Continuamos hablando sobre la predicación expositiva; esta vez con David Robles.
David sirve como pastor en la Iglesia Evangélica de León y es el director fundador del ministerio Berea, compuesto de Conferencias Bíblicas y un Seminario con énfasis en la Predicación Expositiva. Es graduado de la Universidad de León, obtuvo un post-grado en Biblia de Multnomah Biblical Seminary, Portland (EEUU), y un Máster en Divinidad con énfasis en la Predicación Expositiva de The Master´s Seminary, Los Ángeles (EEUU). Es profesor adjunto del Seminario SEPE (Honduras) e IDEX (EEUU), además de tener un amplio ministerio de predicación, enseñanza y conferencias en España, varios países hispanohablantes y Estados Unidos. David y su esposa Loida tienen tres hijas.
Pregunta.- ¿Es necesaria una formación básica para poder predicar?
Respuesta.- Sí, la verdad es que es necesaria la mayor formación bíblica posible a la hora de predicar la Biblia. El predicador tiene una gran responsabilidad. La Biblia afirma que no muchos se hagan maestros, porque recibirán un juicio más severo de parte de Dios (Santiago 3:1), y nos llama a procurar con diligencia trazar con precisión la Palabra de Verdad, para que no seamos avergonzados, sino aprobados por nuestro Dios (2 Timoteo 2:15). Si vamos a proclamar lo que la Palabra de Dios dice hemos de estar preparados para entender, interpretar, explicar, aplicar y proclamar correctamente la Palabra de Dios, o de otra manera serán meras palabras humanas que aparentan ser la Palabra de Dios. La necesidad de la formación no implica necesariamente que ésta tenga que ser una educación formal y reglada con la obtención de una titulación a la finalización de los estudios, sino que más bien es una profunda y seria formación bíblica que puede tomar distintos formatos y medios. Creo que la formación de los predicadores, así como del resto de hermanos, es responsabilidad de la iglesia local, y específicamente de sus pastores/ancianos, como Pablo hizo con Timoteo, y luego le encargó que hiciera lo mismo con hombres fieles que fueran aptos para enseñar (2 Timoteo 2:2). Para cumplir esta responsabilidad bíblica los pastores/ancianos han de estar preparados adecuadamente para predicar, y también para poder formar a otros. Si este no es el caso, no les exime de su responsabilidad, sino que han de buscar otros medios para que ellos sean formados y para formar a otros, como por ejemplo, otros hermanos bíblicamente competentes que puedan hacerlo, pero siempre en contacto constante y en colaboración con la iglesia local que delega la formación momentáneamente, pero no su responsabilidad. Cualquiera que predica debería decir con confianza: “Así dice el Señor…”, pero sólo lo podrá hacer cuando esté bíblicamente formado y estudie e interprete el texto correctamente de acuerdo a la propia naturaleza intrínseca de la Palabra revelada por Dios que es inspirada, inerrante, infalible, suficiente y tiene autoridad. Para tal fin hemos de estar preparados lo mejor posible, y seguir en continua formación bíblica.
Pregunta.- Se está hablando mucho de la Predicación Expositiva. ¿Es que es un método nuevo o estamos hablando de la predicación de toda la vida...?
Respuesta.- La predicación expositiva no es una moda nueva, y mucho menos una novedad. La predicación expositiva no es un método contemporáneo, sino un mandato bíblico. Realmente, la predicación expositiva es lo que la Palabra misma modela y manda. Encontramos numerosos ejemplos de predicación expositiva a lo largo del Antiguo y el Nuevo Testamento, así como variados y contundentes mandatos. En realidad, la predicación expositiva sigue el ejemplo y mandamiento bíblico de explicar y aplicar el texto. Cada vez que encontramos el verbo predicar o el sustantivo predicación en la Biblia, hay un concepto implícito y muchas veces explícito de explicación aplicada de la Palabra de Dios revelada. La predicación expositiva es meramente una predicación bíblica, que explica y aplica el texto, que no trata con formas superficiales o nuevos métodos, sino que se ciñe al fondo del asunto: explicar y aplicar única y exclusivamente el texto bíblico.
