El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La pandemia deja paso a diversas preocupaciones en nuestras vidas. Pero Dios no es indiferente a lo que ha sucedido ni a lo que sucederá en el futuro.
La convivencia con la muerte se ha vuelto especialmente patente durante la epidemia. Pero, ¿qué hay de sus efectos?. “En el duelo no hay solo dolor, hay amor”, dice el psiquiatra evangélico Pablo Martínez Vila.
Es pequeño, pero tiene una fe sedienta.
En las circunstancias actuales, ante la incertidumbre que vivimos, es necesario apoyarnos en las promesas que Dios nos ha dado en su Palabra.
Al oir la Palabra de Dios esta tiene un efecto trascendente en nuestra vida, haciendo que nos alineemos con la voluntad de Dios para que esta crisis se transforme en una oportunidad.
Aunque aún no hay casos diagnosticados de Covid-19 en Moria, los daños colaterales de la crisis sanitaria han impactado muy negativamente las ya deplorables condiciones de vida de los solicitantes de asilo.
- ¿Y por qué no asegurar el de la semana, el del mes, el del año…? ¿No estaríamos más tranquilos?
Miguel Torralba, médico internista en Guadalajara, nos cuenta su experiencia en estas semanas en primera línea de batalla contra el coronavirus.
La esperanza que Dios nos da es definitiva, fiel, confiable, total, indudable e invencible.
Necesitamos recordar sus promesas en la Biblia y en las experiencias que hemos vivido. Aun en tormentas, incomprensión o dolor, podemos decir: “Padre, en ti confío”.
Jesús nos compara con unos pajarillos, algo débil y pequeño, como ejemplo de dependencia de Dios. Es en su providencia que podemos tener confianza en medio de esta crisis.
Los cristianos somos privilegiados, por tener la conciencia de un propósito y la compañía de Dios en toda situación.
Los creyentes gemimos, lloramos, somos solidarios con el sufrimiento de los otros esperando la renovación de todas las cosas.
Estamos conmovidos, humillados delante de Dios, y hemos rasgado simbólicamente nuestros corazones para llorar y clamar por nuestro pueblo.
Del pastor y rey David podemos aprender a profundizar en nuestra relación personal con Dios en medio de circunstancias difíciles.
Las circunstancias difíciles nos ayudan a eliminar lo secundario y ser más capaces de encontrar lo verdadero, a Jesús mismo.
¿Dónde está Dios en medio de la confusión y el dolor de la pérdida?
En la Biblia vemos un patrón: antes de la victoria, viene la prueba. Este es el proceso que Dios puede usar para que maduremos y así crezcamos.
Esta crisis nos ayuda a entender que nada humano nos es ajeno.
En estos momentos, queda la impresión de que no se hacen diferencias con la forma en que Dios actuaba en la antigüedad, cuando eran más visibles sus acciones sobrenaturales.
En situaciones de dificultad podemos aferrarnos a las tres cosas que permanecen: la fe, la esperanza y el amor.
Una de las palabras más excelentes que existen en cualquier idioma es esperanza, porque sin esperanza no se puede vivir.
La incertidumbre lleva al miedo. No sabemos cuánto durará esto, pero nos arraigamos a la Palabra.
Cuando se pone a prueba nuestra fe, la gran diferencia está en confiar y saber quién es él.
Hemos de convertir los tiempos de espera en tiempos de esperanza y de paciencia. Entonces descubriremos que Dios puede transformar nuestras adversidades en oportunidades.
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