La asombrosa historia de la Unión Bíblica (12)

Por Benji Gálvez

Ernest Harold Trenchard poco a poco se iba acostumbrando a que lo llamaran “Don Ernesto”, le empezaba a gustar como sonaba en español. Durante las mañanas dedicaba buena parte del tiempo al estudio de la Biblia y al estudio avanzado de la lengua española, no conformándose con un nivel aceptable, sino buscando la excelencia. Para ello, asistió a las clases de fonética del profesor Tomás Navarro (1) y hospedó en su casa de Piedralaves a su viejo amigo el filólogo alemán Werner Beinhauer. El Dr. Beinhauer era profesor de castellano en la Universidad de Colonia y si su don lingüístico era admirable, no lo era menos su competencia musical al tocar el violín. El teutón era un amante empedernido de las pintorescas aldeas españolas y como coincidió su visita con las vísperas de fiestas, pronto hizo amistad con los músicos del pueblo. Una noche antes de retirarse a dormir, estos decidieron hacer una parada ante la casa de Ernesto y Gertrudis y tocaron todo el repertorio. Los Trenchard disfrutaron la serenata desde la cama, pero el Dr. Beinhauer se sintió impelido a salir al balcón con su violín y a dar un merecido acompañamiento a sus nuevos colegas. Finalmente, los músicos le pidieron que tocara algo para ellos y el alemán, bajo una brillante luz de luna y envuelto en el extraño atuendo de una de las gigantescas batas de Don Ernesto, accedió y logró hacer hablar, cantar, llorar y reír a su viejo violín en magistral improvisación. Al terminar, el pequeño auditorio rompió a aplaudir efusivamente. Aquel improvisado concierto a la luz de la luna en casa del protestante quedaría durante años grabado en la memoria de aquellos privilegiados. (2)

Los fondos escaseaban y muchas veces cubrían la distancia entre Piedralaves y Sotillo andando los 12 kilómetros. La Sra. Felisa a veces les prestaba a su burro y por fin un día Ernesto y Gertrudis se atrevieron a comprarlo. Los hermanos llamaron al burro “el Evangélico”, porque servía a la causa del Evangelio y aunque pequeño, era resistente y fuerte. (3)

En Piedralaves habían tenido local propio anteriormente, pero a la llegada de los Trenchard habían vuelvo a congregarse por las casas. Fue un trabajo duro que derivó en que las reuniones se hicieran en su propia casa. Un nuevo código penal sustituyó al anterior y la relativa tolerancia hacia la libertad del culto no católico, se convirtió en intolerancia. Fueron, pues, del todo inevitables los enfrentamientos con las autoridades civiles. A la muerte de uno de los creyentes de Sotillo, llamado Juan Blásquez, intentaron, el cura y el alcalde, que no se hiciera ningún entierro evangélico, pero como la familia estuvo de acuerdo en que se cumplieran los expresos deseos del difunto, no les quedó otra que permitirlo, aunque retrasando una hora la petición de Don Ernesto. El misionero fue anotando lo que ocurrió aquellos días: 

El día del entierro amaneció con una fuerte lluvia; parecía que los mismos elementos estaban confabulándose con nuestros enemigos para obstruir un testimonio triunfante en la muerte de Juan Blásquez; pero Aquel que reprendió el viento y las olas en Galilea reprendió a los elementos en aquel día. La lluvia cesó totalmente mientras los amigos viajaban desde Piedralves a Sotillo, empezando de nuevo tan pronto que llegamos seguros allí. Unos pocos de nosotros fuimos a la alcaldía para luchar por el privilegio de enterrar a nuestros muertos según nuestra conciencia, y tal fue la buena mano de nuestro Dios sobre nosotros que, a pesar de la presencia del cura detrás de la silla del alcalde con un rostro muy enfadado, se nos permitió proceder bajo nuestra propia responsabilidad, con una sola condición, que el entierro se celebrara a las tres en vez de a las dos. Desde la alcaldía fuimos a la casa de luto […]. A las dos de la tarde, la hora fijada originalmente para el entierro, la lluvia todavía caía sin piedad, como siguió haciéndolo durante el pequeño culto que tuvimos en la casa; pero a las tres, la hora que habían fijado los enemigos, no solamente terminó de llover, sino que el sol hacía esfuerzos por brillar a través de las nubes. Cuando llegó el momento de sacar el ataúd por la puerta, la calle estaba completamente llena de gente que seguía nuestros pasos mientras nos encaminamos a través de la calle mayor del pueblo por un sendero de barro, hasta llegar al pequeño cementerio civil […]. (La muchedumbre) llenaba el cementerio, encaramada sobre los muros, y hasta en los olivos adyacentes. Cantamos nuestros himnos, y hablamos de nuestra gloriosa esperanza… Los últimos rayos del sol que se ponía iluminaban la escena con gloria mientras el cuerpo de Juan era depositado en su tumba, y nuestros corazones se llenaron de gozo solemne mientras dejábamos el lugar, porque Juan estaba con el Señor a quien amaba, y el testimonio de su muerte había sido digno del testimonio de su vida. (4)

