Trick or treat, Samhain, ¡Tú decides!

“Si los padres tuvieran alguna idea de lo que realmente es Halloween, ni siquiera mencionarían esa palabra frente a sus hijos” Dorin Irving

En unos días, se celebrará alrededor de todo el mundo la llamada fiesta de Halloween. La mayoría de la gente no tiene ni idea de todo lo que significa y conlleva, y se lo toman como un divertimento, una fiesta un tanto sórdida, pero disfrazada de inocencia carente de toda maldad. En los colegios ya no se celebra la Navidad, el Belén, los villancicos… Todo esto ha pasado a mejor vida para celebrar  la “Fiesta de invierno” donde todo el mundo se disfraza del lo que sea, especialmente de superhéroes o cualquier cosa, pero siempre con la calabaza mágica.

Nada tiene importancia, todo es de lo más divertido, se compran en las tiendas especializadas objetos o animales como gatos negros, búhos, las consabidas calabazas, velas, luces… Y muchos se lo pasan fenomenal, sin tener ni idea de en lo que se están metiendo, reuniéndose en las casas a media luz, contando leyendas un tanto escabrosas de terror; y ¡por supuesto! Que no falte el ir por las casas pidiendo dulces y amenazando como si todo fuera un juego, y repitiendo con una sonrisa aquello del “Trick or treat” sin saber que se están metiendo en juegos totalmente diabólicos.

En este momento me cubro con la Sangre de Cristo a mi y a los míos; porque escribo serena, pero con temor y temblor. Sé demasiado bien lo que significa el roce del diablo cuando, de algún modo, se diga la verdad acerca de él. Lo he vivido en distintas ocasiones. Me han sucedido todo tipo de cosas, he visto caer decorados de televisión, estropearse una conexión de radio, borrarse un programa entero… Pero lo hago sabiendo que mayor es el Dios que está en mi, que el enemigo de mi alma.

Algunos podéis pensar que soy una religiosa fanática o medio chiflada, ¡Nada de eso! Soy la persona más normal del mundo, pero os voy a contar el origen y todo lo que conlleva esa espantosa fiesta cargada de ocultismo y maldad del infierno.

Todo comenzó en las Islas Británicas, sobre todo en las de origen celta hace más de 3.000 años. Existían unos sacerdotes paganos llamados Druidas, que adoraban y servían al dios de la muerte, Samhain, y creían que el 31 de Octubre se abría la puerta entre los muertos y los vivos.

El ocultismo tiene siete fiestas principales durante el año, la más grande de todas, es la fiesta de los muertos, Halloween, algo totalmente diabólico, pagano, oculto.

Los sacerdotes Druídas, en esa noche anterior al día primero de Diciembre, que muchos llaman intentando diluirla, fiesta de todos los santos, organizaban “el festival de la muerte”. Tomaban un nabo muy grande y le añadían una luz brillante que representaba  al espíritu satánico. Entonces comenzaban a invocar a los espíritus diabólicos y a adorarlos. Cuando todo esto llegó a Estados Unidos, al no haber tantos nabos, comenzó todo el tema de la calabaza.

En esa espantosa noche, iban por las aldeas y sus casas; aquí surge el “Trick or treat” de verdad, es decir, o me das algo que necesito para sacrificar… Animales, vírgenes, niños o algo de gran valor, o te vendrá maldición y muerte. ¡Así de sencillo!, y todo era, más bien sigue siendo, una terrorífica realidad.

La frase qué os citaba al principio de Dorin Irving, una historia terrible de la que llegó a ser la más grande de las brujas occidentales a la que Cristo liberó, estuvo casada con un alto sacerdote satanista, hizo pacto de sangre con el diablo y cosas espantosas; sabía bien de lo que hablaba…

“Si los padres tuvieran alguna idea de lo que realmente es Halloween, ni siquiera mencionarían esa palabra frente a sus hijos”

La mayoría de la gente que parece divertirse en estas fiestas, no sabe que está participando en algo ocultista y satánico.

Dice la Palabra del Dios vivo:

“Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas; sino más bien reprendedlas”

Efesios 5: 11.

Dorin Irving, era una niña hija de un padre alcohólico y una madre que la abandonó cuando tenía once años. Pasó por toda clase de cosas hasta llegar hasta donde llegó; pero hubo algo que jamás dejó, un librito de coros infantiles que le habían regalado en la Escuela dominical cristiana. Lo guardó con riesgo de su propia vida, y algo que parece tan simple, fue lo que le dio fuerzas para salir de aquel terrible mundo. No fue fácil, estaba poseída por muchísimos espíritus y el diablo se le llegó a personificar reclamando lo suyo. Pero el Dios Omnipotente es mucho mayor que cualquier imitador, y fue liberada y salva en el nombre de Jesucristo. Recorrió el mundo entero contando su historia y ayudando a otros.

¿Has participado en estas cosas tan horrendas? ¡Hay salida para ti en el nombre de Jesús!

¿Quieres seguir jugando al “Trick or treat”?

¡Tú decides!