El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La Biblia enfatiza la realidad del pecado como una falla humana, como una enfermedad que solo puede ser curada por Jesucristo.
Esta canción recoge hermosamente el llamado a aceptar a ese Mesías que ya ha venido.
Sí que es posible en este mundo aún permanecer y defender lo que es verdadero, lo que es puro, correcto y lo que es bueno.
La enorme dicha que se siente al saber que se tiene la salvación y que es así, no porque dependa de nuestros méritos u obras, sino porque fue obtenida en la cruz por Jesús.
El Señor quiere que recordemos su sufrimiento, pero no con ánimo de lamento sino con espíritu de liberación.
Ese cordero sacrificado – la última imagen que atribuiríamos a un caudillo victorioso – fue inmolado y su sangre nos redime.
Aterra pensar en lo que la humanidad se ha convertido olvidando las directrices del Creador, y en lo injusto y atroz de sus repartos.
Repienso mi entrega personal a Cristo, si sus efectos son evidentes allá donde me muevo: casa, iglesia, sociedad.
Aprendamos del Maestro. Sus estilos de vida, sus prioridades, sus formas de relacionarse, sus formas de acercamiento al prójimo despreciado por muchos de los religiosos.
Cuando nos tomamos a Cristo en serio, las decisiones se vuelven más fáciles de tomar, aunque el precio a pagar pueda ser mucho más alto.
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