Pregunta.- ¿Se han alejado los predicadores modernos de este tipo de predicación? Respuesta.- Desgraciadamente, creo que en numerosos casos hay una mayor desviación de este tipo de predicación de lo que nos gustaría reconocer, y es debido a esta desviación de la predicación bíblica que se ha añadido el apellido “expositivo” a la luz del deterioro progresivo de la predicación. En muchas ocasiones se está llamando predicación a enseñanzas y proclamaciones humanas que no se ciñen exclusivamente a explicar y aplicar el texto a la audiencia contemporánea (Predicación), basado en la intención original del autor a la audiencia original (Exégesis). Por el contrario, se usa el texto bíblico como un trampolín para explicar las propias ideas humanas, o como pretexto para propagar un mensaje en el que se mezclan ideas humanas y divinas. No hemos de abandonar la predicación bíblica, y si hay algún tipo de desviación, regresar a la misma para que Dios use su Palabra en el poder del Espíritu para su gloria.
Pregunta.- Si tuviese que realizar una radiografía acerca de este aspecto en nuestro país. Cuál sería su diagnóstico, si puede darlo.
Respuesta.- Creo que estamos en una situación dual; por un lado preocupante, pero a su vez ilusionante. Vivimos un momento preocupante, porque en ocasiones la falta de predicación verdaderamente bíblica está llevando a muchos a cuestionar, minimizar e incluso erradicar la necesidad de la predicación en las iglesias. Identifican la predicación con un modelo humano y con su experiencia de exposición a mensajes mayoritariamente humanos que usan la Biblia como pretexto. Por otro lado, vivimos un momento ilusionante, porque la respuesta de muchos es reafirmar el mandato bíblico de la necesidad de una predicación netamente bíblica, y una vez que la prueban reconocen que es el alimento que necesitan para el desarrollo de su vida espiritual. Muchos pastores/ancianos y predicadores están buscando la manera de volver a la predicación bíblica. Esto es ilusionante. En medio de esta encrucijada, oro que el Señor siga moviendo a sus verdaderos hijos en España a no dejarse cautivar por los cantos de sirena de la supuesta oratoria y sabiduría humana, sino que tanto el modo como el contenido de la predicación sea el que Dios ya ha establecido, y nuestro mensaje no sean palabras ni formas humanas, sino el mensaje de Cristo y la Palabra de Dios en el poder del Espíritu Santo (1 Corintios 2:1-5).
Pregunta.- ¿Escasea el don pastoral cuando se enseña, o se predica en nuestro medio evangélico?
Respuesta.- Creo que el problema de fondo es que muchos de los llamados predicadores no tienen realmente una vocación pastoral del Señor. Cuando la Palabra de Dios habla de los requisitos para los pastores/ancianos en 1 Timoteo 3 y Tito 1, enfatiza cuatro áreas: el carácter, la vida familiar, el testimonio con los de afuera, y tan sólo un don espiritual: la enseñanza (1 Timoteo 3:2). Además, el pastor/anciano también ha de ser capaz de exhortar a los hermanos y refutar a los que contradicen con la sana doctrina (Tito 1:9). Por lo tanto, un verdadero pastor/anciano, llamado por Dios, cuando predica y enseña la Palabra de Dios está realizando no la única labor pastoral, pero sí la principal, y para ello ha de estar adecuadamente preparado bíblicamente, para realizar esta labor pastoral tanto en público como en privado, como Pablo hizo con los Efesios durante tres años (Hechos 20:20-27). Si estos elementos se cumplen, entonces, lo natural es que la predicación sea pastoral, porque el predicador con vocación pastoral estará alimentando con la Palabra de Verdad al rebaño de Cristo, quien finalmente es el buen Pastor y Príncipe de los Pastores, como su principal e irrenunciable cometido pastoral. Creo que el problema real es que en ocasiones se permite que personas que no son llamadas por Dios a predicar, y/o no son irreprensibles, ni tienen el don de enseñanza ocupen los púlpitos (ya sean pastores/ancianos u otros hermanos). Cuando esto sucede, la labor pastoral de la enseñanza y alimentación del pueblo de Dios no se está realizando según Dios, y por lo tanto la predicación no tiene el elemento pastoral necesario.
