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Protestante Digital

 
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La doctrina protestante de la (doble) imputación

La doble imputación, mediante Lutero, llegó a ser un principio teológico distintivo del protestantismo.

BRISA FRESCA AUTOR Will Graham 15 DE OCTUBRE DE 2016 21:40 h

En los inicios de la Reforma protestante, Martín Lutero (1483-1546) atacó la indiferencia doctrinal del erudito católico liberal Erasmo (1466-1536).



Lutero creía que la Iglesia Católica Romana del siglo XVI necesitaba algo más que una simple renovación moral. Así que en vez de formar una coalición con Erasmo en el nombre de la ética humanista, el reformador alemán quiso meterse a fondo en los asuntos doctrinales que habían provocado el desvío romano.



1.- El descubrimiento de Lutero



Gracias al enfoque pro-dogmático de Lutero, el teólogo consiguió avivar varias enseñanzas bíblicas que la Iglesia medieval había perdido por completo. Como es bien sabido, la doctrina de doctrinas que Lutero rescató fue la de la justificación por la sola fe. “La justificación por la fe vino a ser, mediante Lutero, un principio distintivo del protestantismo”.1 Al fin y al cabo, fue aquella verdad la que había revolucionado la existencia del alemán.



En términos autobiográficos de Lutero: “Al fin, por la misericordia de Dios, mediante día y noche, le hice caso al contexto de aquellas palabras, esto es… ‘Mas el justo por la vivirá’. Entonces comencé a comprender que la justicia de Dios es aquello por lo cual vive el justo, gracias a un don de Dios, esto es, por la fe… Allí sentí que nacía totalmente de nuevo y que había entrado al paraíso mismo, atravesando sus puertas abiertas”.2



La justicia de Dios, entonces, no se trató de algo que iba a devorar a Lutero ferozmente sino un regalo gratuito de parte del Señor según su beneplácito, su libre gracia. Gracias a esta revelación, Lutero proclamó que la justificación es el ‘articulus stantis et cadentis ecclesiae’ (el artículo sobre el cual la Iglesia permanece o se derrumba). Roma había negado este punto cardinal del Evangelio y de allí su condición tan deplorable.



2.- ¿De qué se trata la imputación?



Otra gran verdad que se redescubrió en el protestantismo fue otra joya bíblica llamada la doctrina de la (doble) imputación. En realidad, la imputación es nada sino la explicación de cómo la obra de la justificación se lleva a cabo. Por esta razón el teólogo de Princeton, Charles Hodge (1797-1878), llegaría a aseverar que la imputación es “la base” de la justificación. Así que, ¿de qué va la imputación?



 



Como en el caso de la justificación, el término ‘imputación’ conlleva un significado forense, legal y judicial. Tiene que ver con el estatus legal de una persona, no con su condición interior. La presuposición fundamental de esta doctrina es que la humanidad cayó en Adán. Todos nacimos siendo pecadores caídos.



El pecado de Adán fue imputado a todas sus descendientes aun antes de que éstos naciesen. Además del pecado que heredamos al formar parte de una familia caída, cometemos un sinfín de transgresiones a lo largo de nuestras vidas. En este sentido el príncipe de los predicadores Charles Spurgeon (1834-92) comentó que somos “doblemente culpables”.



Dada la posición caída del ser humano delante de Dios, sucederá uno de dos cosas: o el pecador perece eternamente bajo la ira justa del Omnipotente u otra persona se deja castigar en lugar del criminal para que éste sea liberado del juicio divino. Pero, ¿existe alguien así? ¿Acaso hubo alguno que tomó el lugar de la humanidad condenada?



La magnífica noticia del Evangelio cristiano es que sí hubo tal hombre, el bendito Salvador Jesucristo. Tomó Cristo el lugar el malvado. Fue castigado por los pecados de los impíos. Así Cristo aplacó la ira de Dios que iba destinada hacia sus enemigos.



En lenguaje protestante, ocurrió una doble imputación. Por un lado, los pecados de muchos fueron imputados al precioso Hijo de Dios, Jesucristo. Esas iniquidades fueron contadas como si fuesen del mismo Cristo. El pecado del pueblo de Dios fue puesto en la cuenta de Cristo.



Por otro lado, la impecable justicia (tanto pasiva como activa) del formidable, infalible Cristo es imputada libremente a todo aquel que invoca su nombre. Esto quiere decir que el mérito del Hijo es contado como si fuera nuestro. ¡Por muy difícil que sea creerlo, la obediencia e impecabilidad de Cristo son nuestras!



