He aquí un lugar junto a mí

“… HA HABIDO TANTAS LLUVIAS EN MI VIDA, QUE NO CUALQUIER LLOVIZNA ME VA A ASUSTAR… DETRÁS DE CADA PERSONA HAY UNA HISTORIA QUE NO TODOS CONOCEN…. UNA PERSONA ES GRANDE, CUANDO EXTIENDE SUS MANOS Y ABRE SU CORAZÓN… LAS PERSONAS HUMILDES Y VENCEDORAS, SON COMO LAS ÁGUILAS, LEVANTAN EL VUELO MUY ALTO; PERO LLEVAN LA CABEZA AGACHADA… ERES UN BRILLANTE PARA DIOS, NO DEJES QUE NADIE… MENOSPRECIE TU VALOR”

Llevo mucho tiempo con un pensamiento que llena mi alma y es todo lo que rodea al texto que he utilizado como título. Son palabras de Dios dichas a Moisés en un momento muy determinado y llevo horas pensando en muchas cosas que rodean a este texto y la vida del, antaño Príncipe de Egipto.

 Hace tan sólo unos minutos recibí algo precioso de donde he entresacado algunas frases que os he dejado más arriba. Realmente han bendecido mi vida y me han dado pie para hilar mis pensamientos en cuanto a lo que quiero compartir con todos vosotros.

Siempre me ha fascinado la vida de Moisés, me harían falta muchas palabras para decir todo lo que quisiera acerca de su vida. Pero estoy convencida de saber el gran secreto de este hombre tan precioso, que habiendo renunciado a todo lo más preciado de este mundo y que primero recibió mal sobre mal…. Mal sobre mal…. Pero que ningunas de las maravillas que abandonó en el viejo Egipto cargado de sedas, terciopelos, perfumes y glorias serían absolutamente nada comparado a lo que recibiría cuando llegó a la presencia del Señor…….. Calles de oro…… Puertas de perlas…… Mar de cristal…… Y muy por encima de todo eso, la inenarrable Presencia del Eterno de su vida. Ese gran secreto fue ver, escuchar y ser tocado por el Dios de la Gloria. ¡¡No tengo la menor duda!! Su cercanía al Omnipotente a lo largo de su vida, le sostuvo hasta llegar a Su Presencia y poder ver Su rostro sin ningún tipo de velo.

Quiero dejaros tres partes de la Palabra de Dios que para mi son sublimes, y van de más a más en la realidad de la Presencia Divina en la vida de Moisés:

-“Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza… Y no se consumía…. Y él respondió: ¡Heme aquí!” Ex 3: 2-4

-“Te ruego que me muestres tu Gloria” Ex 33: 18.

-“….. He aquí un lugar junto a mi….” Ex 33: 21.

-“Sube al monte……. Y muere” Dt 32: 48-50

Cuatro textos con una fuerza impresionante que creo que impactan a cualquiera y que podrían llegar a ser el resumen de lo más importante del precioso siervo de Dios. ¡Por supuesto que Moisés conocía a Dios! Creo que desde la cuna, en aquellos cinco años que Jocabed exprimió al máximo para meterle bien adentro todo lo que pudo acerca del Dios de Israel. Pero tuvieron que pasar muchas cosas y muchos años hasta que el hombre más manso de toda la tierra, realmente tuvo un encuentro personal y profundo con el Rey de la Gloria; oyó Su voz saliendo de aquella zarza y, simplemente, se rindió absolutamente y para siempre.

La segunda vez impactante para mi en la que Moisés tiene un encuentro profundo con Dios, no fue la primera vez en el Sinaí; sino tras toda la historia del becerro de oro y demás. Aquel hombre ya no podía más y levanta su voz al Señor y le suplica…. ¡Te ruego qué me muestres Tu gloria! Era como un no poder seguir adelante si no podía mirar a su Dios, necesitaba de Su presencia, de Su aliento… No podía seguir sin eso… ¡No podía!

Me fascina como trata el Señor con él, lo mete en la hendidura de la Roca, símbolo de Cristo, y allí escondido y en profunda reverencia y humildad, no puede mostrarle el Rostro, pero con todo el Amor del mundo por Su siervo, le cubre para que no muera y luego le deja ver Sus espaldas. ¡Me parece algo maravilloso! Aquellos instantes tuvieron que ser tan especiales, que no los olvidaría jamás y le dieron fuerza para seguir hasta el final.

El tercer y último encuentro que tiene el viejo Príncipe de Egipto con el Dios de la Gloria, sucede unos momentos antes de morir. Había golpeado la roca y, por mucho que le doliera, Dios no podía pasar aquello por alto, por muy injusto que parezca a nuestros ojos.

Ya casi van a entran en la Tierra Prometida y del modo más natural que nos podamos imaginar, Dios le dice a Su siervo, “Sube al monte…. Y muere” En esta ocasión, igual que en la primera, Moisés sólo escucha la preciosa voz del Todopoderoso, simplemente escucha, echa un buen vistazo a la Tierra que no pudo pisar y… Sin más, muere.

Yo no sé lo que pasaría por la mente de Moisés en aquellos momentos y, ni mucho menos por la del Señor. Sólo sé que la paz con la que el gran hombre de Dios deja de respirar es indescriptible, nada de quejas o cuestionamientos, simplemente obedece y se deja. Pero sí sé que ¡al instante! Ya no hacía falta esconderse en la hendidura de la Peña, ni velos, ni peligros……. Entonces…. ¡Por fin se encuentra con Él cara a cara! Y no puedo añadir nada más ante algo tan sublime que espero experimentar un día.

Yo no sé cual es tu situación en estos momentos de tu caminar hacia el cielo, no sé que clase de circunstancias estás atravesando; pero sí sé las mías y en este preciso momento y después de todo lo escrito, me quedo con dos frases……

¡MUÉSTRAME TU GLORIA!

¡HE AQUÍ UN LUGAR JUNTO A MI!

Lo de “subir al monte y morir”, será cuando Dios quiera y tengo la completa seguridad que me sucederá lo mismo que a Moisés. Un día lejano en el tiempo, me entregué por completo a Él y me abrazó con una fuerza llena de un Amor que jamás me soltará, la fuerza del Amor que entregó a Su hijo a morir por mi; mientras tanto, en medio de todas las fatigas del camino, le puedo escuchar…..

¡HIJA MÍA!.......... ¡HE AQUÍ UN LUGAR JUNTO A MI!