El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Lo conseguido fue mucho, si tenemos en cuenta la intolerancia religiosa predominante y los escasos medios humanos y económicos disponibles.
Servet ha sido el primer intelectual que defendió con argumentos positivos que es totalmente ilícito matar y perseguir por cuestiones de doctrina, herejía o conciencia.
Este sistema hacía de toda persona un agente inquisitorial, dispuesto a denunciar a todo vecino, familiar o amigo por el más mínimo acto sospechoso. A su vez, infundía un tremendo temor a que cualquier palabra o acto propio sospechoso, pudiera acabar con el sometimiento a un terrible proceso inquisitorial.
Continuando con la serie de artículos, hoy me acercaré a la reconfiguración sufrida por aquella Antigua Inquisición. Es la que denominaré Nueva Inquisición.
Cuando en España se habla de Inquisición, inevitablemente se nos retrotrae a la maquinaria de control social creada ad hoc por los Reyes Católicos.
La cristiandad nombra a Cristo pero no le conoce. Cree en el proselitismo forzado, en la supremacía social. Descansa en sus fuerzas y no en Cristo.
"Trató de buscar las raíces de su fe en sus semejantes, en su pueblo, en su tierra. ¡No podía estar sólo! Y las encontré, vaya si las encontré: cinco siglos atrás", explica Juan Ramón Méndez Martos, que hoy estrena la serie 'España protestante' en nuestro magazin.
¡El alma del protestantismo español tampoco ha sido vencida, a pesar de contrarreformas, inquisiciones, persecuciones, intolerancias y desprecios!
Yo quiero a España, particularmente porque es una Tierra que necesita el Evangelio de Jesucristo.
Una introducción al pensamiento del reformador español.
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