Es el segundo día del Encuentro de Graduados (finales de octubre de 2011), y Luis ya ha dado su seminario sobre cómo Jesús conectó con la Cultura a su alrededor, y por tanto, cómo deberían hacerlo los cristianos. Ha explicado ideas muy sencillas que se pueden resumir en una frase, algunas provocativas, otras de puro sentido común.
Nos citamos para después de comer (buffet libre) en la misma sala multiusos de Hotel en la que dio su conferencia. Charlando de su vida, explica cómo dejó los estudios pronto, recuerda la experiencia de trabajar en la limpieza y en la industria. También me explica de cómo más tarde se dio cuenta de que ir a la universidad sí valía la pena (se graduó en Documentación y estudió de Periodismo).
Conversamos cerca de la luz que entra por un gran cristal. Fuera ha dejado de llover pero el cielo sigue gris. De hecho, es la segunda vez que hacemos la entrevista, la primera vez se borró todo lo grabado. Antes de empezar a grabar, Luis me dice entre risas que si vuelve a suceder lo mismo, “aunque sea por
cansinismo lo puedes transcribir de memoria, yo creo”.
JF. Empezamos hablando por donde lo habíamos dejado en la conversación anterior…
LM. “Las nuevas generaciones tienen mucho más claro que se puede manifestar la fe cristiana, tu identidad como cristiano… a través de todo tipo de arte y cultura. Se rompen tabúes con generaciones anteriores que relacionaban mucho el evangelio a ciertas formas heredadas que seguramente pertenecían a otra cultura o a otro momento histórico. Habíamos llegado al punto en el que parecía que si se dejaba de hacer aquello culturalmente hablando, formalmente, artísticamente… dejaba de ser aceptable como forma de transmitir el evangelio”.
JF. ¿Un ejemplo de esta tendencia a garrarse a unas formas concretas?
LM. “Se podía llegar a pensar que la música secular alemana del siglo XVIII era más espiritual que otras corrientes modernas, simplemente porque del XVIII hasta ahora esa música se ha mimetizado y se ha ido repitiendo. Creo que las nuevas generaciones tienen muy claro que eso no solamente no tiene sentido sino que no ayuda a la labor esencial del evangelio, reflejada en Jesús, que era predicar la Palabra de la forma más comprensible. Por eso utilizaba parábolas de la agricultura, dirigidas a gente que se movía a ese ámbito”.
JF. Si esto es un avance, también hay cosas centrales que se han difuminado.
LM. “Entre los jóvenes, también como producto del tiempo en el que viven, tengo la sensación de que hay un mayor desconocimiento del evangelio. Es como una ley del péndulo respecto al error de haber relacionado cultura con evangelio. Nos hemos dado cuenta que es un error decir que una forma cultural es sacra. Es algo que se opone claramente al evangelio. Pero podemos pasar de haber visto que la forma no es el evangelio al punto de olvidarnos directamente del evangelio. Y tengo la sensación de que hay artistas evangelizadores jóvenes, que conectan con la cultura pero que no se han tomado demasiado en serio el profundizar en las Escrituras”.
JF. Hablando de cristianos jóvenes haciendo arte… ¿Aporta algo utilizar las etiquetas “arte cristiano” o “música cristiana”?
LM. “Hay un libro que lo explica muy bien, que se llama
El arte no necesita justificación, de H.R. Rookmaaker. Y el título ya lo dice, es la respuesta a tu pregunta. No tiene sentido, desde el punto de vista bíblico, hablar de “música cristiana” o “literatura cristiana”. A pesar de que para entendernos lo utilicemos. Un problema es que fuera de la iglesia esa etiqueta no se entiende, y cuando nos escuchan no saben de lo que estamos hablando. Por decirlo de alguna forma, las notas musicales no tienen que arrepentirse de sus pecados, es un absurdo.
“Deberíamos esforzarnos por cambiar nuestra forma de hablar. Referirnos más a buen arte o mal arte… buena música o mala música. Y a cristianos que hacen buena música o mala música. A mí, de hecho muchas veces el arte no hecho por cristianos me aporta más espiritualmente que lo que puede decir un cristiano queriendo evangelizar por medio de la música. Tanto musicalmente como en el contenido”.