Por lo tanto, Dios mira a los pecadores a través de la lentilla de Cristo. Ya no estamos bajo condenación ni maldición delante del trono de Dios. Somos perdonados de todo pecado y recipientes de una justicia perfecta, la cual nos garantiza vida eterna y gozo perpetuo.



La imputación, consiguientemente, afecta tanto al creyente como al Hijo de Dios. Pocos textos neotestamentarios testifican de esta santa realidad tan hábilmente como lo hace 2 Corintios 5:21: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuéramos hechos justicia de Dios en Él”. Nuestro pecado es de Cristo. Su justicia es nuestra. ¡Bendito, glorioso, precioso Evangelio! ¡No hay mayor noticia que ésta!



3.- Conclusión



Puesto que la doctrina de la doble imputación produce libertad espiritual, no es sorprendente ver cómo el diablo ha levantado su furor contra esta verdad tan grandiosa. La doctrina de la imputación dividió a Lutero de Erasmo; dividió la Iglesia Protestante de la Iglesia Romana; y sigue dividiendo a los evangélicos conservadores de los liberales hasta el día de hoy.



Aun en los días del puritanismo, John Owen (1616-83) lamentó que, “No hay nada en la religión cristiana más repudiada, despreciada y rechazada que la imputación de la justicia a nosotros”.



De manera trágica, cuando el mensaje de la doble imputación desaparece del púlpito, el Evangelio bíblico también perece. De hecho, no puede haber buenas noticias de parte de Dios sin el anuncio de la doble imputación.



Total, ¡bendito sea Dios por 2 Corintios 5:21!



¡Bendito sea Dios por el descubrimiento de Lutero!



¡Bendito sea Dios por la gloriosa y gozosa doctrina protestante de la doble imputación!



¡Soli Deo gloria!




1 LATOURETTE, Kenneth, Historia del cristianismo (tomo II) (Casa Bautista: El Paso, 1987), p. 51.





2 Citado en PIPER, John, El legado del gozo soberano (Unilit: Miami, 2008), p. 23.



 

 


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COMENTARIOS

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ANGEL
22/10/2016
10:52 h
25
 
Esa fe de la que hablas, Alfredo, no es la bíblica. La fe bíblica es puesta en aquel que "es amor" y que una vez que nos justifica en base a dicha fe en Jesucristo, "derrama su amor en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado". No hay fe sin amor, porque "la fe obra por el amor": A Dios y al prójimo. Y eso siempre es una consecuencia de la justificación del impío y la santificación del "criminal"; pero no lo que produce la justificación. Entonces, es apropiado decir: "Sola fe"
 
Respondiendo a ANGEL

ANGEL
22/10/2016
10:19 h
24
 
La justificación "por la sola fe" se entiende en el contexto donde fue descubierta por el propio Lutero, en el que se defendía el merito de las obras -"basura"- con la venta de indulgencias y otras, para alcanzar la salvación. Pero es que incluso la ley de Dios no fue dada con el propósito de que el ser humano se salvara por su medio. El pueblo de Israel creía que sí, y Pablo argumenta que no, que es por la fe (Ro.9.31-32; 10.3; 11.6)
 
Respondiendo a ANGEL

Óscar Margenet Nadal
22/10/2016
07:41 h
23
 
Con respeto Alfredo: la disección que haces de la Palabra es impropia de la exégesis bíblica correcta; es tu disquisición intelectual de la doctrina de la doble imputación (el tema del artículo). Además, la Palabra de Dios se interpreta a sí misma y evita toda especulación humana pues ella es 'la espada del Espíritu' (Efesios 6:17) 'viva y eficaz' que 'penetra hasta partir el alma y el espíritu (...) y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón' (Hebreos 4:12). Bendiciones.
 
Respondiendo a Óscar Margenet Nadal

jorgevaron
21/10/2016
14:59 h
19
 
Don Alfredo, una discusión que puede derivar en algo como lo que muestra su comentario, mas parecida a un alegato de abogados en un tribunal de pueblo, que en algo que edifique la Iglesia de Cristo y nos ayude a crecer espiritualmente.
 