Pregunta.- Cuando se prepara una exposición, ¿es importante conocer y entender el contexto donde están insertos los oyentes, conocer sus desafíos, sus problemáticas? O una exposición surge del criterio personal del predicador.
Respuesta.- Una exposición nunca ha de surgir del criterio personal del predicador. Si es así, nunca será predicación bíblica, sino un discurso que usa la Biblia como excusa para exponer sus propias ideas salpicadas con algunos versículos convenientes. La predicación siempre ha de ser la exposición y aplicación que hemos “sacado del texto” (Exégesis), y no lo que metemos en el texto influenciados por nuestras propias ideas, las contemporáneas o nuestra audiencia (Eiségesis). Sin embargo, una vez que hemos sacado del texto el mensaje de Dios a la audiencia original, hemos de considerar cual es la mejor manera de exponer ese mismo mensaje a la audiencia contemporánea siendo fieles a la intención original del autor, para que el mismo sea comprensible y aplicable para nuestros oyentes. La explicación y aplicación con sencillez y claridad del mensaje exclusivamente enraizado en el texto bíblico es la base de cualquier predicación bíblica que Dios va a usar para la salvación y edificación de los oyentes.
Pregunta.- ¿Se están preocupando los predicadores por inspirar respeto y afecto por parte de quienes los oyen? ¿Debe comunicarse el mensaje de forma personal y cariñosa?
Respuesta.- El predicador no es el centro de la predicación, es más, el predicador ha de pasar lo más desapercibido posible para que el foco esté en Cristo y la Palabra de Dios. Prueba de esto es que la Biblia apenas usa la palabra “predicador”, pero sin embargo, repite una y otra vez el sustantivo “predicación” y el verbo “predicar”. Y cuando la Biblia se refiere al “predicador” usa una terminología que lo define como un mero “heraldo, vocero y proclamador” del mensaje de uno que está en autoridad sobre él, y que le delega esa autoridad siempre y cuando transmita única y exclusivamente su mensaje. El predicador ha de preocuparse de proclamar el mensaje de Dios, y no ser un estorbo para tal fin. El predicador ha de predicar el mensaje como sea pertinente de acuerdo al tono del pasaje bíblico en cuestión, y en lo personal, buscar no ser un impedimento para la recepción del mismo. Los Corintios no respetaban a Pablo, ni recibían su mensaje, pero no era porque Pablo no hubiese sido personal y cariñoso con ellos, sino porque no querían escuchar lo que tenía que decir de parte de Dios. Al igual que Pablo no le daba mayor importancia a estas cuestiones, pero era cuidadoso para no ser un estorbo para la predicación del evangelio y la Palabra de Dios, de igual manera hemos de hacer los predicadores contemporáneos, preocupados por transmitir el mensaje de Dios, y que al final de una predicación la audiencia ni siquiera haya notado que estamos ahí, y ni siquiera se acuerden de nuestros nombres, sino que hayan sido cautivados por la Palabra de Dios expuesta y aplicada.
Pregunta.- ¿Debe ser el predicador el primero en entusiasmarse, apasionarse, por el mensaje a exponer?
