necesidad de ver la realidad claramente.
Causas del triunfo de Boris Johnson y del Brexit; y sus consecuencias para la Unión Europea y la agenda globalista. Una entrevista a César Vidal.
Analizamos las noticias más relevantes de la semana.
Algunas imágenes del primer congreso protestante sobre ministerios con la infancia y la familia, celebrado en Madrid.
Algunas fotos de la entrega del Premio Jorge Borrow 2019 y de este encuentro de referencia, celebrado el sábado en la Facultad de Filología y en el Ayuntamiento de Salamanca. Fotos de MGala.
Instantáneas del fin de semana de la Alianza Evangélica Española en Murcia, donde se desarrolló el programa con el lema ‘El poder transformador de lo pequeño’.
José era alguien de una gran lealtad, la cual demostró con su actitud y acciones.
Celebración de Navidad evangélica, desde la Iglesia Evangélica Bautista Buen Pastor, en Madrid.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.
Si quieres comentar o