La ‘Temporada de la Creación’ es la última iniciativa ecuménica patrocinada por los principales organismos ecuménicos tales como, entre otros, la Iglesia Católico Romana y el Consejo Mundial de Iglesias (WCC, por sus siglas en inglés). Esta iniciativa abarca un período de un mes (del 1 de septiembre al 4 de octubre, día de San Francisco en el calendario litúrgico), se centra en cuestiones del cuidado de la creación e incluye diversas actividades. La Guía de Celebración está llena de sugerencias para oraciones y acciones comunes. El objetivo es unir a todos los cristianos en la oración, fortaleciendo su compromiso a favor del medio ambiente. El tono está especialmente en deuda con Laudato si' (Alabado seas), la encíclica del Papa Francisco de 2015 sobre “el cuidado de nuestro hogar común”. En ese documento, el Papa Francisco delineó su inquietud por el deterioro de la salud del planeta Tierra y pidió a la humanidad que tomara medidas para detener el proceso de degeneración. Se consideró que el remedio a la trayectoria de descenso era la adopción de una “ecología integral”, es decir, la mezcla de las preocupaciones verdes y misiológicas en el contexto de la doctrina social católico romana. ‘Ecología integral¡ se ha convertido en el término de moda en el lenguaje ecuménico actual y ‘Temporada de la Creación’ es una respuesta directa a lo que Laudato Si' pidió.

Lo que es particularmente interesante es que ‘La temporada de la creación’ incluye entre sus patrocinadores una representación significativa del movimiento evangélico mundial, como la Alianza Evangélica Mundial (WEA, por sus siglas en inglés) y el Movimiento de Lausana a través de la Red de Atención a la Creación de Lausana/WEA. Si bien las redes evangélicas han cultivado relaciones informales con otros organismos y han participado en una serie de diálogos durante mucho tiempo, no deja de ser significativo que se sumen plenamente a esta iniciativa en la que, como se afirma en la presentación oficial, “las hermanas y los hermanos de la familia ecuménica se unen en la oración y la acción comunitaria por nuestro hogar común”.

“En el cuidado de la creación, se debe ejercitar el discernimiento”

La participación de las redes evangélicas mundiales en la vanguardia de la ‘Temporada de la Creación’ no pasó desapercibida en el mundo evangélico. Vale la pena considerar una declaración de la Alianza Evangélica Italiana (1 de septiembre de 2020) porque resalta de manera útil por algunos puntos críticos que deben ser tratados. Aquí está la traducción al español del texto:

Habiendo leído el programa de la iniciativa ‘La temporada de la creación’, el Consejo Ejecutivo Federal de la Alianza Evangélica Italiana anima a toda la iglesia a orar, meditar y ejercer un discernimiento espiritual en estos asuntos, basado en la Palabra de Dios revelada. La Alianza Evangélica Italiana:

- apoya toda iniciativa evangélica destinada a comprender el plan de Dios para su creación, a la confesión de nuestro pecado y a nuestras responsabilidades en el abuso del mismo, al desarrollo de iniciativas educativas, sociales, políticas y empresariales en nuestra relación con la creación según las exigencias del Evangelio, en vista de la esperanza en Cristo que dijo: “¡Haré nuevas todas las cosas!”

- agradece los documentos evangélicos ya firmemente establecidos como parte del pensamiento evangélico contemporáneo sobre el tema de la creación y el cuidado de la misma, como: la Declaración sobre el cuidado de la creación (2008) relacionada con la WEA y el Llamamiento a la acción de Jamaica (2012) relacionado con Lausana.

- apoya las iniciativas conjuntas para un propósito común y compartido (por parte de los organismos religiosos y/o seculares) dirigidas al cuidado y desarrollo de la creación, incluso cuando la fe y la visión del mundo de los sujetos y participantes implicados son diferentes.

- se distancia de la iniciativa ecuménica ‘La temporada de la Creación’ apoyada por la Red de Atención a la Creación de Lausana/WEA y no se considera representada ya que cree que no es posible ni bíblico unirse en la oración a Dios con hombres y mujeres que representan instituciones y organismos religiosos que profesan un evangelio defectuoso que es diferente del evangelio proclamado por la fe evangélica.

- anima a los organismos evangélicos implicados a discernir para no caer gradualmente en un proyecto ecuménico que va mucho más allá del cuidado de la creación y les invita a no confundir la atención adecuada a la misma con una iniciativa ecuménica.

