El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Entonces, ¿qué hacemos nosotros que pudiendo no corremos hacia Él?
Vender el alma al diablo también es, de alguna manera, una metáfora sobre el dar importancia material a lo que no lo merece a costa de lo que sí lo merece.
Según la Biblia, los demonios son de la misma naturaleza que la angélica, pues son ángeles caídos. Su pecado de ambición y soberbia los convirtió en demonios.
A modo de epílogo, añado a los capítulos precedentes esta breve demonología bíblica, en varios capítulos también, porque creo necesaria algunas explicaciones que puedan responder a las objeciones actuales acerca de la existencia de los demonios.
La muerte, olvido o asesinato del diablo no nos libera, sino que nos oprime con un plus de responsabilidad humana ante el mal.
A los creyentes nos conviene saber con quién nos enfrentamos y qué es lo que hace.
El peligro de reuniones centradas en el diablo.
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