Querida Amazonia: Un refuerzo de la misiología del Papa Francisco

¿Cómo consolida la Querida Amazonia la borrosa y confusa misiología del Papa Francisco?

Los progresistas quedaron decepcionados. Los tradicionalistas estaban perplejos. Al final, Querida Amazonia, la Exhortación Apostólica 2020 del Papa Francisco tras el Sínodo sobre la región Pan-Amazónica, no fue ni el empuje revolucionario que muchos temían ni la reafirmación del bien establecido discurso católico romano sobre la misión que otros podrían haber deseado.

Querida Amazonia fue más bien un refuerzo de la propia misiología del Papa Francisco. Sus principios ya habían sido consagrados en la Evangelii Gaudium (2013), con su llamado a su Iglesia a ser "extrovertida", y afirmados en Laudato Si' (2015), con sus preocupaciones ecológicas elevadas a un enfoque misiológico primario.

En el último documento papal, estos hilos se entrelazan y se tejen con mayor fuerza al aplicarse a la región del Amazonas. Las reacciones iniciales al mismo muestran el hecho de que el Papa no fue a la izquierda ni a la derecha, sino que siguió su camino.

Expectativas diferentes

Como ya se ha dicho, el Papa no apoyó las voces progresistas que esperaban su aprobación para la consagración al sacerdocio de los viri probati (hombres casados de probada virtud) y para que las mujeres se unieran al diaconado.

Estas medidas habían sido prefiguradas en el Documento Final del Sínodo (El Amazonas: Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral) pero el Papa guardó silencio sobre ellas.

Tal vez el silencio se debió a la conciencia del hecho de que, si se aprobaban, habrían causado más trastornos a una Iglesia Católica Romana que ya se encontraba en estado de confusión.

Tanto el celibato de los sacerdotes como la exclusión de las mujeres del diaconado pertenecen a la tradición latina con la que Roma está comprometida. Sectores progresistas de la Iglesia Romana (es decir, algunos obispos latinoamericanos y la mayoría de los obispos alemanes) apoyaron la relajación de los vetos y la eventual admisión de hombres casados al sacerdocio y de mujeres al diaconado.

El Papa Francisco no mencionó estos puntos, aunque el Documento Final del Sínodo hace referencia a ellos. A este respecto, Francisco escribió que no quería que su Exhortación sustituyera o duplicara el Documento Final (n. 2); de hecho, llamó a "toda la Iglesia" para aplicarlo (n. 4).

Así que, aunque no trata los dos puntos críticos explícitamente, el Documento Final sí lo hace y su Exhortación de alguna manera lo valida. El silencio de Francisco es, en el mejor de los casos, un silencio ambiguo.

Mientras exhalaban un suspiro de alivio por no ver la destrucción intencional de las tradiciones bien establecidas, los conservadores católicos se molestaron al encontrar en el documento papal una poderosa reafirmación de algunos elementos idiosincrásicos de la misiología "extravertida" del Papa reinante.

Aparentemente débil en énfasis doctrinal y desbordante con un tono "misericordioso", la Exhortación insiste en temas globalistas y nativistas y se centra en la práctica de la inculturación teológica y litúrgica: veinticinco párrafos están dedicados a la inculturación, una cuarta parte de todo el documento. El tipo de inculturación que se prevé está básicamente abierta al sincretismo con las culturas indígenas.

La Querida Amazonia tiende a tener una visión muy positiva de las culturas indígenas, a veces algo ingenua, y al hacerlo carece de realismo bíblico. Según la Biblia, las culturas no deben ser ni idealizadas ni demonizadas: son bolsas mezcladas de idolatría y de gracia común que necesitan la redención.

El Papa Francisco tiende a idealizar las culturas nativas, viéndolas como ya infundidas por la gracia de Dios.

Los "Sueños" del Papa

Querida Amazonia presenta cuatro sueños que el Papa tiene para la región. Hablar sobre los sueños es muy evocador y emotivo. En primer lugar, Francisco tiene un "sueño social" en el que trata temas como la injusticia y el crimen, el sentido de comunidad, las instituciones rotas y el diálogo social.

En segundo lugar, hay una referencia a un "sueño cultural" en el que el Papa habla sobre el cuidado de las raíces, los encuentros interculturales, las culturas en peligro y los pueblos en riesgo.

En tercer lugar, se hace referencia a un "sueño ecológico" en el que la preservación de las reservas de agua y la contemplación del medio ambiente se tratan junto con la necesidad de la educación y los hábitos ecológicos. Más de la mitad del documento está dedicado a los tres primeros sueños.

Finalmente, el Papa también tiene un "sueño eclesial". En esta sección habla del "mensaje" que la región del Amazonas necesita escuchar. El evangelio se resume en esta frase:

"Dios quien ama infinitamente a todo hombre y mujer y ha revelado este amor plenamente en Jesucristo, crucificado por nosotros y resucitado en nuestras vidas" (n. 64).

