El Congreso Federal del PSOE avanza en laicidad pero sin suprimir los funerales de Estado de carácter religioso

Dentro de la idea inicial, la supresión de los funerales de Estado era uno de los ejemplos del camino a seguir por el partido, enmarcado en la estrategia de avance de la laicidad junto a otras medidas, como la supresión de símbolos religiosos en cualquier acto de Estado, entre ellos los crucifijos. Jáuregui ha reconocido que el ejemplo de los funerales «era el más desafortunado. La laicidad no tiene construida una liturgia solemne para la despedida» de los fallecidos de Estado.

La vicepresidenta de Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, restó importancia a esta supresión específica. «Los funerales se hacen siempre de acuerdo con las familias de las personas que fallecen», explicó, y con la redacción definitiva «se mantienen tal y como están. No hay un principio que regule los funerales de Estado, que tienen un protocolo de participación de las más altas autoridades, vayan acompañadas de un rito religioso o no».

SIN CONSENSO EN RELACIÓN A LOS ACUERDOS CON LA SANTA SEDE
También el Congreso ha abordado la controvertida posición del gobierno ante la Iglesia católica. En este punto, la ponencia reconoce la realidad mayoritaria de esta confesión, algo que sin embargo «no otorga prevalencia de derechos y no es razón para privilegios ni puede significar limitación alguna de la aconfesionalidad del Estado». Ramón Jáuregui ha explicado que el avance hacia la laicidad es por lo tanto un proceso que se realizará «con mesura» y que no se puede conseguir «de la noche a la mañana».

Dentro del partido, se han presentado enmiendas al texto para que éste también tratase la cuestión de los acuerdos entre el Vaticano y el Estado. Finalmente, se ha optado por una opción «de consenso, sin provocar divisiones» en una cuestión tan controvertida, ha explicado Jáuregui. El texto final concreta que la relación con el Vaticano «no debe mantenerse de manera eterna».

En este sentido, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega insistió en que el Gobierno está «avanzando en modelo constitucional de separación Iglesia-Estado», que propicie unas relaciones de respeto entre ambos que en los últimos tiempos la jerarquía católica no ha tenido «respecto de algunas actuaciones del Estado».

Jáuregui además quiso destacar el importante papel del Estado como responsable de definir términos éticos. «Enarbolamos la bandera de la ética pública, que determina cómo es el divorcio o la educación. La moral cristiana es respetable, pero no puede oponerse a la moral pública que permite, por ejemplo, a los homosexuales casarse», explicó el portavoz de la ponencia.

POSICIÓN DE LA AEE
Hace poco más de un mes, La Alianza Evangélica Española presentó un comunicado en el que defendía la ausencia de símbolos religiosos en los actos públicos.

El texto aclaraba que «las ceremonias oficiales de entidades o instituciones públicas en España deberían carecer de símbolos religiosos, ya que el compromiso, promesas o ceremonia se realizan desde la base de ser parte de la ciudadanía española, la Constitución, y en la esfera de lo común y no de la fe personal de la persona que participa». Por ello, entiende que las ceremonias públicas (ceremonias de Estado y otras similares) «como regla no deberían tener un carácter religioso y menos de tipo `monocolor´ confesional».