El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
A veces, en nuestra buena voluntad y la de nuestros pastores, nos acostumbramos a vivir la espiritualidad cristiana como una ética de cumplimientos virtuosos.
Debemos tener cuidado para que la respuesta del mundo hoy, incluidos la del mundo cristiano con sus honrosas excepciones, no sea la misma, la de la muerte.
Más de 2,3 millones de espectadores, y 12.000 personas de las calles de Dordrecht, han seguido un relato contemporáneo del sufrimiento, la muerte y la resurrección de Jesús.
Existe un sol que puede brillar sobre nuestra existencia comunicando con su luz también calor y guía. Se trata de Dios.
Con el amor y la muerte, la soledad ha sido uno de los tres grandes temas de la literatura universal. La soledad conduce a la locura. La locura proviene de la soledad.
En la pasión de Jesús no se da nunca la glorificación del dolor en sí, sino que todo tenía un fin, un propósito, un sentido relacionado con la puesta en marcha de un amor redentor.
El himno está dedicado a cantar a ese Amor que no dejará a los que son Suyos.
Una campaña online recauda fondos para el tratamiento experimental que la joven evangélica recibe en China.
Muchas veces, estamos alienados por todo tipo de “negocios” humanos que nos impiden la visión de Dios y nos hacen sordos a sus múltiples invitaciones.
Cuando nos fijamos solamente en el Dios trascendente, en el Jesús glorificado y sentado a la diestra de Dios, mucho de lo humano, también se podría perder.
También para los cristianos, comprender la realidad social y económica es esencial para poder entender las migraciones.
El oficio de ser hombres, en rigor, pasa por la acción de querer ayudar y sanar los unos a los otros frente al cansancio o la debilidad física, así como en las reales necesidades.
Se necesita una reforma migratoria amplia y se necesita tratar con las causas de la migración en Centroamérica. Sin embargo, el evangelio nos llama a responder al necesitado.
Con la insensibilidad y con nuestro pasar de largo nos jugamos nosotros también la salvación eterna prometida.
Hemos de reflexionar y trabajar para que no nos confundamos con los conceptos de “iglesia santa”, “familia santa”, “ambiente santo” u otros, no sea que estemos rozando los conceptos de pureza que tenían los religiosos del tiempo de Jesús.
Dificultades económicas, secuestro, extorsión y conflictos armados llevan a que miles de niños sean reclutados en el mundo, según expone un informe de World Vision.
El Maestro no sólo miraba la ostentosa ofrenda, sino que posaba también su mirada divina en el interior de las personas.
¿A pesar de que la vida no consiste en tarjetas de crédito, cuentas bancarias o bienes acumulados, es necesario coger, de vez en cuando, todo lo que tengamos, ponerlo en nuestra bolsa o alforja y salir al mundo dispuestos a usarlas?
La filosofía reinante es que el individuo está por encima de todo, y los derechos que se derivan de sus deseos personales tienen que ser respetados.
El Señor nunca nos va a aprobar el no haber hecho nada, sino que nos va a preguntar que qué hemos hecho a favor de la dignidad y de la búsqueda de justicia para con el prójimo.
Eso puede ocurrir cuando la Biblia nos habla de un sinfín de temas con los que convivimos y, en realidad, parece que no nos interpelan para nada.
Se necesitarían en el 2019 voces proféticas que clamaran contra los grandes escándalos del mundo porque, a veces, como diría Unamuno, callarse puede ser peor que mentir.
Solamente he comprado libros electrónicos cuando no tengo a mi alcance la versión en papel. El libro impreso me cautiva.
Somos más solidarios con los pobres en Navidad, pero, si lo hacemos sólo de manera coyuntural y puntual, algo hacemos mal.
“Mi nombre es Alphonsine Imaniraguha, que es un nombre kinyarwanda que significa 'Dios te da'”.
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