El vigilante del bosque

Mi brazo derecho me despierta una vez más. No es que tenga voluntad propia, sino que simplemente me duele.

Sentado en el váter, todavía empañado por el sueño, una canción de mi mujer que hemos escuchado la víspera me recuerda a un compa que ha caído en la droga. ..

Salgo.

LA NOCHE

Me gustan las verdaderas estrellas, porque a pesar de su magnitud, logran permanecer pequeñas y silenciosas (sin aspavientos mediáticos..). Mira (¡¿ !?). La luna me hace un guiño (media luna).

La noche está atrapada en las ramas de los árboles y por eso tarda un poco más en el bosque. Me gusta el olor fresco a bosque profundo que deja atrás. Todo me habla de un día que nace, conteniendo la promesa de algo nuevo.

EL VIGILANTE NOCTURNO

Y ahí, lejos de todo, escucho a un hombre que silba en el bosque (Pero ¿qué es? ¿y tan temprano? ¡¿qué !?). ¿Tal vez se trate de un guardia encargado de despertar el día?

A su paso, los pájaros empiezan a cantar tímidamente…No es la primera vez que lo escucho, pero hoy el silbador está justo detrás de mi. El sonido de su canto se acerca cada vez más… La tentación me arde de fundirme entre los árboles del bosque y disfrutar con malicia el hecho de ver sin ser visto…

(No es que me esconda, sino que simplemente dejo de moverme…)

EL SECRETO

De esta manera, ya me he topado con uno u otro de los practicantes que visitan el taller. Al verlos pasar totalmente absortos tan cerca de mi, he descubierto una felicidad aun mayor que la de gritar: “!Bu!”

El sonido de sus oraciones (si porque a eso es que uno va al bosque) produce en mi alma el efecto de un bálsamo, y este encuentro del qué yo solo me entero, es un secreto bien guardado en mi corazón, como un manto de respeto del que los voy a cubrir la próxima vez que mi mirada se pose en ellos.

EL ENCUENTRO

Hoy dejo que me encuentre… este centinela me intriga (¿De qué serviría huir?). Me siento en un tronco dispuesto exactamente a la frontera entre el día y la noche.

En ese preciso instante, un anciano con cabellera de plata surge suavemente de los zarzales, creo que se sorprendió un poco al verme … me doy cuenta en ese mismo instante que mi presencia es tan insólita como la de él. ¿Quizás pensó que yo era el relevo…?

Intercambiamos unas palabras triviales dejando voluntariamente de lado la parte misteriosa (es aún más bello así). Tal como vino, se fue, prendiendo el tiempo en modo “día”.

LA RIQUEZA INVISIBLE

Me quedo ahí pensativo… meditando… El bosque se enriqueció desde ayer, porque una joven haciendo sus prácticas en mi taller también viene aquí en busca de Dios… quisiera que pueda conservar este hábito durante toda su vida…

Si todos hicieran esto, de repente el día también se levantaría para aquellos que todavía están en la noche…