El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
No solamente “a todas ellas llama por su nombre”, sino que la gloria de las estrellas es solo un destello de la gloria de Dios.
Es verdad que existen estrellas mucho más grandes que nuestro Sol y también más pequeñas, pero al analizar sus características físicas se observa que serían incapaces de sustentar la vida, tal como la conocemos en la Tierra.
¿Qué importancia tiene el ser humano para merecer todo este maravilloso escenario universal?
El ser humano sólo puede contar a simple vista entre 5 000 y 6 000 estrellas en una noche sin Luna. Hoy sabemos que en el universo hay alrededor de diez cuatrillones de estrellas.
Cada pueblo inventó sus propias constelaciones, aunque solo se impusieran por motivos históricos las que han llegado hasta el presente.
Algunas de las estrellas más brillantes que pueden verse a simple vista en el firmamento nocturno, nos muestran la luz que emitieron hace unos veinte, doscientos o dos mil años.
El polvo de las estrellas nos dio los elementos necesarios que requieren nuestros cuerpos materiales pero solo el soplo divino nos convirtió en seres vivientes.
La imagen es una realidad gracias al telescopio espacial James Webb, el más potente jamás lanzado. Recoge un cúmulo de galaxias en color.
Si todos hicieran esto, de repente el día también se levantaría para aquellos que todavía están en la noche…
Selecciono cuatro textos del reciente libro publicado por Hebel Ediciones, ministerio que desde Chile dirige el pastor y poeta Luis Cruz-Villalobos
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