Nosotros los redimidos, los católicos en el sentido protestante del término, estamos edificados sobre la Piedra angular que es el Cristo, el Mesías resucitado.
Estamos ante el aplauso de un papa sin historia del papado. Eso es lo buscado. Si se tiene delante la historia del papado, ¿se vitorea o se aborrece?
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La fantasía como modelo de historia, eso es el papado. Y este papa es la transparencia evidente de tal falsificación, al menos, para los ojos de los que aplauden.
¿Se creerá que es el vicario de Cristo? ¿Qué verdad se puede proclamar desde la mentira de su silla? ¿O acaso su silla no es falsa? ¿Qué tiene que ver nuestro buen Pedro con todo esto?
Un suponer que Cristo edifica su Iglesia sobre Pedro (antes sobre Abraham, esas cosas son así), ¿qué tiene que ver eso con Roma? Que nuestro Pablo estuvo allí, seguro. De Pedro ni un solo dato. (Cualquier historiador serio lo sabe.) ¿Qué historia falsificada no habrá que elaborar, para que quien no estuvo nunca esté veinticinco años y su tumba sea la piedra angular del papado?
Nosotros los redimidos, los católicos en el sentido protestante del término, estamos edificados sobre la Piedra angular que es el Cristo, el Mesías resucitado, y cada uno es piedra viva de ese edificio (también nuestros chiquillos, que nadie los quite).
El papado está edificado, que lo dice como dogma, sobre la tumba de Pedro. Una tumba vacía porque no tiene nada de Pedro. Edificados en el vacío, se ven obligados desde su inicio, allá por el siglo VIII en sentido pleno, a llenar ese hueco con sus mentiras y fantasías, hasta hoy.
El papado se parecería bastante a una imagen llevada en volandas por costaleros. (En época no tan lejana, así llevaban al papa.) La ves, y puedes imaginar lo que quieras. De Sevilla han llevado una al Vaticano, o más, no sé, también de otros sitios. Buena imagen, para el que quiera ver, o mejor, pueda ver. Ese es su discurso moral. No ocultan su vergüenza.
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Pero les llega el fin. Ya suena la caída. La barruntó el papa Ratzinger, buen teólogo de su teología, y se quitó de en medio. Había leído a Ticonio, como el que también se quitó de en medio, Celestino V, sobre cuya tumba depositó su palio.
Cuando caiga llorarán las naciones y los mercaderes. Ya se dijo por quien dice lo que fue es y será. De momento aplauden.
Un papado sin historia es como un Judas sin monedas, te puede caer bien. Luego te caes por darle la mano. El problema gordo es que el mundo llamado evangélico también prefiere un presente sin historia. En todo caso, un poco falsificada si hace falta.
A mí me acusan de incordiar por presentar, por poner un caso, a los puritanos en sus circunstancias, de archivo, pero parece que mejor los jóvenes se centren solo en la bondad de los puritanos. Seguro que piensan que esos jóvenes no leerán por ellos mismos.
¿Qué ley moral o de cualquier clase, estaré transgrediendo al llevar a los chavales a la colina de Dunbar para que vean cómo pelean dos ejércitos “de puritanos”? (O luego, un poco más adelante, cuando le dan la gran paliza final al ejército “covenanter”, y el propio rey Carlos II tiene que meterse en un tronco antes de escapar para Inglaterra.) Y los que me dicen que no diga, ¿qué ley moral están cumpliendo? Quizás esa que dice no dirás falso testimonio.
¿A quién le interesa hoy la falsa donación de Constantino? Existe una anécdota del papa anterior cuando le preguntaron en su época de cardenal que qué pensaba sobre las indulgencias que movieron a Lutero. Un papado sin historia: “qué me dices, yo no estaba allí”. Solo vale la actualidad; pero es que el papado no puede existir sin su ventilador respiratorio incorporado de sus pretensiones históricas, si le quitas su ventilador/tradición se muere.
Por poner otro caso, se puede hablar de la presencia del papado en la conquista de América. Y habrá quien diga lo que mejor le parezca. Incluso algunos pondrán de ejemplo ese episodio, por llamarlo de manera aséptica, aunque seguro que los que lo sufrieron lo llamarían con otros matices más terribles.
Pero se pasa casi sin mirar la razón de todo: el papa dio su voluntad legal para conquistar esas tierras. ¡Tenía su escritura de propiedad, de tierras y gentes, por la donación de Constantino! (Lo mismo había hecho antes con su “derecho de conquista” por medio de cruzada sagrada en nuestra tierra contra los moros, por la misma donación. Eran sus tierras, y tenía el derecho de recuperarlas.)
El problema de la respiración asistida, si quitas eso, que es una falsificación a lo bruto, quitas el mundo posterior, por mucho que se quiera pintar de rosa. No se trata de si hicieron los conquistadores esto o lo otro, se trata de con qué legalidad pretendida lo hicieron. La legalidad consistía en un documento falsificado de mala manera. Una gran mentira. (Esgrimido, además, por un papa ejemplo de corrupción.)
Todo papa que “no quiera estar allí”, pretenderá un papado sin historia. Eso dura un poco, pero la asfixia viene. El papado solo puede sostenerse por la mentira de su tradición. Mal futuro.
Los evangélicos, y eso es muy común hoy, que desconocen la doctrina detrás del papado, pueden hablar de las bondades de un papa. Pero tampoco ellos conocerán mucho de sí mismos sin su historia.
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