Respondiendo a jorgevaron

Alfredo
24/10/2016
15:50 h
31
 
Don Jorge, no creo que Dios se contradiga en algo tan importante: "Absolver al culpable y condenar al justo son dos cosas que odia el Señor" . Ni es especulación humana ni es exégesis bíblica. La fe sola es posible, pero en Nada aprovecha 1 Cor.13:2. La fe es un don de Dios, el amor es otro don de Dios (Rom 5:5) ¿Quién dijo que la fe sola es suficiente o que produce automaticamente amor? exégesis de un sabio, teología particular de Lutero.
 
Respondiendo a Alfredo

Rupi Fabro
24/10/2016
02:07 h
29
 
Jorge, yo sólo propongo que no nos cerremos ni a los Padres ni a Lutero, pero creo que merecen mucha atención aquellos de los primeros siglos que nos legaron las bases de la fe. Si leemos Ef. 5, vemos que la "sola Escritura" también vá complementada por apostoles, profetas, evangelistas, pastores, maestros, PARA LA EDIFICACION DEL CUERPO DE CRISTO, hasta que todos lleguemos a la medida de la plenitud de Cristo. Para eso estuvieron los "padres" de los primeros siglos, y los concilios ecuménicos.
 
Respondiendo a Rupi Fabro

Rupi Fabro
24/10/2016
02:11 h
30
 
"Ignoraban los padres apostólicos", etc, es solo tu opinión. La salvación es tanto una puerta como un camino, un acto como un proceso, una obra divina como una conducta humana consecuente. Para mi está fuera de toda duda que es eso lo que la Biblia, los Padres, y muchas corrientes protestante enseñaron. Una cosa es la esperanza, y otra muy diferente la presunción. Muchas sorpresas pienso que habrá allá arriba, asi que...a ocuparse de la salvación con temor y temblor es el mejor consejo para dar.
 
Respondiendo a Rupi Fabro

EZEQUIEL JOB
22/10/2016
20:41 h
26
 
Estimado Rupi Fabro (12), le recomiendo que en lugar de ser lector asíduo de los "Padres de la Iglesia" y las teologías católicas y protestantes, mejor sea lector asíduo de La Biblia, que es un mandato del Señor Jesús: "Jua 5:39 Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;", y todo lo que lea o reciba confronte con LA BIBLIA, como hacían los Bereanos (Hech17:11). Le aseguro que le irá mejor.
 
Respondiendo a EZEQUIEL JOB

Alfredo
24/10/2016
15:58 h
32
 
Estimado Ezequiel, entonces tenemos que creer al Apóstol cuando dice que las buenas obras son un don de Dios: "creados en Cristo Jesús para buenas OBRAS, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" Ef. 2:10; es lo que exactamente enseñaban los Padres de la Iglesia: las buenas obras son obras de amor, obras de la ley de Cristo,obras de la gracia. El perdonar, el arrepentirse, el amar al enemigo....son dones de Dios. No los hacemos por nuestras fuerzas. Leer 1Tim.3:15
 
Respondiendo a Alfredo

Rupi Fabro
24/10/2016
02:01 h
28
 
Oye Ezequiel Job, ¿no has leído por ahi eso de "no juzgueis para que no seais juzgados (con la misma vara)"? Me pareció innecesario por obvio informarles que también leo la Biblia, y por aquello de "te alabe el extraño y no tu boca" me veo impedido de "jactarme" de mis conocimientos bíblicos, pero te puedo asegurar que, "pensando de mí con cordura", tengo el gozo de decir que estoy bastante por encima del promedio en materia de conocimiento bíblico, asi que quedate tranquilo...
 
Respondiendo a Rupi Fabro

Will Graham
19/10/2016
23:02 h
15
 
No. El Señor nunca deja a su iglesia en oscuridad. La pregunta es: ¿qué entiende ud. por iglesia? WG
 
Respondiendo a Will Graham

Rupi Fabro
24/10/2016
01:56 h
27
 
Perdón, Will, ¿me quieres decir que no hubo Iglesia por 15 siglos? No entiendo el concepto. O eres de los que creen que solamente los sectores disidentes de la central romana fueron los "verdaderos" cristianos... Poco creíble.
 
Respondiendo a Rupi Fabro

Alfredo
20/10/2016
17:58 h
18
 
El problema con el canje legal es que es una ficción legal, un canje falso.Jesús no era culpable del delito, y no pudo ser castigado por ello.La Escritura dice "el justo vivirá por la fe"; no dice "el hombre vivirá por la fe". Proverbios 17:15 y 1 Corintios 13:2 contradicen la teoría de Lutero. La fe sola es posible, pero SIN AMOR en nada aprovecha. Además la fe es un don y al tiempo nuestra respuesta al amor misericordioso de Dios. "no por obras de la Ley" no se refiere a la Ley de Cristo.
 
