El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los paralelismos del Extraterrestre con la figura de Jesús le resultaron evidentes desde el primer momento, por el trasfondo católico de Mathisson, la guionista.
La pregunta que nos hacemos es qué fruto produjo su fe. Si el cristianismo significa algo, tiene que ser un cambio de vida, algo que controla y gobierna tu existencia.
Su identificación con el sufrimiento de Cristo no le dio un sentido de perdón y nueva vida.
Es una tragedia que el cristianismo evangélico sea conocido hoy por su oposición a esto y a lo otro, en vez de por el anuncio del Evangelio que nos ha sido encomendado.
El anhelo humano de ser querido a menudo excede los límites naturales para convertirse en una idolatría. Buscamos un romance que trascienda nuestra vida y le de significado.
A Sparky le costaba hablar, pero “su bautismo le proporcionó una nueva sensación de plenitud”. Tenía seguridad, la “Grata certeza” de su himno preferido.
Él está más cerca que Marte para quien lo quiera buscar.
La experiencia de estar en una tierra ajena y vivir a la luz de la verdad, es un gran desafío. Ese dilema se refleja en canciones de Johnny Cash o Bob Dylan, entre otros que repasamos en este episodio.
Sparky empezó a acompañar a su padre a la Iglesia de Dios, los domingos, al decepcionarse con el pastor luterano, que no fue a ver a su madre cuando se estaba muriendo.
El académico evangélico ha entregado su fondo documental, que contiene una biblioteca de cerca de 15.000 libros, al Archivo Nacional de Cataluña.
Si hay un rasgo que caracteriza al seguidor de Jesús, esa es “la humildad y mansedumbre”. Sin embargo, el mundo cristiano está lleno de personalismo y orgullo cubierto de falsa humildad.
En esta segunda entrega por el centenario del artista, profundizamos en el luteranismo de su familia.
Dice la viuda de Schulz que para él, “Dios era muy importante, pero de una forma muy profunda y misteriosa”.
Sabemos que tenemos una fecha de caducidad, el problema es que no sabemos cuál es.
Muchos seguimos creyendo, como él, que “toda vida y realidad está relacionada con Dios, así que todo pensamiento, obra, acción y sentimiento es en un sentido religión”.
La muerte no solo nos enfrenta a la vanidad de la vida, sino también a su carácter efímero y breve.
Si esta obra es ya un clásico contemporáneo, es porque nos interroga cada vez que nos acercamos a ella.
Si hay algo particularmente cristiano, eso es la Encarnación, una doctrina incomprensible, tanto para el judío, como para el pagano. No está mal pensar en ello, por lo menos una vez al año.
Su fascinación, sin embargo, por la persona de Jesús nos llena de esperanza. Kafka decía que Jesús es “un abismo de luz, que si no cierras los ojos, te puedes caer dentro”.
Al llegar al final de esta serie –la más larga que recuerdo haber hecho nunca–, me doy cuenta de que se ha vuelto algo tan personal, que Stott es parte de mi vida.
Al hablar con otras personas, Stott buscaba lo que les unía a ellas, pero también aclarar las diferencias.
Su nombre aparece siempre el primero en los listados de teólogos evangélicos que hubieran cuestionado la doctrina tradicional del infierno. ¿Cómo es esto posible?
Hace ya cien años que nació el hijo del escritor A. A. Milne. Su emocionante historia nos habla de la inevitable distancia entre padres e hijos.
El hombre desesperado puede encontrar, frente a la muerte, la vida que está en Jesucristo. Esa fue la propia experiencia del escritor ruso, cuando estaba condenado a muerte junto a otros compañeros revolucionarios.
Como dice Samuel Escobar, Stott nos ha dejado el ejemplo de su vida, pero también el legado de una teología “evangélica”.
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