Respuesta.- ¡Por supuesto que sí! El predicador es el primero que es bendecido, edificado, alentado, desafiado o confrontado por el texto que ha estudiado y va a predicar. Hemos de predicarnos a nosotros mismos el mensaje en primer lugar, y éste ha de causar un profundo impacto en nuestras vidas antes y durante el proceso de la predicación. En el proceso exegético-homilético de la preparación de mensajes siempre hemos de considerar, en primer lugar, la preparación personal. Antes de comenzar el estudio del texto hemos de evaluar nuestra propia vida, confesar nuestro pecado, orar fervientemente y pedir a Dios que su Espíritu Santo nos capacite para comprender y aplicar el texto a nuestra vida. Al final de todo el proceso exegético-homilético, tenemos que asimilar todo lo que hemos estudiando y que el Espíritu Santo esté impactando nuestra propia vida por medio de ese pasaje bíblico. Si hacemos esto, en el poder del Espíritu, irremediablemente estaremos entusiasmados y apasionados por el mensaje que vamos a predicar, porque primero la Palabra de Dios ha causado un impacto espiritual profundo en nuestra vida.
Pregunta.- ¿Debe el predicador evaluarse cada cierto tiempo? Si es así, cómo debe llevar a cabo esta evaluación? ¿Debe la iglesia evaluar a sus predicadores?
Respuesta.- El predicador ha de evaluarse continuamente. Antes y después de cada predicación ha de evaluar tanto la preparación, como el contenido y transmisión del mensaje. Esto no ha de surgir de un deseo de perfeccionismo humano, ni obsesión con las formas o el progreso personal. Por el contrario, el deseo de mejora, y por lo tanto la evaluación, ha de estar cimentado en el tremendo peso de la responsabilidad que conlleva predicar la Palabra de Dios (Santiago 3:1), y el deseo profundo de manejar con precisión la Palabra de Dios (2 Timoteo 2:15). Para tal evaluación, el predicador ha de encontrar medios objetivos y precisos para que personas de confianza y adecuadas puedan ayudarle a seguir creciendo y aprendiendo. Algunos miembros de la iglesia pueden estar involucrados de alguna manera, pero sin que esto conlleve adecuar la predicación al gusto del consumidor, sino entender cómo se está entendiendo y recibiendo el mensaje desde la audiencia. Yo enfatizaría tres medios principales de evaluación. En primer lugar, escuchar con receptividad las observaciones de una persona cercana “a nivel de los bancos” (la esposa generalmente provee la mejor de las evaluaciones a nivel eclesial). En segundo lugar, la de otros predicadores afines y de confianza, como aquellos que pueden resaltar aspectos particulares debido a su preparación y compartir los mismos desafíos a la hora de exponer la Palabra de Dios. Y finalmente, una de las maneras más efectivas de ser evaluados y continuar creciendo en nuestra predicación es leer o escuchar predicaciones bíblicas de otros hermanos fieles, tanto contemporáneos como históricos.
Pregunta.- ¿Se están enfrentando los predicadores del siglo XXI a unos oyentes con una buena preparación bíblico-teológica o de otra índole?
Respuesta.- Por lo general, y tristemente, la preparación bíblico-teológica está en decadencia en nuestras iglesias. Es curioso que probablemente encontramos en nuestras iglesias las generaciones que mejor formación académica han tenido en la historia de la iglesia evangélica en España. Sin embargo, conocen menos de la Palabra que aquellos que hace décadas eran analfabetos y aprendieron a leer con la Palabra de Dios. La responsabilidad de este creciente analfabetismo bíblico es compartida: por un lado los oyentes con su escaso deseo de profundizar en el conocimiento bíblico; y por otro, incluso con mayor responsabilidad aún, la escasa enseñanza netamente bíblica y profunda que sale de nuestros púlpitos. La unión de ambas circunstancias dan como resultado la situación actual. Para revertir esta tendencia creciente, ha de volver a nuestros púlpitos e iglesias la primacía de la predicación bíblica con hombres preparados para trazar, exponer y aplicar la Palabra de Dios.
Pregunta.- ¿Podría decirnos si se está dando la importancia que merece la predicación en los planes de estudio de las distintas entidades educativas evangélicas?
