El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La crítica y los lectores coinciden en que se trata de una obra clásica de la literatura contemporánea.
En situaciones de dificultad podemos aferrarnos a las tres cosas que permanecen: la fe, la esperanza y el amor.
La incertidumbre lleva al miedo. No sabemos cuánto durará esto, pero nos arraigamos a la Palabra.
La pesadumbre que atormentaba a David lo llevó a una decisión extrema, criminal.
Cuando se pone a prueba nuestra fe, la gran diferencia está en confiar y saber quién es él.
Hemos de convertir los tiempos de espera en tiempos de esperanza y de paciencia. Entonces descubriremos que Dios puede transformar nuestras adversidades en oportunidades.
No es tan importante cuánta fe tienes, sino en quién la pones.
La pandemia nos está arrebatando a los queridos a toda prisa, sin avisar, sin un momento para sentarse, mirarse, hablar y callar.
Quiero explicar que la pregunta “¿Crees en Dios?” ha sido entendida de tres maneras distintas desde la antigüedad.
Lo cotidiano, y por lo mismo muchas veces desvalorizado, se ha trastocado y debe llevarnos a la evaluación profunda de lo que llamamos la vida diaria
En estos días hemos visto los beneficiosos efectos de la ética, de los valores y virtudes que hasta hace poco nos asustaban. Hemos visto lo gozoso que es ayudar al otro.
Las tensiones de la vida son muy graves. No es amigo del género humano aquel que intenta restarles importancia. Pero aquí tenemos a un hombre que, en medio de grandes pruebas, se gloría, triunfa y se regocija.
Lo que verdaderamente explica la mayor parte de los problemas entre los hombres es que hay problemas dentro del hombre mismo.
Es tiempo de hacer nuestras las palabras del Salmo 46: nuestro refugio está en Dios.
Recuerdos de un desencuentro.
Estas circunstancias nos hacen reconsiderar nuestro camino y desafía nuestro orgullo.
Tengamos paciencia con nosotros mismos, e insistamos en el agradecimiento cotidiano a Dios por todo lo que tenemos a pesar de la prueba.
Para unos, se trata de una auténtica comunicación con el más allá. Para otros no es más que un hecho diabólico.
Las circunstancias difíciles permiten que nuestro testimonio se confirme con obras.
Una carta dedicada a los que más sufren en la crisis actual.
En ninguna manera se trataría de “cuotas” sino de llamado y capacitación divinas para el ministerio pastoral.
En este tiempo de adversidad yo sigo creyendo en el Dios de lo imposible.
Ante una situación tan sorprendente como la que vivimos, acudir a Jesús da ánimo para seguir adelante.
Acompañémonos, aun a la distancia y cada uno en su casa, los unos a los otros en este caminar donde no falta la Esperanza.
En medio del caos y la inseguridad de la situación actual, nuestra fe se fortalece al considerar las promesas de Dios.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.