Abigail

“La mayoría de las personas son como alfileres: sus cabezas no son lo más importante”. Jonathan Swift

“Hay alguien tan inteligente que aprende de la experiencia de los demás”. Voltaire

“La inteligencia es como un río: cuanto más profunda, menos ruidosa”. Anónimo

Me parecen ultra buenas estas frases acerca de la inteligencia, y creo que cada una de ellas la podíamos llevar de algún modo a la mujer de la que quiero comentar en estos momentos, Abigail.

Esta preciosa e inteligente mujer no utilizaba su belleza al modo de otras, al modo “alfiler”; era muy bella, pero la inteligencia que llevaba en aquella cabeza la libró de estupidez y presunción vacías. El duro convivir con el insensato, necio, presuntuoso e increíblemente insoportable marido de este encanto de mujer, le enseñaron a no querer jamás parecerse a él en lo más mínimo; mas bien todo lo contrario. Y fue igual que un río, profunda e inteligente; pero muy poco ruidosa.

Al leer 1ª Samuel capítulo 25 nos encontramos con una mujer tremendamente interesante: Abigail, una mujer creo que puedo decir bien distinta a otras encontradas en la Biblia, en ella se conjugaban muchas cualidades, especialmente dos tal como hemos dicho antes, y las supo conjugar tan bien, que logró cambiar una maldición por la más hermosa de las bendiciones; así como el amor y hasta el matrimonio con David. 

El nombre de Abigail (heb. אֲבִיגַיִל) se deriva de dos palabras hebreas: “padre” y “felicidad”, y significa “la felicidad de mi padre.” Puede que ella haya sido la causa de felicidad en la casa de su padre, pero su matrimonio fue de lo más infeliz.

El nombre de Nabal (heb. נָבָל) significa “tonto” o “descriteriado”; es decir, sin el menor juicio y sentido común; me parece un nombre más que apto para este tipo de carácter, el cual tipifica tal comportamiento. 

Entiendo que conocéis bien toda la historia de Nabal y su relación con David, pero vamos a darle un repaso en pocas palabras.

Nabal no se dio cuenta de que David y sus hombres habían estado protegiendo a sus pastores, David le envió diez mensajeros, y ellos le contaron a Nabal como ellos habían protegido a sus pastores, pero él rehusó proveerles el alimento que los mensajeros solicitaban;  incluso les gritó con esa gran violencia tan típica en él (1 Samuel 25:14). Nabal había insultado profundamente a David, y David responde preparándose para una tremenda masacre (1 Samuel 25:13, 22).

Abigail era la encargada de una gran casa, la casa de su marido rico, y tenía muchos siervos quienes confiaban en ella y la seguían. Uno de ellos le cuenta cómo Nabal ha insultado a David y le informa del peligro que ahora enfrentan; los siervos de Abigail, hombres y mujeres, la quieren, respetan y confían en ella; por tanto le ayudan rápidamente con el plan que concibió su cabecita, un plan decisivo para aplacar la ira de David.

Abigail no solo era todo lo que hemos comentado, sino que la corona algo que me parece imprescindible, la valentía. Hubiera sido toda una hazaña muy difícil y casi diría poco inteligente y absurda enfrentar a David y cuatrocientos de sus hombres que habían sido insultados y estaban decididos a vengarse con sus espadas en mano; pero Abigail se acercó a David y, con suma diplomacia, le ofreció una “ofrenda de paz”. Ella proveyó abundancia de alimentos para David y sus hombres. Esta increíble acción salvó a su casa del desastre y retuvo a David y a sus hombres de provocar un derramamiento de sangre grande e innecesario.

Considerando que sus acciones podrían haber sido encontradas inapropiadas por su “encantador” marido y sabiendo a ciencia cierta que tendría que enfrentar  su mal temperamento, esta inteligente mujer le contó todo a Nabal al día siguiente, todo lo que ella había hecho y por muy difícil que nos cueste creerlo, Dios la libró de la ira de Nabal, a quien le ocurre algo así como un ataque cardíaco y muere diez días después.

Nabal no sabía quién era David, pero Abigail sí. Ella sabía que era un fugitivo que huía del rey Saúl, pero habló de un modo elocuente y proféticamente acerca de su futuro reinado, como rey de Israel. Su discurso es uno de los discursos más largos pronunciados por mujeres relatados en el Antiguo Testamento. Después de la muerte de Nabal, David parece no perder tiempo en pedirle a ella que sea su esposa, no estoy demasiado segura si estaba bien enamorado de ella, si simplemente la admiraba profundamente, o si se entremezclaban razones políticas…. pero el caso es que Abigail llega a ser la tercera esposa de David, y da a luz a Quileab, el segundo hijo de éste.

La mire por donde la mire, me encanta esta mujer cargada de cosas buenas y, aunque pueda pareceros algo raro, me lleva a la mujer de Proverbios 31.

La mujer de Proverbios tiene mucho en común con Abigail, todo menos cualquier parecido en el caso de los esposos. De Nabal ya hemos hablado bastante; el otro esposo que he citado es respetuoso, ama a su mujer, su corazón está confiado en ella y la alaba profundamente. ¡Nada qué ver!

Cuando repaso todo el modo de actuar de Abigail veo humildad, sinceridad, una inteligencia sublime, astucia en el buen sentido… pero en ningún modo se sometió a la estupidez del insensato de su señor marido; y conjugar todo esto no le debió ser nada fácil. De ahí la admiración que le profeso.

En demasiadas ocasiones se entiende muy mal la sumisión en el sentido bíblico, esta no es una obediencia ciega a lo que sea…. Es lealtad, humildad, consideración y muchísimas otras cosas buenas; y en demasiadas ocasiones encuentro errores en la interpretación de la palabra sumisión en relación al matrimonio… y en muchos otros sentidos.

Cuando voy al Señor Jesús me encuentro con el mismo Dios hecho hombre, despojándose a si mismo, sujetándose a sí mismo, humilde, llegando a morir en la Cruz del Calvario para ganar nuestra salvación; compasivo hasta la saciedad, amoroso más que nadie, pero no se sujetó ni el más mínimo ápice a fariseos legalistas, astutos y mentirosos. ¡Bendito Señor mío, nadie cómo tú!

¡Gracias increíble Abigail; porque cada vez que me acerco a ti, saco lecturas nuevas de tu persona y vida! ¡¡Muchas gracias, me gustaría parecerme un poquito a ti!!

“Fuerza y honor son su vestidura;

Y se ríe de lo por venir.

Abre su boca con sabiduría,

Y la ley de clemencia está en su lengua.

Considera los caminos de su casa,

Y no come el pan de balde.

Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada;

Y su marido también la alaba:

Muchas mujeres hicieron el bien;

Mas tú sobrepasas a todas.

Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;

La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.

Dadle del fruto de sus manos,

Y alábenla en las puertas sus hechos.”

Proverbios 31:25-31