Respuesta.- Conozco numerosos hermanos y estudiantes bíblicos que señalan los comentarios crecientes que reclaman una mayor presencia de la primacía y centralidad de la Palabra de Dios, y por lo tanto de la predicación de la misma, en la formación que se denomina bíblica. Al observar ciertos currículos, recibir publicidad de algunas instituciones académicas, leer los contenidos y temáticas de conferencias, simposios o foros evangélicos, o incluso tener conversaciones con líderes evangélicos o estudiantes bíblicos, me parece que en las instituciones educativas y organizaciones evangélicas está creciendo la proliferación y propagación de una corriente humanista que promueve el conocimiento humano, o en el mejor de los casos lo mezcla con el divino. Sin embargo, el matrimonio entre la sabiduría de Dios y la humana es imposible, al igual que el agua y el aceite no se mezclan, la sabiduría de Dios y la de los hombres es incompatible. Cuando esto sucede, por desgracia, y casi irremediablemente, la predicación se arrincona o desaparece, porque la Biblia ya no ocupa el lugar central y prioritario de la formación, y en el mejor de los casos lo hace de una manera superficial y teórica, aguada y supeditada a la sabiduría humana. Sólo cuando la Palabra de Dios sea central, y la apreciemos y atesoremos como la única sabiduría verdadera, la estudiaremos como es debido, le daremos la centralidad y exclusividad que se merece, y por lo tanto la exposición de la misma será una parte prioritaria e irrenunciable de todo plan de formación, tanto a nivel de instituciones académicas y organizaciones evangélicas como eclesiales.
Pregunta.- En este sentido, pregunto: ¿Todo lo anterior llevó a la creación del Seminario Berea dedicado a la Predicación Expositiva?
Respuesta.- La creación del Seminario Berea con énfasis en la predicación expositiva surge, en primer lugar, por convicción bíblica. La Biblia enseña claramente que Dios va a usar para salvar y santificar la predicación de su Palabra (Santiago 1:18; Juan 17:17), y encontramos que los primeros seguidores de Jesús se dedicaron a la predicación de Cristo y la Palabra de Dios (sólo hay que observar los ejemplos tempranos en Hechos, especialmente Pedro en Hechos 2, con una predicación cristocéntrica y cargada de referencias bíblicas, entre otros muchos a lo largo de la Palabra de Dios). Si a esto unimos una profunda convicción en la inspiración, inerrancia, infalibilidad, autoridad y suficiencia de las Escrituras (2 Timoteo 3:16-17), y consideramos los distintos mandatos bíblicos explícitos a predicar la Palabra de Dios (ej. 2 Timoteo 4:2), entonces el único camino que nos queda para estar en el plan del Señor es la predicación de la Palabra, y a su vez la formación de otros hombres para hacer lo mismo (2 Timoteo 2:2). Esto lo comenzamos a hacer en nuestra iglesia de León, pero la voz se corrió y otros hermanos comenzaron a pedirnos colaboración en este tipo de formación. Esto nos lleva, en segundo lugar, a que el seminario Berea surge como respuesta a la creciente demanda en nuestro medio de la formación en el estudio y exposición de la Palabra. Durante los dos años pasados, hemos estado reuniéndonos durante varios fines de semana al año en El Centenillo, Jaén, en colaboración con la iglesia local de La Carolina y sus pastores/ancianos, para formar en la predicación bíblica a varios hermanos de la zona. Y según otros han escuchado de este tipo de formación basada en profundas convicciones bíblicas compartidas, nos han pedido hacer lo mismo en sus respectivas zonas de ministerio. Sin embargo, aunque nos hubiera gustado, era imposible atender personalmente cada una de estas peticiones. Esto nos llevó a, por ahora, centralizar la formación en nuestra zona, León, y encapsular la formación en 5 fines de semana intensivos al año, durante tres años, usando nuestras instalaciones en el Centro de Retiros y Campamentos Eduardo Turrall, en Toral. Realmente, la profunda convicción bíblica y la creciente demanda y colaboración con otros hermanos e iglesias, nos ha llevado a formalizar oficialmente lo que ya venías realizando en León y Jaén durante los últimos años.
