El nacimiento de Menno fue en 1496, en Holanda. Sus padres lo ingresaron, a los nueve años, en el monasterio franciscano de Bolsward.
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La semana pasada fue publicada la primera parte de la serie cuyo título encabeza el presente artículo. Hoy ofrezco una versión revisada y ampliada, que es parte integrante de un escrito mayor, el cual espero sea publicado en las subsiguientes semanas. He preferido esta opción porque al revisar el documento en su totalidad me parece que era necesario, para ganar en claridad e información proporcionada, rehacer la primera parte antes dada a conocer. Gracias por la comprensión.
De la lectura bíblica Menno Simons llegó a conclusiones políticas. El ex sacerdote neerlandés (1496-1561) vivió en un mundo en el cual dominaba la simbiosis Iglesia territorial/Estado. Por lo tanto, el principio de iglesias de creyentes con el que se identificó Menno necesariamente confrontó no solamente el establishment religioso del régimen de cristiandad (tanto en su expresión católica como protestante), sino también, dada la simbiosis mencionada, al orden político que negaba cualquier otra creencia religiosa que no fuese la oficial.
El nacimiento de Menno fue en 1496, en una población pequeña llamada Witmarsum, Friesland, Holanda. Sus padres decidieron consagrar a Menno al servicio de la Iglesia católica y lo ingresaron, a los nueve años, en el cercano monasterio franciscano de Bolsward [1]. Cuando cumplió veinte años hizo votos de novicio, y ocho años más tarde recibió la ordenación sacerdotal. La primera parroquia en la que sirvió fue una situada en Pingjum, no muy lejos de donde nació. Como párroco, recordaría años más tarde, en compañía de otros eclesiásticos se la pasaba “jugando, tomando y practicando otros pasatiempos en total vanidad”. [2]
Junto con dudas sobre la transubstanciación (¿eran realmente transformados el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo mediante la declaración del sacerdote’), Menno Simons comenzó a leer la Biblia en 1524, sobre todo el Nuevo Testamento, “y en eso no llegué lejos, antes de ver que habíamos sido engañados y mi anteriormente mencionada conciencia afligida fue liberada de esta aflicción, sin toda instrucción humana”. [3]
Menno, todavía como sacerdote católico, predicaba conforme a lo que iba comprendiendo de sus lecturas bíblicas. También leyó algunas obras de Martín Lutero y conoció grupos que habían roto con el catolicismo romano. Lo que aceleró el cambio en las concepciones de Menno sobre lo que significaba seguir a Cristo, fue conocer acerca de la decapitación del sastre Sicke Snyder, el 20 de marzo de 1531 en Leeuwarden, por haberse rebautizado de adulto. Para él, “sonó extraño a sus oídos que se hablara de un segundo bautismo”. [4]
El caso Snyder hizo que revisara “la Escritura con diligencia, y reflexioné seriamente en ella, pero no pude encontrar ningún relato de bautismo infantil. En vista de que me había enterado de esto, conversé con mi pastor [católico] sobre estas cosas. Después de muchas palabras conseguí que reconociera que el bautismo infantil no tenía ningún fundamento en la Escritura” [5]. Entonces Simons conoció la existencia de un grupo que no practicaba el bautismo de infantes, sino de creyentes conscientes de la decisión que tomaban al dar testimonio público de seguir a Jesús junto con otros y otras en una comunidad de fe.
Como antes la transubstanciación, el tema de quiénes debían ser bautizados provocó que Menno buscará respuesta en el estudio bíblico, y además en obras de reformadores como Martín Lutero, Enrique Bullinger y Martín Bucero. Tras haber leído a estos teólogos, Simons escribió: “descubrí en todas partes que los autores divergieron tanto acerca del fundamento, y que cada uno seguía su propio razonamiento, me quedó claro que fuimos engañados en cuanto al bautismo infantil” [6]. Para comunicar las convicciones a que llegó acerca del bautismo de creyentes y no de infantes, Menno escribiría en 1539 un tratado sobre el tema [7].
En 1532 Menno Simons es enviado a Witmarsum, su aldea natal, para encargarse de una parroquia. Entró en contacto con anabautistas, pero no se hizo uno de ellos aunque ya tenía creencias similares. Más bien, escribió, “me atrajeron la codicia y avidez de hacerme un gran nombre. Ahí hable muchas cosas de la Palabra del Señor sin el Espíritu y sin amor, igual que otros hipócritas. Y de esta manera hice discípulos que me parecían jactanciosos, vanos, charlatanes imprudentes, quienes lamentablemente no tomaban estas cosas en serio, igual que yo” [8].
Los acontecimientos insurreccionales de 1534-1535 en Münster, donde dos autoproclamados profetas (Jan Van Leiden y Jan Matthijs) encabezaron mediante violencia el establecimiento de la Nueva Jerusalén y anunciaron el advenimiento del Apocalipsis, sacudieron la conciencia de Menno Simons dado el trágico desenlace en el que terminó el experimento: la represión sangrienta por parte de las autoridades católicas, así como la posterior desbandada de quienes Simons consideraba habían sido cautivados por las visiones milenaristas de líderes que se creyeron ungidos para instaurar el Reino de Dios por asalto y a través de la violencia [9].
La debacle de Münster tocó muy de cerca a Menno, cuando en marzo de 1535 un grupo que sostenía posiciones semejantes a los insurrectos de aquél lugar fue mortalmente reprimido en el Antiguo Monasterio cercano a Bolsward. El hermano menor de Simons, de nombre Peter, figuró entre los que perdieron la vida [10].
La decisión de abandonar a la Iglesia católica y renunciar al sacerdocio fue tomada por Menno Simons en 1536. Entonces se unió al grupo encabezado por Obbe Philips y fue bautizado por él. Al poco tiempo comenzó su ministerio pastoral itinerante entre las células anabautistas dispersas en los países bajos y el norte de Alemania. Contrajo matrimonio con Gertrude, con quien procrearía dos hijas y un hijo [11].
1. Harold S. Bender, “A Brief Biography of Menno Simons”, en J. C. Wenger (editor), The Complete Writings of Menno Simons, quinta reimpresión, Scottdale, Herald Press, 1986, p. 4.
2. Helmut Siemens, Menno Simons: su concepto de la Biblia, una evaluación, Asunción, Centro de Estudios de Teología Anabautista y de Paz, 2012, p. 18.
3. Ibid., pp. 19-20.
4. Harold S. Bender, op. cit., p. 7.
5. Menno Simons, Un fundamento de fe, Asunción, Centro de Estudios de Teología Anabautista y de Paz, Asunción, 2013, p. 14. La primera versión es de 1540, la segunda de 1558, de la cual procede la traducción al castellano que cito.
6. Ibid., p. 15.
7. “Christian Baptism”, en The Complete Writings of Menno Simons, pp. 227-287.
8. Menno Simons, Un fundamento de fe, p. 15.
9. Sobre el caso ver Ralf Klötzer, “The Melchiorites and Münster”, en John D. Roth y James M, Stayer (editores), A Companion to Anabaptism and Spiritualism, 1521-1700, Leiden-Boston, Brill Academic Publishers, 2007, pp. 217-256.
10. John Howard Yoder, Textos escogidos de la Reforma Radical, Buenos Aires, Editorial La Aurora, 1976, p. 399; y Abraham Friesen, Menno Simons; Dutch Reformer Between Luther, Erasmus and the Holy Spirit, s/l, Xlibris, 2015, p. XIV.
11. C. Arnold Snyder, Anabaptist History and Theology: An Introduction, tercera impresión, Kitchener, Pandora Press, 2002, 152.
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