Incluso antes de conocer la posibilidad de ir a ayudar a Lesbos, Dios me habló intensamente a través del pasaje de Proverbios 3:27,28.
Que nadie se alarme. No soy un detractor de las medidas del Gobierno ni un conspiracionista, ni mucho menos un kamikaze que quiera jugar al pilla pilla con la policía. Soy el defensor número uno de que la gente se quede en casa y obedezca las medidas de las autoridades durante el estado de alarma. Pero la realidad es que me voy de casa la semana que viene, eso es así.
Me explico. Nuestra organización GAiN ha enviado un equipo de ayuda humanitaria urgente al campo de refugiados de Lesbos, así que allí voy el próximo 3 de mayo. Si te interesa qué voy a hacer, te harás una idea en este enlace o en las redes sociales de GAiN. Pero no lo voy a contar aquí. Aquí solo voy a dar respuesta a una pregunta: ¿Por qué he decidido ir?
La respuesta no es la que quizá te estés imaginando, que puede ser una de estas: “quiero ayudar a los que más lo necesitan”, “quiero hacer algo relevante”, “quiero hacer postureo humanitario y que me saquen fotos entregando cajas de ayuda a familias necesitadas”, etc.
Simple y llanamente, he decidido no quedarme en casa porque, en mi caso, puedo decidirlo. Se me ha presentado la opción de ir a ayudar y, simplemente, he decidido ir y ayudar. Solo tenía dos opciones: quedarme o no quedarme, hacer algo o no hacer nada. Y en eso no hay acepción de personas. A ti quizá no se te ha presentado la opción de salir de casa (a no ser que seas personal sanitario, trabajes o ayudes en un ministerio de obra social, y similares), pero, desde luego, se te presenta el mismo dilema que a todos: hacer algo o no hacer nada.
Incluso antes de conocer la posibilidad de ir a ayudar a Lesbos, Dios me habló intensamente a través del pasaje de Proverbios 3:27,28 que dice: “No niegues un favor a quien te lo pida si en tu mano está el otorgarlo. Nunca digas a tu prójimo: ‘Vuelve más tarde; te ayudaré mañana’, si hoy tienes con qué ayudarlo” (NVI). De nuevo, el texto bíblico nos vuelve a preguntar lo que Dios le preguntó a Moisés en la zarza ardiente: ¿qué tienes en tu mano?
En mi caso, tengo en mi mano ir al campo de refugiados de Lesbos a servir. Eso no me hace más ejemplar que la persona que tiene en su mano llamar desde su casa a alguien que está pasando por una profunda crisis del tipo que sea y necesita desesperadamente hablar. O, aprovechando un poco de oportunismo, la persona que no puede ir a Lesbos, pero sí puede aportar una pequeña contribución económica. Y esto nos pone a todos los humanos bajo la misma disyuntiva, y en especial a los que, como yo, somos seguidores de Jesús: ¿qué está en nuestra mano hacer?
Dejemos de ver esta situación de crisis mundial como un paréntesis. En la vida no hay paréntesis. Como observó el famoso psicoanalista Victor Frankl, superviviente del holocausto, sobre aquellos camaradas del campo de concentración que no vieron su situación como un “paréntesis del destino”, sino como una oportunidad y un desafío para sacar lo mejor de ellos: “Tan sólo unos pocos lograron alcanzar esas cimas elevadas de desarrollo espiritual. Pero a esos pocos se les ofreció la oportunidad de conquistar la grandeza humana, aun a costa de su aparente fracaso o de su muerte; una hazaña que quizá jamás merecerían en las circunstancias ordinarias de la vida”.
Y esto que estamos viviendo no es, ni por asomo, el confinamiento de los campos de concentración. ¿Cuántos alcanzaremos esas “cimas elevadas de desarrollo espiritual”? Todos tenemos la libertad de decidir qué hacer y para qué ante cualquier situación. Dios nos creó con esa libertad que se ha demostrado incluso en las circunstancias más adversas e inimaginables.
Vuelve a resonar la pregunta, como si fuera una voz escondida entre las zarzas ardientes de nuestro interior: ¿Qué tienes en tu mano?
GAiN España es una ONGD cristiana que existe para ver la vida de las personas en situación de extrema vulnerabilidad ser transformada por el amor de Dios puesto en práctica, a través de la involucración de personas. En estos momentos, entre otros proyectos en marcha, está respondiendo a los efectos directos y daños colaterales que está teniendo la crisis del COVID19 en el campo de refugiados de Moria (Lesbos) donde viven actualmente 20.000 personas en un lugar pensado para albergar a 3.000. Puedes visitar la web del proyecto aquí.
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