Pregunta.- Este seminario se enmarca dentro de las Conferencias Bíblicas Berea, de la cual usted es el responsable. Aprovecho la oportunidad para preguntarle cómo se gestó esta organización y cuál el propósito de la misma.
Respuesta.- Bereasurgea inicios del año 2010 con la conferencia “Sin Pretextos: Principios hermenéuticos para la enseñanza de la Biblia”, que yo mismo tuve la oportunidad de impartir. Este ministerio se funda bajo el auspicio de la Iglesia Evangélica de León. Desde entonces, son numerosas las conferencias bíblicas realizadas con invitados como John MacArthur, Alex Montoya, Henry Tolopilo o Steve Fernandez, entre otros muchos hombres de Dios comprometidos con la proclamación de Cristo y la Palabra de Dios, siempre con el objetivo de ofrecer un recurso al pueblo de Dios en el que la Biblia es central y prioritaria, en teoría y en práctica.
Berea existe con el propósito principal deproclamar y exaltar a Cristo por medio de la Palabra de Diospara la salvación y santificación de las personas (Colosenses 1:28; 2 Timoteo 3:16-17). Nuestro deseo es despertar y cultivar en las personas una admiración creciente de la gloriosa supremacía y suficiencia de Cristo para vivir vidas que le glorifiquen como Señor y Salvador. Es nuestro deseo que cada uno de nosotros tomemos buena nota del espíritu de los judíos de Berea, para que, dejando a un lado tradiciones, presiones culturales y nuestra propia sabiduría humana, recibamos con toda solicitud la Palabra de Dios, y, como ellos, la escudriñemos diariamente, siendo esta la suficiente y única regla de fe y conducta para todos los asuntos que trata (Hechos 17:11), y de esta manera proclamar y exaltar a Cristo por medio de la Palabra de Dios para salvación y santificación.
El distintivo fundamental de Berea es establecer la centralidad de laBibliacomo la única sabiduría verdadera que salva y cambia vidas (Santiago 1:18; Juan 17:17). Como la Palabra de Dios revelada, plenamente inspirada en cada palabra, inerrante e infalible, es, por tanto, suficiente y tiene la autoridad que no comparte con nada, ni nadie. Esta no es una mera afirmación, sino una convicción rotunda que nos mueve a enfocar cada tema que se trata desde una posición neta y exclusivamente bíblica. Otro distintivo innegociable de Berea es laexégesis rigurosa. Una vez que la Biblia se establece como la única regla de fe y conducta, esto en la práctica conlleva profundizar en la misma con todas las herramientas disponibles para obtener la dirección y respuestas necesarias para cada tema abordado. Hemos de cuidarnos de meter en el texto nuestras presuposiciones, tradiciones o presiones culturales actuales, sino en su lugar, sacar del pozo sin fondo de la Palabra el alimento no adulterado que sacia y dirige nuestras vidas (2 Timoteo 2:15;1 Pedro 2:2). Finalmente, Berea tiene como distintivo central laexposición aplicadade la Palabra. Una vez que la Palabra de Dios se establece como central, y se profundiza en la misma por medio de la exégesis, el resultado final es la exposición de la misma de una manera rigurosa y seria, pero a la vez práctica y aplicada a las situaciones cotidianas, para no separar la unión inquebrantable de inspiración y utilidad de las Escrituras (Nehemías 8:8; Esdras 7:10; 2 Timoteo 3:16-17). Berea se gestó y está desarrollando bajo estas convicciones, propósitos y distintivos.
Pregunta.- ¿Quiénes pueden acceder a los estudios sobre Predicación Expositiva que allí se imparten?
