El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Al habernos instalado en esa especie de negación permanente, somos la generación más frágil de todos los tiempos.
Pido a Dios que nos guíe y ponga mucho en nosotros el querer.
El amor de Dios se muestra a través de nuestra renuncia.
No importa lo que los demás digan. Tenemos que seguir adelante.
Podemos mirar de lejos, asomarnos a la ventanilla que da al pasado. Es posible recrearse en algunos de sus momentos, pero no restaurar el tránsito.
Merece la pena que nuestra vida sea mejor, merece la pena arriesgarse y no seguir la corriente.
Si alguien me cierra la puerta, no la voy abrir a cabezazos, sino buscaré otras puertas o ventanas.
Hay países dónde te juegas la vida si dices que amas a Dios, pero en otros, (como el nuestro) sólo te juegas tu nombre... y tu integridad como persona.
Las personas que luchan y ayudan a otros durante los días que tienen en la tierra, son los realmente triunfadores, los ejemplos que todos deberían observar.
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