El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los nuevos datos aportados por Pew Research certifican el África Subsahariana y el sudeste asiático como las regiones con más población para la cual la religión es “muy importante en la vida”.
Mientras los datos fluctúan en función de las organizaciones o las entidades consultadas, algunas voces alertan de que la población cristiana podría estar decayendo en el gigante asiático.
Solo uno de cada tres reconoce el efecto de la actividad humana en el calentamiento global y la gran mayoría considera que las regulaciones ambientales provocan una pérdida de libertades individuales.
Los datos apuntan a un acercamiento del islam al cristianismo en cuanto a cifras. También señalan el desplazamiento de la mayoría de la población creyente del norte al sur global.
En términos generales, hay poca variación, dicen desde Pew Research. Sin embargo, la estadística de los estadounidenses que no participan de ninguna forma alcanza ya el 60%.
En 50 años, los que no se identifican con ninguna religión podrían representar a la mitad del censo, mientras que las personas con creencias no cristianas duplicarán su presencia.
Propuestas como el implante de un chip en el cerebro o la manipulación genética en recién nacidos generan un amplio rechazo entre la mayoría de la población “creyente” en el país.
Los datos reflejan que el número de personas que no se identifican con ninguna religión ha crecido en el país a razón de un 1% cada año desde 2007.
Solo cuatro de cada diez católicos y protestantes de las denominaciones históricas creen que la fe cristiana es el único camino al cielo.
Los últimos datos recopilados por el centro de investigación Pew muestran que hasta el 36% de los llamados ‘evangélicos blancos’ están a favor de la integración entre el Estado y la iglesia.
Una publicación muestra que en países como España, los jóvenes tienden a desconfiar más de las personas que los mayores.
La libertad religiosa ejerce una gran influencia en el uso de los recursos naturales, en la ética de trabajo y moralidad de los recursos humanos.
Un análisis de Pew Research que combina datos de decenas de fuentes verificadas, concluye que en el mundo hay “56 países con niveles de restricción elevados o muy elevados”.
Las denominaciones protestantes se muestran divididas sobre qué hacer con las reuniones presenciales ante la epidemia.
En España, solo el 22% de los encuestados considera necesaria la fe para tener buenos valores.
Diferentes países emergentes, como México, Jordania o Túnez, mantienen una visión reticente respecto a la presencia de personas de otros contextos sociales y religiones.
“El desempleo permanece como realidad en algunos países de la Unión Europea” dice Pew Research, que lo relaciona al pesimismo en las expectativas de futuro.
Mientras que el 24% de los adultos del país norteamericano ve su fe reforzada por la situación, solo 2% considera que se ha “debilitado”.
Cerca de 7 de cada 10 cristianos en el país priorizan las escrituras a la voluntad de la población a la hora de pensar en redactar una ley.
En España es el último distintivo que se relaciona con la salud democrática, siendo relevante solo para el 54% de la población.
Según un estudio realizado en Estados Unidos, los jóvenes de entre 13 y 17 años señalan “la presión para conseguir buenas notas” como la principal causa.
Un estudio demográfico recoge que mientras que la media de personas que residen en la casa de una familia musulmana supera los seis individuos, en el caso de los cristianos es de cuatro.
El 55%, en cambio, considera que “la religión puede hacer más bien que mal en la sociedad”. Los datos los recoge Pew Research cuando queda un año para las elecciones presidenciales.
Un descenso que se se produce en paralelo al crecimiento de ateos y agnósticos, un 9%, en el mismo periodo de tiempo.
La mayoría de los países en los que se han dado más casos de intolerancia son de mayoría islámica, como Arabia Saudí o Qatar, aunque también los hay culturalmente cristianos, como Grecia o Estados Unidos.
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