Respuesta.- El programa del Seminario Berea está dirigido a hombres de Dios que son llamados a predicar su Palabra, en concreto, pastores, ancianos y aquellos que predican regularmente, a la vez que otros hermanos que están comenzando a servir al Señor en la predicación. Sin embargo, las Conferencias Bíblicas Berea es un recurso que ponemos a disposición de todo el pueblo de Dios en España (incluso hemos tenido asistentes de Francia y Portugal) que tienen un deseo de conocer más la Palabra de Dios y lo que dice sobre los distintos temas que se tratan. Realizamos 4 conferencias al año durante el primer o segundo fin de semana de Febrero, Abril, Junio y Octubre, dedicadas a variados temas teológicos, pastorales, bíblicos, así como la consejería bíblica y familiar. Pueden encontrar más información visitando la página web:
www.berea.es o poniéndose en contacto con nosotros a través del correo:
[email protected] o del teléfono (+34) 987 222323.
Pregunta.- ¿Qué es la oración para usted que transmite la palabra de Dios?
Respuesta.- La Palabra de Dios está repleta de oraciones, y del mandato de la oración como parte vital de nuestra vida espiritual. Principalmente la oración es un reflejo de la profunda dependencia que como seres incapaces y dependientes, y ahora por medio de Jesucristo hijos del Dios altísimo, tenemos de nuestro Padre soberano y omnipotente. La oración bíblica está centrada en Dios, no en nosotros. Y a su vez, ha de ser equilibrada en contenido siguiendo la guía bíblica al respecto. La oración ha de exaltar a nuestro gran Dios y Salvador, así como elogiar y bendecir su nombre y atributos. De igual manera, hemos de acudir a Dios con gratitud, conscientes de la gracia inmerecida que recibimos cada día en Cristo. Ahora, por medio de Él, podemos acudir confiados al trono de la gracia, a nuestro Padre Dios, para igualmente realizar intercesión por otros y peticiones propias, siempre con el deseo de que se haga su voluntad y no la nuestra, confiados en que esta será siempre lo mejor. En relación con la predicación, nunca hemos de olvidar que la obra es de Dios, y nosotros meros “heraldos, voceros” de Dios. Por lo tanto, hemos de orar fervientemente antes, durante y después de la predicación que el Espíritu Santo nos asista en la proclamación, así como que traiga convicción y cambio en los corazones de los oyentes para que reciban la Palabra con gozo. En el ministerio, la oración es la base de todo lo que hacemos, como Lutero decía en los días más ocupados de su vida: “Cuanto más ocupado es mi día, más tiempo dedico a orar”.
Pregunta.- ¿Es usted un gran lector? Si es así, ¿qué libros lee?
Respuesta.- Leo cuestiones actuales de manera superficial e informativa, así como alguna novela histórica para incrementar mi vocabulario y comprensión sobre lo que nos ha precedido. Sin embargo, me gusta seguir el consejo de Spurgeon de “leer mucho, no a muchos”. Es mejor dominar un libro, leerlo, subrayarlo, analizarlo y que este libro esté centrado en la Palabra de Dios, que leer 20 libros superficialmente cuya lectura resulta improductiva. Es importante leer mucho, sobre todo la Biblia, y especialmente buenos autores confiables por su postura bibliológica, y por lo tanto su aproximación hermenéutica a la exposición y aplicación de las Escrituras. Por lo tanto, leo sobre todo la Biblia y libros que están centrados en la explicación y exposición de la Palabra de Dios. Como afirma Colosenses 3:16, la Palabra de Cristo ha de morar abundantemente en nosotros, porque así es como seremos controlados/llenos del Espíritu, y por consiguiente creo que toda lectura ha de contribuir a este fin como hijos de Dios. Cuanto más si además tenemos el privilegio de predicar a Cristo y Su Palabra, y formar a otros.
Finaliza la entrevista. Gracias, David, por su rápida respuesta e interés en aportar sus reflexiones sobre la Predicación expositiva.
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