El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Las profecías de los falsos profetas pueden llegar a cumplirse.
Siempre queda un resquicio para la esperanza.
La principal forma de atracción que tenía Jones –el énfasis en los milagros– se convierte en la razón por la que es denunciado por la prensa, hasta el punto de sentirse tan acosado, que se traslada finalmente a Guyana.
El fin se acerca.
En este libro vemos el cambio que produce una persona que se apasiona por Dios.
Suele ocurrir que vienen épocas que en las iglesias se suele poner de moda algún emisario y eso le da cierta fiabilidad para ser creído en todo lo que notifica, ya se sabe, crea fama y échate a dormir.
La clave del libro es saber que Dios va a hacer justicia. Pero si volvemos a Él, seremos perdonados.
Ambos profetas (verdadero y falso) afirman con igual confianza que proclaman la Palabra del Señor (consejos pastorales desde Tiatira).
Dios tiene un propósito con todos, hasta con los falsos profetas.
La evangelización tiene un valor de rescate del hombre en desventaja social, del hombre abusado u oprimido.
El discernimiento entre profetas falsos y profetas verdaderos es uno de los problemas más difíciles de la teología y de nuestra vida cristiana.
¿Nos falta compromiso, nos falta pasión por la justicia, nos falta celo por la denuncia?
Los profetas no podían callarse, porque la Palabra de Dios los consumía. En ellos había nacido un imperativo ineludible de levantar su voz.
El ojo profético de Juan le revelaba una realidad muy diferente al consenso de su época, de la "opinión pública" prevaleciente.
Hay un mañana y ese mañana puede ser mejor y no estar determinado por el presente del juicio. Así acontecerá, sin duda, cuando se escucha lo que Dios nos dice.
Son profetas porque predican esperanzas y son populistas porque las esperanzas prometidas son falsas, al estar basadas en falsos remedios.
Para muchos resultaría ideal que Dios fuera parcial, contemplando siempre con malos ojos a unos pueblos y con buenos siempre a otros. Así lo creyó en el pasado Israel y posteriormente no pocas naciones autodenominadas cristianas.
Los profetas: Zacarías (y IV): el final de la Historia (c. 10- 14).
Mientras los niños iban y venían, iban y venían, la viuda estaba llenando de aceite todas las vasijas disponibles.
Los profetas: Zacarías (III): en Sión habría salvación y la señal sería el mesías cabalgando, justo, salvador y humilde, sobre un asno (c. 7- 9)
Los profetas: Zacarías (II): cuatro visiones más (c. 4- 6).
Los profetas: Zacarías (I): las tres primeras visiones, su significado y aplicación (c. 1- 3)
Los libros proféticos (XXV): Daniel (IV): la profecía cumplida y la derrota segura de los cuernos pequeños.
Los libros proféticos: Daniel (III): el profeta que vio más allá de la caída de los de los grandes imperios.
Como "Ministro de Propaganda", el falso profeta promueve "la ideología del poder" que sacraliza al imperio.
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