Por celebrar al aire libre el entierro de Juan Blásquez en Sotillo, le llegó una multa de 25 pesetas a Ernesto. Gertrudis hacía solo unos días que había dado a luz a la pequeña Felisa, el 4 de enero de 1928, y estaba muy débil. 

—¡Vamos querido, son 25 pesetas, solo es dinero! ¡Mejor eso que ser encarcelado! —le rogó Gertrudis a su amado.

—Si hago caso al Gobernador provincial y pago la multa estaremos poniendo en peligro el privilegio de predicar el Evangelio en cementerios civiles (5) —contestó Ernesto. 

Como Ernesto ayudaba ocasionalmente al médico de la aldea, este consiguió que le dieran unos días antes de ingresar en prisión, lo que le permitió cuidar de Gertrudis durante su recuperación. Entretanto se trasladó una joven hermana de Arenas de San Pedro para cuidar a los niños y a Gertrudis.

[photo_footer]D. Percy Buffard y Dª Elena.[/photo_footer]   

Entonces Ernesto se dirigió al ayuntamiento con un maletín lleno de libros y materiales para escribir, dispuesto a pasar los cinco días en prisión por negarse a pagar la multa. El alcalde era un hombre triste, y además de alcalde era sacristán de la iglesia, por lo que generalmente obedecía al sacerdote tanto en la alcaldía como en la iglesia. Este preparó el documento y entregó a Ernesto al carcelero. Entre rejas pudo recibir visitas y dedicarse al estudio en paz, pues tenía una mesa y dos bancos. Por las noches continuaba su estudio a la luz de una vela. Debido al frío le permitieron tener un brasero de carbón vegetal para calentarse los pies. Por la noche acondicionaba los dos bancos a modo de cama bastante respetable. Los niños se asomaban a la ventana para ver al “protestante”, mientras que los hermanos proclamaron a los cuatro vientos que el crimen de Don Ernesto había sido atender una de las siete obras de misericordia nombradas en el Catecismo católico, la de enterrar a los muertos. Pasados los días de encierro Ernesto pudo volver a casa. (6)

Al poco fueron denunciados porque los himnos que cantaban en las reuniones se podían oír desde la calle. Aunque seguirían cantando en la celebración de la Mesa del Señor, el culto más importante para Trenchard. A pesar de todo consiguieron construir un local para la iglesia y recibieron ayuda de Mr. Percy Buffard y la Misión Evangélica Española. Trenchard y Buffard llegaron a forjar una gran amistad.

[photo_footer]Moto con sidecar. / Austrian National Library, Unsplash[/photo_footer]

