Familias saludables en tiempos de pandemia

El Día Internacional de las Familias se celebra el 15 de mayo de cada año para crear conciencia sobre el papel fundamental de las familias en la educación de los hijos desde la primera infancia, y las oportunidades de aprendizaje permanente que existen para los niños y las niñas y los jóvenes.

Hemos constatado que el concepto de familia se ha transformado en las últimas décadas, cambiando y adaptándose a los cambios demográficos y culturales, pero a pesar de esta realidad, la ONU promulga este día internacional porque considera que la familia es la unidad básica de la sociedad, por lo que el Día Internacional de las Familias nos da la oportunidad de reconocer, identificar y analizar cuestiones sociales, económicas y demográficas que afectan a su desarrollo y evolución.

La pandemia de Covid-19 revela la importancia de invertir en políticas sociales que protejan a las personas y familias más vulnerables. La pandemia, con sus múltiples flecos, está golpeando duramente a estas personas y familias, que con pocos recursos despliegan un sistema de protección para todos miembros, cuidando de sus hijos que no pueden asistir a la escuela, de sus mayores que están en casa, a un tiempo que continúan con sus responsabilidades laborales.

Las familias son el núcleo de las relaciones intergeneracionales y son nuestro sostén durante esta crisis. En momentos de incertidumbre económica, la pobreza se agudiza. Con la incertidumbre, la angustia aparece, el miedo al futuro, a que será de nosotros mañana; el estrés aumenta, y con demasiada frecuencia resulta en conflictos matrimoniales que redundan en una creciente violencia contra las mujeres, los niños y las niñas, y las personas dependientes, sean mayores o con algún tipo de discapacidad. 

A esto unimos que la mujer toma el espacio que le corresponde en la sociedad, aumentando el número que trabaja en los diferentes sectores económicos y sociales, mientras siguen asumiendo la mayor responsabilidad en el trabajo doméstico, siendo desproporcionada en relación con los hombres, lo que dificulta la conciliación de la vida familiar y laboral. Esto nos recuerda la necesidad, que ya es imperante, de leyes de conciliación que ayuden a promover la igualdad de género en la familia. 

Creo que es este tiempo, en el que el mundo trata de enfrentar la crisis del coronavirus, en el que se nos presenta la oportunidad de reflexionar como funciona nuestro sistema económico y social, y la propuesta de futuro debe incluir a la familia como una realidad objetiva en sí, no sólo en individuo como tal. Muchos de los objetivos de desarrollo sostenible, como el fin de la pobreza, el hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de desigualdades, ciudades y comunidades sostenibles, producción y consumo responsables, acción por el clima, paz, justicia e instituciones sólidas, entre otros, no se lograrán sin que se desarrollen en el seno de las familias. 

Esta es la introducción al documento publicado por el grupo de trabajo de familia de la Alianza Evangélica Española. Puedes acceder al documento completo aquí.