Cuenta el capítulo cuatro de Marcos que era tan grande la multitud que Jesús tuvo que subir a una barca para enseñarles. Mientras la multitud permanecía en la playa les enseñaba en forma de parábolas y ese día “al anochecer”, les dijo a sus discípulos: “Crucemos al otro lado” Mr. 4:35. La vocación y el discipulado es simplemente esto: Dejarse llevar por Dios, dejarse importunar por Dios.
Estar en el seguimiento de Jesús significa estar decidido a partir y Dios no da informaciones acerca de las condiciones metereológicas.
Una tormenta hizo peligrar la misión. Estar en la misión de Dios es como este viaje:
-Estaban obedeciendo y vino la tormenta
-Estaban viajando con Jesús y sin embargo se desato la tormenta
-Estaban en el centro de la voluntad de Dios y casi la tormenta los mata.
Esta es la realidad para aquellos que decidimos cruzar del otro lado. También lo cierto es que las tormentas nos vienen a todos. Es ahí donde debemos enfrentarnos con nuestra debilidad y fortaleza. Es ahí donde somos probados y muchas veces nuestra fe falla. Jesus nos pregunta “¿Porque tienen tanto miedo? ¿Todavía no tienen Fe?” Mr. 4:40
Cuando Jesús dice: “Crucemos al otro lado” significa que todos vamos a llegar.
Por lo tanto:
-Jesús sabía que esta tormenta vendría.
-Tenía la autoridad para alejarla
-Prefirió atravesarla con sus discípulos
-Midió su fe
Ellos aprendieron que Él siempre está con nosotros y Él es suficiente en toda situación.
Pasada la tormenta y saliendo mas fortalecidos lo que asoma es una nueva tierra, una nueva orilla se acerca. ¡Llegamos! seguramente exclamaban cuando veían la tierra tan próxima a ellos. La expectativa es más grande de la que dejaron. Ellos habían servido a multitudes y... ¿Ahora que? Sorpresa tras sorpresa, el que sale a recibirlos es un alienado, un loco, es pobre y marginado..., es el endemoniado gadareno.
Todo lo acontecido es para ir a tocar a un solo hombre. Tocar a un hombre con el poder transformador del evangelio para devolverlo a la sociedad sano y salvo. Esto significó tocar la economía de la región: “Cuando los espíritus malignos salieron del hombre, entraron en los cerdos, que eran unos dos mil, y la manada se precipitó al lago por el despeñadero y allí se ahogo” Mr. 5:13. Los que habían presenciado estos hechos dieron la noticia y llegaron adonde estaba Jesús. Entonces vieron al que estaba poseído por los demonios, sentado, vestido y en su sano juicio, pero ellos tuvieron miedo. ¿Miedo de que?
Es demasiado dinero perder dos mil cerdos por una persona que es pobre, loca y endemoniada. ¿Cuál fue el resultado? Le pidieron a Jesús que se vaya. La lección no termina, continua y hoy también exige una respuesta. La lucha contra el verdadero poder es cuando tocamos realidades humanas que son transformadas, esto produce un enfrentamiento tanto a nivel espiritual y estructural.
Como esa región nosotros corremos el mismo peligro. Le podemos decir a Jesús que no perturbe nuestro orden, la comodidad y las posesiones. Quizás, no queremos confrontarnos con nuestra propia avaricia, egocentrismo y la falta de generosidad. Los discípulos tuvieron que volver. ¿Qué estarían pensando? Seguramente dirían: “Dejamos todo en la otra orilla, nos costo tiempo y dinero, casi nos mata la tormenta ¿Todo esto para que? Por uno solo y encima nos echan. ¡Señor no entendemos lo que estas haciendo!”.
En esta historia descubrimos el “corazón de Dios”. Lo que realmente era importante para Él. Les enseñaba a sentir con su corazón, les enseñaba por quien late el corazón de Dios. Jesús estuvo dispuesto “a todo” por uno solo y lo “confirmo en la Cruz” donde allí también moría por vos y por mí.
El corazón de Dios late por los no alcanzados y menos evangelizados en todas partes del mundo. Implica nuestra entrega, experimentar el seguimiento de Jesús y aceptar el costo. Es compartir los bienes materiales, el dinero, tiempo, la vida misma para que uno solo conozca al Señor. Todo por uno solo. Pobre resultado y fracaso para el mundo pero de un gran éxito ante los ojos de Dios.
¿Porque allá, cuando falta tanto aquí?
-Porque Jesucristo estuvo dispuesto dejar a las multitudes que ya habían escuchado por alguien que todavía no fue tocado por Él.
-Porque la palabra “mundo” para Dios son todas las naciones (etnias) y no solo mi comunidad, ciudad, región y nación.
-Porque somos ciudadanos y comunidad del Reino de Dios hasta lo último de la tierra. El reino de Dios va más allá de mis propios intereses.
-Porque Dios nos llama a tener su visión, su corazón y unirnos a su misión. Ajustar nuestra visión a Su Visión.
-Porque la Iglesia es para un mundo Global y no solo Local. Una visión Global con una responsabilidad Local y Global (GloCal).
-Porque el Señor nos pide que oremos al Padre para que envíe obreros. Su deseo es que toda lengua, nación y etnia estén adorando al Señor.
-Porque debe haber una “Moralidad de Fe”. Nos debemos preguntar ¿por qué no escucharon? ¿Qué pasa con los que no escucharon? ¿Por qué no han visto las buenas obras de los hijos de Dios en su propio contexto (Mateo 5:16)?
-Porque debemos dar “dignidad” y servicio a cada área de trabajo (Hechos 1:8). Debe haber un equilibrio entre Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra. Ninguna área debe permanecer como una “cenicienta”.
¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen? Si conocemos a Jesucristo,... ya es la hora para que crucemos al otro lado.
Preguntas para la reflexión
¿Qué proceso intencional estamos iniciando para llegar a las necesidades menos alcanzadas de los menos evangelizados y no alcanzados?
¿Cuál será el trabajo para el cual nos llama el Señor en los próximos años y qué nuevos desafíos pone en nuestras manos?
¿Cómo entender que somos una iglesia en misión?
Si quieres comentar o