En noviembre de 1928, los cinco miembros de la familia Trenchard tomaron un tiempo de descanso volviendo a Gran Bretaña. De esta manera aprovecharon para informar acerca de la obra en España a los hermanos que los apoyaban con sus ofrendas. Visitaron las asambleas que habían encomendado a Ernesto y recogieron nuevos fondos. Los hermanos les regalaron abundante ropa para que pudieran repartirla en España. También pudieron mantener entrevistas con los Editores de Echoes of Service, quienes eran en realidad los líderes de la obra misionera. Ernesto cayó gravemente enfermo, pero pudo ser atendido por sus médicos. Cuando ya se hubo recuperado, se enteró que un hermano había preguntado por su medio de locomoción entre las aldeas del Valle del Tiétar, y al saber que se trasladaban andando, en autobús o con “Evangélico”, les regaló algo muy especial… una antigua moto con sidecar. Pasado un tiempo embarcaron hacia La Coruña con Juan, Juanita y Felisa, y con trece cajas llenas de ropa para regalar y la moto con sidecar. Una vez en Piedralaves, la moto con sidecar demostró ser de gran utilidad para cubrir las distancias entre las aldeas.

[photo_footer]Cycle mission team.[/photo_footer]

Ernesto se informó sobre los avances de Scripture Union (Unión Bíblica) y se maravillaba de cómo Dios daba tantas formas creativas de compartir el Evangelio a su pueblo. Se habían formado equipos que iban por los pueblos de Inglaterra compartiendo la Palabra de Dios en enormes bicicletas (velocípedos). Una sonrisa le salió del alma al pensar en que ahora él tenía su moto con sidecar, a la que le iba a sacar un buen partido. También supo que en Vennes, en la Suiza francófona, se fundó en 1924 un lugar para campamentos de la Unión Bíblica con cabañas de madera, rodeado de naturaleza y montañas. (7) ¡Sería maravilloso tener algo así aquí en España! —pensó. De nuevo tomó las Daily Notes de la Unión Bíblica leyó el texto bíblico y la breve reflexión del día. Cada vez cobraba más fuerza en su corazón que había que traducir las Notas o escribir unas Notas Diarias made in Spain. Calculó el costo, los riesgos… y a ello sumó… los beneficios espirituales. Valdría la pena, sin duda. 

Notas

(1) El profesor Tomás Navarro llegaría a ser el director del Centro de Estudios Históricos de Madrid.

(2) Escenas de la vida misionera en España, por Ernesto H. Trenchard (CEFB; Madrid, 2011), pp. 55-56. Publicado originalmente en 1934 por Marshall, Morgan & Scott en Inglaterra, bajo el título Sketches from Missionary Life in Spain.

(3) Escenas... p. 48.

(4) Escenas... pp. 35-37.

(5) Ernesto y Gertrudis Trenchard-La enseñanza que permanece, por Tim Grass (Comisión de publicaciones del Centro Evangélico de Formación Bíblica CEFB; Madrid, 2019), p. 39. Respecto a la estigmatización de los entierros civiles y a la insistencia del clero por privarles de dignidad para evitar que se convirtieran en una manifestación pública contra la Religión Católica, recomendamos la obra de la Dra. Evangelina Sierra Bernardino, Galicia insumisa- Orígenes, impacto y resistencia del protestantismo gallego hasta 1931 (CLIE; Viladecavalls, 2018), en cuyo prólogo especifica la Dra. Doris Moreno “Es precisamente en esta cronología, de la primera libertad religiosa de 1869 a la libertad de 1931, donde nos sitúa este libro. De libertad a libertad” (p. 16). Igualmente, la clásica y reconocida obra de José Jiménez Lozano, Los cementerios civiles y la heterodoxia española (Ed. TAURUS, 1978).

(6)Escenas... pp. 39-44.

(7) [Consultado en línea]. El sitio de campamentos de la UB Suiza francófona en Vennes tendría un papel importante en el desarrollo del movimiento suizo durante más de 80 años. Miles de jóvenes participarían en estos campamentos y eventos de capacitación. Muchos de ellos también conocerían allí a Jesucristo como Salvador.

Fuentes:

1- Ernesto y Gertrudis Trenchard-La enseñanza que permanece, por Tim Grass (Comisión de publicaciones del Centro Evangélico de Formación Bíblica CEFB; Madrid, 2019).

2- La Historia de dos visiones- La historia de la Unión Bíblica en todo el mundo, por Michael Hews. Traducción de Ernesto Zavala, abril 2001. (Documento pdf).

3- Escenas de la vida misionera en España, por Ernesto H. Trenchard (CEFB; Madrid, 2011).