Por regla general, los espasmos europeos suelen durar bien poco. Lo que duren las declaraciones del momento y la repercusión en la opinión pública del problema que se trate.
Ante un resultado inesperado, el abanico de reacciones fue bastante amplio. Desde el “escándalo” del ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, al “islamofobia” de muchos expertos. Desde quienes se sienten inmunes como el ministro de migración sueco, Tobias Billström, o la ministra de Interior austriaca, Maria Felker, a la más cautelosa de los alemanes. Tal vez porque fueron los cantones “alemanes” quienes mas apoyaron la medida sometida a referéndum. El ministro español, Pérez Rubalcaba, declaraba que “la iniciativa es muy suiza”, puesto que a diferencia del resto de naciones europeas con democracia representativa, Suiza cuenta con democracia directa. Pero esto, en lugar de reproche debería ser un elogio. La tasa de participación de la consulta se situó alrededor del 55% que ya quisieran para sí algunas leyes importantes en nuestro país.
Así que la primera reflexión es que los políticos europeos se bajen de su nube de cristal y asuman las decisiones del pueblo, que no tienen por que tener razón pero que es la voz de un pueblo que se expresa como se siente. Los políticos deben asumir que no son una clase sacerdotal que interpreta la voluntad popular. Les corresponde estar mas cerca del pueblo para saber qué es lo que siente y cómo se siente. Mas alcaldesas que, inaugurando calles convertidas en ejes comerciales, no tienen reparo en mancharse con los restos de un bocadillo de chocolate para recibir el beso de una niña que le dijo ¡Viva la Alcaldesa!(1) Menos políticos bañados en olor de multitudes en mítines hechos a la carta. Mas políticos cercanos a los ciudadanos en el día a día, que, como en el caso suizo, no se dedican a la política a pleno tiempo.
Así pues, como afirmó un responsable del partido de la canciller alemana Angela Merkel, la victoria de quienes rechazan los minaretes "debe ser tomada en serio".
La religión, un valor menospreciado. Quizás esta sea la mayor paradoja de este asunto. La religión hoy tiene una importancia mínima. Sus temas ni ocupan ni preocupan. Se ha asumido por parte de todos que estamos en una sociedad poscristiana donde la religión ha quedado circunscrita al ámbito privado. Pero cuando estábamos tan tranquilos en esta situación, irrumpe el Islam en Europa y plantea retos que se creen solucionados. En este tema se vive de las rentas. De lo que ya había en la despensa. De cómo el Estado y la religión cristiana habían resuelto sus controversias. O sea, de la tradición, creyendo que la fórmula válida para el Cristianismo, también lo es para el Islam. Los países protestantes del norte de Europa hace tiempo perdieron el vigor de la fe, así que ¿de dónde sacarán fuerzas para afrontar el reto? El caso suizo puede ser muy paradigmático. Tal vez los cantones franceses son menos permeables por esa tradición de refugio. Especialmente el caso de los hugonotes –protestantes franceses- que huíande la persecución.
En el caso español, no puedo entrar en detalles, los protestantes podríamos ayudar mucho a nuestra sociedad en el tema de religiones minoritarias. No en vano se nos aplicaba aquello de que la verdad tiene todos los derechos y el error, ninguno. ¿Seguirá Europa menospreciando la religión?
La libertad religiosa, una cenicienta. De la importancia que se conceda a la religión será termómetro la seriedad con que se considere la libertad religiosa. Si a la hora de establecer políticas interiores e internacionales solo valen criterios económicos, difícilmente nadie podrá creer que la libertad religiosa se toma en serio, como uno de los puntales de los estados democráticos y de la convivencia pacífica de Europa. Como nota de esperanza, recibimos en 2009 la sentencia del Tribunal Constitucional Alemán sobre la no constitucionalidad de abrir todos los domingos del mes de Adviento –Diciembre- en Berlín. Sentencia a instancia de la Iglesia Evangélica y de la Iglesia Católica. El Homo Sapiens apuesta por el Homo Religiosus en detrimento del Homo Consumitor.
Los europeos se sentirán mas tranquilos cuando los representantes islámicos en Europa condenen también la falta de libertad religiosa de su país de origen, y no solamente cuando los perjudicados son ellos en el país que les acoge.
Se sentirán verdaderamente protegidos por las autoridades cuando estas sean capaces de, ante la falta de libertad religiosa, plantarse con firmeza, que no excluye el dialogo, todo lo contrario, la firmeza sin diálogo es sólo uso de la fuerza. Denunciando, presionando e invitando a abrir esa puerta que la libertad de mercado ni la economía global abrirán por si solas. En definitiva que se haga realidad el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos:
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Subrayo lo de libertad de cambiar de religión. Sin ella no hay verdadera libertad religiosa. Hagamos un ejercicio de sinceridad. Cuando, en el año que ya es pasado, cuatro mujeres españolas y una alemana fueron expulsadas de nuestro vecino Marruecos, el arzobispo católico de Rabat, Vincent Landel, y el presidente de la Iglesia Evangélica en aquel país, J.L. Blanc, afirmaron en un comunicado sentirse
ajenos a la actividad de aquellas personas que no era otra que el
proselitismo que impide el dialogo entre religiones. Proselitismo, otra palabra maldita. Pero tal concepto de dialogo se asemeja mas al chiste del paciente que conmina al dentista a no hacerse daño mutuamente, que al desarrollo del artículo 18 antes citado. Que por supuesto no es el mismo que el de la Declaración Islámica Universal de los Derechos Humanos (Conferencia Internacional Islámica, 1981):
XIII. DERECHO A LA LIBERTAD RELIGIOSA. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de culto conforme a sus convicciones religiosas.(2)
Conclusión. Así pues, la victoria de quienes rechazan los minaretes debemos tomarla en serio. Los políticos deben estar mas cerca del pueblo para saber sus sentimientos. La sociedad europea no debe menospreciar el tema religioso, por su importancia en sí y porque otras sociedades no lo hacen. El derecho de cambiar de religión es uno de los derechos mas fundamentales del ser humano, sin el cual no es posible construir una convivencia pacífica. Si no lo hacemos partidos nada democráticos tomarán ventaja. Todos sabemos el resultado de esos experimentos.
¿Cómo un país tan ejemplar como Suiza ha llegado a tomar esa decisión? ¿Consecuencia del poscristianismo? ¿Rechazo a la indiferencia gubernamental al concepto de la libertad religiosa sin derecho a cambiar de religión? ¿Conocimiento de la diferencia entre el Islam en occidente y en los países mulsumanes? ¿Miedos irracionales infundados? Demasiadas y complejas preguntas para que se las lleve el río de la tirana actualidad quedando en el olvido de una año que ya pasó. Nos jugamos mucho en ello.
1) Hecho real acontecido en la ciudad de Gijón.
2) <http://www.amnistiacatalunya.org/edu/docs/e-mes-islam>
Autor: José Luis Fdez. “Tirriu”
Pte. Asociación Cultural José María Pla
Gijón
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