TED es un increíble formato de micro-conferencias sobre ideas innovadoras. Los creadores y organizadores de TED hacen una de las cosas que más me apasiona: crean espacios para tener conversaciones sobre cosas que pueden iniciar una chispa en la vida de los que escuchan.
Hace algún tiempo, uno de mis escritores favoritos, Malcolm Gladwell, dio una charla de quince minutos sobre David y Goliat. El escenario era genial, con bombillas colgando sobre un fondo de madera que refleja las barracas de la América de la Gran Depresión. La pequeña audiencia sentada en tres cuartos de círculo. Y Malcolm, con una cadencia y voz que transmiten tranquilidad total, comparte su punto, no menos genial.
Malcom empieza diciendo que tuvo la oportunidad volver a la historia de David y Goliat en la Biblia con ojos nuevos.
Todos la conocemos. Es la historia de como el desaventajado derrota al héroe. El equipo de tercera derrota al campeón de la Champions.
El ejército de los filisteos, que invade el territorio dominado por el rey Saúl desde la costa mediterránea, llega a la zona de Shephala para tratar de dividir a Israel por en medio, y que fuese más fácil de conquistar. Brillante. Cuando Saúl se entera, reúne a su ejercito y se va a enfrentar a los filisteos. Ambos ejércitos se encuentran uno enfrente al otro.
Malcolm explica algo curioso: ningún ejército puede atacar, porque para ello un ejército tenía que bajar al valle y subir al otro lado, lo cual lo ponía en desventaja. Así que ambos ejércitos se quedan en plan: “Tú vas. No, tú vas. No, tu vas...”.
Es por eso que el ejército de los filisteos envía a Goliat. Una práctica normal en las batallas de aquel tiempo. Por días Goliat desafía al ejercito de Israel. Goliat era enorme y sin duda tenía experiencia en combate. Así que en Israel nadie quiere presentarse voluntario para una pelea a muerte segura.
Después de varios días, David, un jovencito de menos de quince años, se presenta en el campo de batalla. Y, sin darle demasiadas vueltas, David se presenta voluntario para el combate.
David sale al combate armado con una onda. Mientras Goliat lo desprecia y se burla de él, David recoge cinco piedras, pone una en la onda, y derrota a Goliat en su primer intento. Cuando Goliat cae, muerto o inconsciente, David corre, coge la espada del gigante y le corta la cabeza.
El desaventajado derrota milagrosamente al aventajado, y la historia se cuenta por tres mil años. ¿Verdad?
Malcolm dice que no. Hay más que ver en esa historia.
Malcolm no niega que la historia fue como se cuenta, pero explica que hay algo más. Primero explica que
David en realidad no era tan desaventajado. En un ejército normal había tres clases de soldados: los de a caballo, los de a pie, y los arqueros y de onda. Malcolm dice que David pertenecería a los últimos, y que su capacidad para manejar la onda era tan grande que podría acertar a pájaros en movimiento o a una cabeza a más de 180 metros de distancia.
Además, Malcolm explica que
Goliat no era tan aventajado. Dice que en el texto hay indicios para pensar que Goliat tenía una condición que hoy se conoce como Acromegalia. Su exagerado tamaño, el hecho de que tuviese que ser guiado por un escudero joven, o que dijese que David venia a él con “palos” cuando en realidad traía sólo uno, hacen pensar que Goliat padecía esta enfermedad. Lo interesante es que esta enfermedad afecta a la visión, lo cual hacía que Goliat fuese medio ciego.
La última frase es la guinda en el discurso de Malcolm: “Los gigantes no son tan fuertes y poderosos como parecen, y a veces el cuidador de ovejas tiene una onda en su bolsillo”.
A veces nuestros Goliats no son tan peligrosos como parecen. Brillante. Inspiracional. No tengas miedo. Sigue adelante porque seguramente tu Goliat no es tan peligroso como parece.
Lo que Malcolm hace es algo que está de moda. Las narraciones de la Biblia son tan históricas que ya nadie se atreve a decir que no pasaron. Lo que hacen muchos ahora es dar una explicación “más normal” y más natural. Básicamente, el mensaje es algo así como “si, eso pasó. Pero en realidad no fue ningún Dios que lo hizo pasar. En realidad lo que pasó es x, y, z”.
Después de ver la charla de Malcolm me quedé pensando un par de minutos en lo que había dicho. Y creo que Malcolm se dejó fuera algo demasiado importante. Es más, creo que se dejó fuera lo más importante de la historia, algo que le añade al relato aún más brillo e inspiración y que de alguna manera hace que mantenga su espíritu original.
Incluso aunque toda la explicación sea cierta, y Goliat fuese un cegato con Acromegalia, Malcolm se olvidó del detalle más importante en la historia.
David no lo sabía.
En cambio, la historia nos dice que David sí sabía algo:
“Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has desafiado.” (1 Samuel 17.45)
Cuando Dios no está en el cuadro, necesitas conocer a tu Goliat. Cuando Dios está en el cuadro, sólo necesitas conocer a Dios.
[Puedes ver la charla de Malcolm Gladwell, en inglés, aquí ->http://www.youtube.com/watch?v=ziGD7vQOwl8]
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