Respondiendo a Alfredo

Bastian
19/10/2016
20:35 h
13
 
Estimado,la respuesta no esta en los Padres de la iglesia, esta en la biblia: Juan 10: 27-28 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Romanos 5:1 JUSTIFICADOS pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. Romanos 3:22 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia,
 
Respondiendo a Bastian

Alfredo
21/10/2016
18:39 h
21
 
No es lo mismo decir "justificados por la fe", que es bíblico que "justificados por la sola fe" que es la doctrina de Lutero. Juan explica que la vida eterna consiste en conocer a Dios. 1 Juan dice que conocer a Dios no consiste solo en fe sino habitar en el amor. Media Biblia contradice la teoría de la Justificación de Luter.
 
Respondiendo a Alfredo

Will Graham
17/10/2016
11:03 h
5
 
Así es, Simón. Un abrazo, WG.
 
Respondiendo a Will Graham

Will Graham
17/10/2016
11:04 h
6
 
Gracias, Oscar. ¡Adelante en Cristo como siempre, compañero de milicia! WG
 
Respondiendo a Will Graham

Will Graham
17/10/2016
11:04 h
7
 
Igualmente, amado! :) WG
 
Respondiendo a Will Graham

ElSimón
22/10/2016
03:59 h
22
 
Yo creo que es necesario distinguir entre 2 cosas: Pablo, en varias cartas, habla de una justificación que es por la fe en la obra de Jesús; al mismo tiempo, dice el justo debe ocuparse en buenas obras a causa de esa fe (lo cual no es menos importante). Creo que es necesario tener muy en cuenta ambas cosas. Por cierto, no soy teólogo ni muy bueno en interpretación bíblica, pero creo que sí es importante leer los escritos de los padres de la iglesia, pues fueron nuestros hermanos en la fe.
 
Respondiendo a ElSimón

jorgevaron
21/10/2016
15:21 h
20
 
Si Dios no eligió, como su pueblo escogido, a los maestros de la argumentación, me refiero al magnifico pueblo griego, no fue por falta de previsión sino por la inutilidad de un conocimiento que depende de ganadores y perdedores y donde lo que está en juego no es el crecimiento del Espíritu sino del ego humano. "para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios" 1Cor 2:5.
 
Respondiendo a jorgevaron

Alfredo
20/10/2016
17:48 h
17
 
"Sola Fides" la niega Pablo en 1Cor13: 2 la Fe sin amor no es nada. Podemos fiarnos de Dios por egoísmo,sin amar a Dios, pero eso no nos lleva a ningún lugar. La imputación jurídica funciona, pero no la criminal. Roza la blasfemia concluir q el Padre castigó a su Hijo q por amor y obediencia colgaba de la cruz para defender una justificación por la "sola" fe q niegan tanto Pablo como Santiago en varios lugares. "Absolver al culpable y condenar al justo son 2 cosas q odia el Señor" Prov17:15
 
Respondiendo a Alfredo

jorgevaron
20/10/2016
15:37 h
16
 
Señor Rupi Fabro, entiendo mal o ¿usted está proponiendo que definamos, en este foro, una cuestión que lleva debatiéndose siglos entre católicos y protestantes ? Le anticipo que llegaremos a la misma conclusión: usted seguirá firme por los argumentos recibidos por la tradición teológica del catolicismos y los protestantes seguiremos firmes por la evidencia que encontramos en la escritura y la experiencia espiritual.
 
Respondiendo a jorgevaron

jorgevaron
19/10/2016
22:08 h
14
 
¿ Ignoraban los padres apostólicos y sus discípulos lo "irrevocables" que son los dones y el llamamiento de Dios ? Yo digo ¡no!. De otra manera no se explica aquella exuberante alegría y vitalidad que respiran las 7 cartas escritas por Ignacio de Antioquía "el portador de Dios" como gustaba que lo llamasen ( "Cristo en nosotros la esperanza de la gloria" ), mientras era llevado a roma por aquella escuadra despiadada de soldados romanos para ser sacrificado.
 