Este es el kerigma papal. Es un mensaje de amor manifestado en Jesucristo que murió y resucitó y vive en nosotros. Todo esto es bíblicamente correcto, aunque selectivo en el mejor de los casos y defectuoso en el peor.

No hay referencia al pecado, ni a la necesidad de arrepentimiento y de fe, la salvación sólo en Cristo, la santidad y la justicia de Dios en la salvación y el juicio, y el marco bíblico de la fe cristiana.

El evangelio de Francisco es una proclamación del amor divino que cae sobre cada uno y ya está en todos. Aunque contiene elementos del evangelio, no es el evangelio bíblico.

El kerigma de Jesús era "El reino de Dios se acerca: arrepentíos y creed en el evangelio" (p.ej. Marcos 1:15). Aquí la acción de Dios (es decir, su Reino) y la pérdida del hombre (o sea, nuestra necesidad de arrepentirnos) están explícitamente declaradas y entrelazadas.

La necesidad de creer en el evangelio también es esencial y eso implica una transición, una conversión por nuestra parte. Sin ella estamos perdidos y seguimos perdidos. A diferencia del mensaje truncado del Papa, este es el kerigma bíblico.

Es cierto que el Papa anima a los lectores de Querida Amazonia a referirse al "breve resumen de este gran mensaje que se encuentra en el capítulo cuarto de la Exhortación Christus Vivit", es decir, el documento de 2019 publicado después del Sínodo Vaticano sobre los jóvenes.

Incluso allí, el evangelio se resume bajo tres encabezados: "Dios es amor; Cristo te salva; el Espíritu da vida". El punto de vista es trinitario, pero el contenido no hace referencia a nuestra condición pecaminosa y a nuestra responsabilidad de responder con arrepentimiento y fe al amor de Dios.

Una vez más, el evangelio papal parece un mensaje objetivo e histórico, aunque vacío de las premisas y las consecuencias del pacto, o sea, el justo juicio de Dios sobre los pecadores.

Parece que todos han recibido ya el amor de Dios y son salvados por Cristo y viven en el Espíritu. ¿Es este mensaje universalista lo que enseña el evangelio bíblico?

Dado que Querida Amazonia se dirige a "todas las personas de buena voluntad", es decir, tanto a los cristianos como a los no cristianos, la ambigüedad del relato del evangelio contenido en la Exhortación es aún más sorprendente.

El lector no cristiano del documento no tiene el desafío de arrepentirse y creer, sino que se le asegura que Dios es amor a pesar de lo que cree y representa.

Unas palabras a los evangélicos: ¿"Todo esto nos une"?

En los últimos párrafos, Querida Amazonia hace referencia a la "coexistencia ecuménica", es decir, una palabra a los evangélicos y pentecostales que han llegado a ser una fuerte presencia en la región amazónica, restando gente e influencia a la Iglesia Católica Romana. Después de haber resumido su relato del kerigma, Francisco escribe:

"Todo esto nos une. ¿Cómo no podemos luchar juntos? ¿Cómo no podemos rezar y trabajar juntos, codo con codo, para defender a los pobres de la región amazónica, para mostrar el rostro sagrado del Señor, y para cuidar su obra de creación?" (n. 109)

¿Todo esto nos une? Si "todo esto" se refiere al evangelio papal tal como se presentó anteriormente, la respuesta es no. Muchas palabras y temas son los mismos, pero se entienden y se viven de manera diferente, y lo que falta es tan importante como lo que se dice.

Entonces, el Papa invita a los evangélicos y a los católicos a "rezar y trabajar" juntos. Estas dos actividades no se superponen y deben ser distinguidas. Ciertamente hay espacio para la "co-beligerancia", o sea, la acción común en la defensa de los pobres y el cuidado de la creación.

Esto es a la vez posible y necesario, abierto a todos los pueblos que comparten estas preocupaciones. Sin embargo, la oración en común es una actividad espiritual que requiere la unidad en el evangelio bíblico y la participación de los cristianos nacidos de nuevo.

¿Todo esto nos une? Lo que viene después añade más razones para responder negativamente. El siguiente párrafo es una sentida invocación a María (n. 110) por el Papa Francisco:

Madre cuyo corazón está atravesado,

que tú misma sufres en tus maltratados hijos e hijas,

y en las heridas infligidas a la naturaleza,

reina en el Amazonas,

junto con tu Hijo.

Reina para que nadie más pueda reclamar el señorío

sobre la obra de Dios.

Confiamos en ti, Madre de la vida.

No nos abandones

en esta hora oscura.

¿Por qué el Papa es tan selectivo y ambiguo en la presentación del evangelio bíblico y por qué gasta tantas palabras en la invocación a María? ¿Todo esto une a los evangélicos y a los católicos romanos? No.

¿Es un kerigma truncado y una invocación a María (de quien se dice que reina y en quien estamos llamados a confiar) el fundamento para estar unidos en el evangelio? No.

Después de todo, Querida Amazonia consolida la borrosa y confusa misiología del Papa Francisco.