El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Las palabras de Jesús penetraron en mi alma siendo aún muy joven y lo cambiaron todo en mi triste vida.
Sin convicción de pecado, no hay un verdadero arrepentimiento y sin un genuino arrepentimiento, no hay conversión posible.
Lo que ha marcado la diferencia en mi actitud ante la vida es mi descubrimiento personal de Dios.
Nuestra visión de la realidad tiene que ver con una actitud de fe que marca la diferencia ante los muchos desafíos y situaciones que nos depara la vida.
Dios tiene reservada para nosotros una hermosa Canaán celestial, pero también tiene previstas unas metas que alcanzar en nuestro peregrinaje terrenal.
Siempre recuerdo los buenos momentos de mi andadura personal y los momentos felices que me impulsaron hacia adelante, y ahí descubro la nostalgia de las buenas experiencias.
La irrupción del Mesías ignorado por los suyos en Israel nos demuestra la deliberada aproximación del Dios que se hizo hombre hacia la raza humana caída y perdida en sus muchos extravíos.
Disfrutemos de lo esencial y compartamos con más razón que nadie, el verdadero espíritu y el maravilloso mensaje de la Verdadera Navidad.
“Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella”, esta verdad tan poderosa siempre ha cautivado mi corazón.
Quiero sugerirte que te escuches a ti mismo cuando hables y le des gracias a Dios por poder articular palabras.
Elijo estar a los pies de mi bendito Salvador, escuchando las sabias y profundas palabras del Maestro de Galilea.
El pecado es un virus contagioso, es una carcoma que destruye todo nuestro ser tripartito.
La última gran revolución espiritual de los hijos de Dios que todavía está pendiente será bajo la influencia del Espíritu Santo.
La poderosa realidad de lo que somos para Dios me bendice tanto que me provoca una bendita sensación de eterna gratitud.
El sentido de la vida no reside en la buenaventura, ni en el azar.
Según Jesús, estamos destinados a fructificar en el lugar donde Dios nos plantó.
Nos disponemos a “aprovechar bien el tiempo, porque los días son declaradamente malos”.
Percibo un claro sentido de urgencia de parte del cielo para la inminente venida del Señor.
Estaremos no solo ante un mundo realmente fascinante, sino y ante todo, estaremos para siempre con el Señor.
Tú eres Dios en toda su plenitud, en este tiempo estás actuando de una forma espectacular en el mundo entero y también en la Iglesia Universal.
Lo que ha marcado la diferencia en mi actitud ante la vida es mi descubrimiento personal de Dios. Sí, me estoy refiriendo a ese buen Dios que creó los cielos y la tierra y a todos los seres que gozan de vida orgánica.
Dios va a reivindicar su perfecta justicia ante los ángeles y demonios, ante sus redimidos e incluso ante los impíos.
La oración a Dios es un verdadero antídoto contra el afán, la angustia y la ansiedad.
Esta experiencia de transformación gradual se va implantando en nuestra vida con la aparición del fruto del Espíritu en nuestros actos y en nuestra vivencia espiritual.
Hemos de acabar cuanto antes con la duda bloqueante, este asesino invisible de nuestra fe.
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