María, ¿sabías qué?

Esta mañana a primera hora llamaron al portal de nuestra casa y preguntaron por mi nombre, me dijeron que tenían algo para mí; con toda naturalidad abrí, son cosas a las que estamos acostumbrados en estas fechas. No sabía de qué se trataba, pero recogí y firmé, ni me pidieron el DNI. Cuando fui a mirar qué era aquello, me encontré con una tarjeta que decía, Carmen Saco, viuda del Dr Garrido; en aquel momento mi corazón se encogió como nadie sabe. Llegó algo que mandaba alguien muy querido cada año, y por un error, llegó este año nuevamente, aún cuando la persona responsable sabía que mi mamá está con el Señor desde hace meses.

Inmediatamente llamé a un lugar para aclarar lo sucedido y… me pidieron perdón, pero que ¡por favor! me lo quedara, que ya corregían el error.

No pude evitar romper en llanto dentro de lo más profundo de mi corazón. Ponía la palabra “viuda” y en ello estaban implícitos mis padres, era demasiado doloroso para mí en estos momentos, mi primera Navidad sin ninguno de los dos me está costando.

Hace días que vengo pensando en la figura de María, la madre de Jesús, una chiquilla de unos 15 años pura, bendita, escogida y fiel hasta el final. Creo que por parte de algunos vista con unos cuantos errores que no puedo admitir; pero cuando voy a las Escrituras y repaso desde las profecías escritas en el Antiguo Testamento, hasta el texto bíblico del Nuevo Testamento, hoy me conmueven de forma muy especial.

Cuando el ángel Gabriel se le revela a María, todo lo que le dice era precioso, pero a la vez tremendo, estaba comprometida con José y todo aquello… sus palabras simplemente fueron:

“Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí.”

Dice exactamente la Escritura:

“Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, una aldea de Galilea, a una virgen llamada María. Ella estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descendiente del rey David. Gabriel se le apareció y dijo: «¡Saludos,mujer favorecida! ¡El Señor está contigo!».

Confusa y perturbada, María trató de pensar lo que el ángel quería decir.

No tengas miedo, María —le dijo el ángel— ¡porque has hallado el favor de Dios! Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será muy grande y lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David. Y reinará sobre Israel para siempre; ¡su reino no tendrá fin.

¿Pero cómo podrá suceder esto? —le preguntó María al ángel— Soy virgen.

El ángel le contestó:

El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo y será llamado Hijo de Dios……….

María respondió:

Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí.

Y el ángel la dejó.

Lucas 1 (entresacado)

Todos conocemos bien la historia, el ángel revelándole a José en sueños y su aceptación, el nacimiento en el establo….. todo difícil a la vez que precioso; pero siempre me impresionaron las palabras de María dichas en más de una ocasión, la primera la encontramos en Lucas 2: ¡Pero María guardaba todas estas cosas en el corazón!

Ella sabía bien quien era su hijo; él también, y lo dejó demostrado a los 12 años. Creció como “el hijo del carpintero” y luego su precioso ministerio público, marcado por la compasión, compasión hasta el extremo…. Morir en una cruz por cada uno de nosotros.

No es mi intención escribir sobre algo profundo y teológico bien conocido por todos, hoy quiero centrarme simplemente en un par de ideas sobre una preciosa y bendita mujer… María, Mary, מריה (Myriam)….

Jesús la amaba, pero siempre quiso dejar claro que:

“Jesús preguntó: «¿Quién es mi madre? ¿Quiénes son mis hermanos?». Luego señaló a sus discípulos y dijo: «Miren, estos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo es mi hermano y mi hermana y mi madre». (Mateo 12:48-50)

Pero María callaba y seguía guardando todas aquellas cosas en su corazón. Cuando Jesús entrega su vida en la cruz del Calvario, mira hacia su madre con amor y tiene palabras para ella, y esa bendita mujer siente como si una espada traspasase su alma.

Hoy el mundo celebra el nacimiento del Salvador recordando todo lo que le rodeó, Aquel que dejó toda su gloria para encarnarse y ser como uno de nosotros, pero sin pecado; su vida, sus milagros, su lucha contra sus oponentes; su entrega hasta el final es lo más importante de todo.

Por algo vivido, quise recordar a María, y aprender de ella muchas cosas: su humildad, su confianza plena en Dios, su obediencia, su aceptación… me encantará poder verla en el cielo y poder darle un gran abrazo, por su ejemplo para mi vida.

Termino tal y como comencé… Maria, ¿sabías que? Y cada palabra de la preciosa canción que os dejé al principio. Estoy segura que pensaba y guardaba, pero no sabía muchas cosas; aún así aceptó y yo, acordándome de lo vivido y de la ausencia de mi madre, quiero decir también: “Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca de mí.”

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[title]Por un año más[/title]

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