Hoy quiero escribir sobre Alguien a quién amo profundamente, Alguien importantísimo en mi vida y en mi ministerio, al que me ciñe de poder!!... Obviamente estoy hablando del bendito Espíritu Santo.
Creo que hoy más que nunca las cosas están más que descompensadas tanto por un lado como por otro.
Lo siento!!, pero no puedo estar de acuerdo con fenómenos más que extraños (por decirlo de un modo suave) tipo ultra neopentecostales; fenómenos que no sólo, a todas luces, no caben en ninguna mente equilibrada; sino que, por más que me esfuerce, no encuentro por ningún entresijo de la Escritura.
Sin embargo, por otro lado,
hay algo que me preocupa, no entiendo y me duele muchísimo y es el ver como para un sector muy, pero que muy grande de la iglesia, el Espíritu Santo, es el gran, grandísimo olvidado, en ocasiones, hasta menospreciado.
A veces cantamos: “Al que me ciñe de poder” en bajito y de mala gana y... ni somos conscientes de lo que estamos diciendo.
Cuando el Señor Jesús ascendió al cielo en una nube, los discípulos se quedaron mirando hacia arriba con el rostro triste y preocupado; pero Jesús les dijo: no os preocupéis, yo me voy, pero os mando al Consolador; El estará con vosotros hasta el final.
No sé si algunos cristianos son conscientes de lo que esto significa realmente. No sólo tenemos dentro de nosotros a la tercera persona de la Deidad, al que nos consuela, al que nos guía; sino al que nos unge y nos llena de todo poder.
Me encanta cuando La Escritura habla de que, en esas ocasiones en las que simplemente nuestras fuerzas ya no dan para más, y ni siquiera sabemos cómo orar o lo hacemos equivocadamente, el Santo Espíritu de Dios gime, clama por nosotros con gemidos indecibles. Somos conscientes realmente de lo que esto significa?.
También nos habla La Palabra de Dios de los frutos del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Son como un racimo de uvas del que se desprenden, una a una, las exquisitas frutas.
Yo soy la primera que entono el “mea culpa”, pero me duele demasiado ver a muchos que se llaman cristianos en los que el amor, el gozo, la paz........ brillan por su ausencia. Pido perdón!!, también dice la Escritura: “ Por sus frutos los conoceréis”.
Yo no sé cómo quieres tú que sea tu vida cristiana y tu ministerio; pero si sé muy bien como quiero ser yo y como quiero que sea mi trabajo para el Señor. Deseo, con toda mi alma, que cada fruto del Espíritu se manifieste en mi vida y deseo fervientemente que mi humilde ministerio esté inmensamente lleno de la unción y del poder del Santo Espíritu de Dios.
Quiero terminar dándote un consejo, quieres ser una persona feliz y que haga felices a todos aquellos que te rodean?...ven ahora al pie de la Cruz!!, e invita al Señor Jesús a entrar en tu corazón; lo hará al momento, e inmediatamente, el Espíritu Santo comenzará a vivir dentro de ti y, poco a poco, de más a más, a medida que le dejes, te llenará de Su plenitud hasta que llegues a la presencia del Señor.
Pido a Dios, con toda mi alma, que Su santo Espíritu inunde mi vida en plenitud y que eso transluzca increíblemente en cada área de mi vida y de mi ministerio. Sé que me escuchará y deseo lo mismo para ti.
Qué Dios te bendiga inmensamente!!
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