El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Salieron de la consulta secándose las lágrimas y la abuela más contenta que unas pascuas.
Dios es otra cosa y cura todas las heridas.
Se conocieron según su condición, destinados a ser reyes y destinados a amarse.
Tras sanar Jesús su lepra, el hombre se encuentra ante un mundo escéptico.
Un relato de Antonio Cárdenas.
Un relato de Antonio Cárdenas.
Un relato de Antonio Cárdenas.
El problema, que no te ves desgraciado en tu actual condición.
El temor de Dios vino a nuestra vida, vida que ya nunca será la misma.
El burro era él, o así le consideraron. ¿O acaso no lo eran todos?
En este mundo nunca habrá el amor ideal.
— Una persona ya es suficiente.
Si no entendemos con esta historia de Jesús el profundo amor que Dios nos tiene, es que ya nada de este mundo merece ser entendido.
Hay que entender que quien no ha amado en la Tierra, tampoco va a amar en el cielo.
El buen anciano desterrado tenía un hijo que envió a aquel mundo para vencerlo y deshacer las obras del ilegal.
Comenzó a llorar y no, no lloraba por la aguja del tatuador.
Ni corto ni perezoso llevó el pastel a una mesa de trabajo y haciendo uso de un transportador de ángulos consiguió dividir el pastel en once trozos perfectamente iguales.
¿Cómo puede vivir esta gente poco exigente soportando tan desagradable olor?
Su genealogía protestante se remontaba a los inicios de la Reforma.
“¿Cuándo nos devolverán el balón?”
Un relato de Antonio Cárdenas.
— ¿Cuáles son los tres amores, mamá?
Un cuento de Antonio Cárdenas.
Hasta que llegó un tuerto que acabó desmantelando el imperio del ciego mayor.
El amor acabará venciendo todos los mares bravíos y los inframundos habidos y por haber.
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