La evolución del desafío ecuménico

Estos comentarios de la Alianza Evangélica Italiana contienen varios puntos que es necesario meditar. Reafirman el compromiso evangélico con el cuidado de la creación como parte del llamado evangélico a vivir fiel y responsablemente en el mundo de Dios. También muestran el conocimiento de importantes documentos evangélicos anteriores a la encíclica del Papa Francisco y proporcionan una plataforma sólida para que los evangélicos promuevan el cuidado de la creación sin innecesariamente “tomar prestado el capital” de los documentos papales. Los evangélicos tienen un conjunto de recursos útiles que están enmarcados en la Biblia y orientados a la práctica. Los comentarios de la Alianza Evangélica Italiana también dan testimonio de la apertura evangélica hacia la beligerancia conjunta en cuestiones específicas, tales como el cuidado de la creación, con iniciativas y redes que reúnen a personas de diferentes religiones e ideologías. La ética y la misión evangélicas permiten y, de hecho, exigen que los creyentes en Jesucristo trabajen juntos y al lado de los no evangélicos en áreas de interés colectivo sobre la base de las convicciones evangélicas relacionadas con la doctrina bíblica de la gracia común. La cobeligerancia es una práctica bien establecida en la ética evangélica que no confunde la colaboración en temas específicos con la unidad en el evangelio y/o el compartir una misión evangélica común.

Por consiguiente, el objetivo de la declaración no es negar la importancia del cuidado de la creación ni desalentar la participación evangélica en iniciativas de colaboración con personas de diferentes orígenes. La principal preocupación tiene que ver con el marco ecuménico en el que se planificó y se presenta la ‘Temporada de la Creación’.

Cuando se dice que “las hermanas y los hermanos de la familia ecuménica se unen en la oración y acción común por nuestro hogar común”, hay varios puntos implícitos/explícitos que se señalan. Hay una meta-narrativa ecuménica significativa que se introduce de contrabando.

1. El lenguaje de la hermandad indica la existencia de lazos espirituales entre los que participan. Pregunta: ¿estamos seguros de que todos los que cooperan en la ‘Temporada de la Creación’, ya sea que provengan del catolicismo romano, ortodoxo o liberal, son creyentes renacidos en Jesucristo según el evangelio bíblico y por lo tanto “hermanas y hermanos” en el Señor? La impresión que se da es que todos los interesados en esta iniciativa ambiental son intrínsecamente “hermanos y hermanas” a pesar de su posición espiritual ante Dios y aunque difieran en varios puntos de vista del evangelio.

2. La referencia a la “familia ecuménica” refuerza aún más la impresión de que aquí se está impulsando un programa ecuménico más allá de las preocupaciones compartidas sobre el cuidado de la creación. La “familia ecuménica” incluye a todas las instituciones que patrocinan la ‘Temporada de la Creación’, es decir, la Iglesia Católica Romana y el WCC. Debido a que formamos parte de la “familia ecuménica”, no sólo necesitamos reconocer a otros individuos que participan como “hermanas y hermanos”, sino que también se nos presiona implícitamente para que reconozcamos a las instituciones involucradas como iglesias “hermanas”. Una vez que se acepta la pertenencia a la “familia ecuménica” todos los miembros de la familia, por ejemplo, la Iglesia Romana como institución, las iglesias ortodoxas, las iglesias liberales, etc., son expresiones cristianas legítimas de la “única” familia. ¿Es esta una creencia evangélica?

3. La insistencia en la “oración común” en forma de “oraciones ecuménicas” comunica la idea de que todos los que oran en ellas son hermanos y hermanas en Cristo, que comparten la misma fe cristiana, que pertenecen a la misma “familia ecuménica”, y que por lo tanto son diferentes sólo en cuestiones secundarias, no divisorias. Introduce de contrabando la idea del “ecumenismo espiritual”, es decir, orar juntos, experimentar la unidad a nivel de base, aceptar la idea de que todos somos “uno” a pesar de nuestras diferencias. Aparentemente la iniciativa está en el cuidado de la creación, pero hay mucho del proyecto ecuménico que está incrustado en ella. El programa ecuménico avanza sutilmente dentro de los círculos evangélicos, aunque el tema no sea el ecumenismo formal.

El ecumenismo actual está evolucionando. Está integrando en sus actividades las inquietudes ambientales y las iniciativas de oración conjunta sobre el cuidado de la creación, como medio de promover la causa de la “familia ecuménica”. Los evangélicos necesitan discernir lo que está sucediendo y comprender lo que está en juego. Por un lado, necesitan ser buenos administradores de la creación de Dios que estén dispuestos a trabajar junto con todos aquellos que estén igualmente preocupados por su cuidado. Pero, por otra parte, la asistencia a la creación no requiere “ecumenismo espiritual” con los no evangélicos para ser perseguida fiel y responsablemente. La co-beligerancia es suficiente para ello.