JF. Entonces, ese arte que viene de creadores no cristianos, ¿qué tipo de preguntas lanza al aire? ¿Qué respuestas busca?
LM. “Creo que no hay nada nuevo bajo el sol… Las necesidades fundamentales del hombre son las mismas: sobrevivir, necesidad de aceptación, amar y ser amado, desaliento y frustración. Es un mundo moderno que te intenta alimentar de necesidades creadas para que compres tal producto. La frustración no la produce sólo la publicidad sino cosas tales como por ejemplo la propia educación, que te enseña a ser un buen profesional pero no te enseña a afrontar la frustración de no poder trabajar en la profesión que hubieras querido. La angustia del ser humano es uno de los aspectos que más se ven en el arte, ¿no?”
“A todo esto, evidentemente el evangelio de una respuesta. La Biblia es el libro más realista del mundo, y tiene las respuestas necesarias para poder conocer a Dios”.
JF. Si esto es verdad, y el evangelio tiene respuestas relevantes para las preguntas en la sociedad… ¿cómo deberíamos construir puentes con la cultura a nuestro alrededor, en nuestras ciudades, en nuestros barrios…?
LM. “Fundamentalmente, haciendo buen arte. Formarse bien, con excelencia, haciéndolo lo mejor posible, como hacemos muchas otras cosas en nuestra vida que realmente nos apasionan y en las que creemos. Con el arte como expresión humana deberíamos hacer exactamente igual. Y dentro de los ambientes culturales: naturalidad. Igual que la gente habla sin complejos del equipo de futbol al que siguen o su ideología política, para nosotros lo más importante es Jesucristo y eso debe salir. Creo que el mejor método es tener claro que no existe un método”.
JF. Por último, explícame de algunos proyectos crees que realmente han conseguido esa combinación de autenticidad, calidad y frescura a la hora de mostrar el evangelio en el Arte. Tú mismo coordinas “Delirante”…
LM. “Sí… Delirante es un nombre que pusimos a una pasión, la pasión de llevar a otros el evangelio, pero también siendo cómo somos. Riéndonos, y a la vez invitando y dando a conocer a cristianos eruditos que tienen buenas respuestas a preguntas de temas como el sufrimiento, por qué el Dios de la Biblia y no otros, la sexualidad y Dios, etc. Y hacerlo como nos expresaríamos en una cafetería o en un grupo de amigos. Tal y como somos. Y ahí damos participación a gente que pueda colaborar con la música, el arte, la literatura, toda manifestación humana que no se oponga directamente al evangelio, no sólo tiene lugar sino pensamos que debe fomentarse”.
“Otras ideas… Me gusta especialmente Contracorriente. Me gusta que no solo están a favor de las manifestaciones artísticas sino que dedican escuelas a formar músicos de una forma excelente en lo que hacen y también hablándoles de la espiritualidad, y como manifestar a Dios a través del Arte. Eso me parece sensacional, que dediquen su tiempo y recursos a esto…Y personas son transformadas. A mí me parece que es un referente, y es espectacular ver a gente de todo tipo de tribus urbanas ante un mensaje genuino y bíblico del evangelio, como he visto, de rodillas arrepintiéndose de sus pecados. Y eso, a lo mejor, en mitad de un concierto de punk”.
“Otro ejemplo más concreto sería Rockalerta, que son gente del ambiente rockero, que les gusta este tipo de música y que llevan la sorpresa de que se puede seguir al Jesús de los evangelios, tener una relación personal con Él y una esperanza en medio de un contexto musical que muy pocas veces se va a ver en la vida normal de las iglesias”.
Luis Mariánaportó su visión sobre cómo comunicar con la Cultura en el Encuentro Nacional de Graduados de 2011. Es pastor de una iglesia en Madrid y dirige la asociación Delirante. Los otros proyectos que menciona en esta entrevista son Contracorrientey Rockalerta.
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