Respondiendo a jorgevaron

Rupi Fabro
19/10/2016
14:01 h
12
 
Estimado, he sido "desde siempre" lector asiduo de los Padres de la Iglesia (desde los P Apostólicos en adelante), y de la subsiguiente teología (y espiritualidad) católica y protestante hasta la actualidad. La doctrina de la justificación por la ("sola") fe, -ni hablar de "una vez salvo siempre salvo"-, no existió bajo esos términos hasta que apareció Lutero. Pregunto: ¿El Espíritu del Señor dejó a su Iglesia en oscuridad durante 15 siglos? Difícil de creer. Por favor, una respuesta sensata...
 
Respondiendo a Rupi Fabro

ANGEL
18/10/2016
07:12 h
11
 
Magnífico Will. Esto que dices es una gran verdad: "De manera trágica, cuando el mensaje de la doble imputación desaparece del púlpito, el Evangelio bíblico también perece" . Y lo único que queda es humanismo, con la idea equivocada de que se puede llegar a Dios, por méritos propios. Pero se olvidan la santidad y la justicia de Dios. Gracias por recordarlo.
 
Respondiendo a ANGEL

Noemí
17/10/2016
19:15 h
10
 
Excelente! Sí Señor, no hay mejor noticia que esta! Cristo, el Cordero de Dios sin mancha ni pecado, totalmente inocente cargó con mi pecado, mi culpa y mis delitos. Y a cambio, recibo Su justicia y Su perdón. Se puede pedir algo más? Hay algo más valioso que esto? Gloria a Dios! Bendiciones Will!
 
Respondiendo a Noemí

jorgevaron
17/10/2016
16:16 h
9
 
Es noche, aquel líder judío se acerca al Maestro, quiere preguntar lo esencial, Dios se adelanta ( a Dios no le importa el protocolo ), ¿ quieres ver el reino de Dios ? ¡ No puedes ! ¡tienes que nacer de nuevo!. para Dios la circuncición (lo judío la religión) no es nada ni la incircuncición (lo gentil, lo griego la cultura), ¡sino una nueva creación! (gal 6:15). El nuevo hombre, la nueva criatura, la nueva Naturaleza, la Naturaleza de Cristo, Cristo en nosotros. Esta es la salvación.
 
Respondiendo a jorgevaron

Hector de Cristo
17/10/2016
15:55 h
8
 
Interesante tema. la doble imputación en lo personal me genera varias reflexiones. Primero, la condición pecaminosa absoluta de los seres humanos sin la más mínima fisura, donde el hombre pueda escapar por sus propios esfuerzos morales. Segundo, la unidad perfecta entre la ley (condenación) y la gracia (salvación) que manifiesta el mayor deseo del Padre: La justicia. (Romanos 6:18) y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia.
 
Respondiendo a Hector de Cristo

ElSimón
16/10/2016
22:06 h
4
 
Muy interesante. Conocía el pasaje de Corintios, pero no tenía claro si esto tenía un nombre dentro de la teología. Por lo que veo esta muy relacionado a la idea del "intercambio" de Lutero, no?
 
Respondiendo a ElSimón

Óscar Margenet Nadal
16/10/2016
19:33 h
3
 
Esta enseñanza del Evangelio se perfeccionará doblemente a partir del día anunciado en Hechos 1:11, con 1. 'el misterio' que cita Pablo en 1ª Corintios 15:51, 52; y 2. la 'muerte segunda' (Apocalipsis 20:14,15; 21:8). Lutero es el rostro visible de los valientes mártires que antes de él testificaron del Cristo vivo en Jerusalén, Judea, Samaria y el mundo, frente a impostores que lucraron con la verdad fuera y dentro de la iglesia de Cristo (Marcos 13:22; 2ª Pedro 2:1). Bendiciones Will.
 
Respondiendo a Óscar Margenet Nadal

Alfonso Chíncaro (Perú)
16/10/2016
17:36 h
2
 
Gloria a Dios. Gracias Señor por Tu palabra eterna, en la cual me enseñaste a confiar, y por sus maravillosas verdades. Dios te bendiga Will.
 
Respondiendo a Alfonso Chíncaro (Perú)

Andrés
16/10/2016
13:10 h
1
 
La doctrina de la imputación es una doctrina protestante que, en el caso de Calvino, debe ser vista con el antecedente de la doble predestinación.
 
Respondiendo a Andrés

Earendil
30/05/2017
02:31 h
33
 
Que falaces las palabras de hombres para intentar nombrar y describir las maravillas del gran YO SOY. El mejor intento del que muchos tienen como un "grande", el hermano Lutero, en verdad es nada delante de una sola palabra de Vida dirigida personalmente por Dios a cualquiera de sus hijos.
 



 
 
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