El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La perspectiva de que la resurrección es necesaria para restablecer la justicia, no la debemos olvidar nunca.
Más de 3.500 policías israelíes patrullan esta Semana Santa las calles de Jerusalén, donde se prevé que lleguen unos 150.000 visitantes de todo el mundo.
Cerca de 350 miembros de la Iglesia Evangélica Betel salieron a las calles para celebrar que Jesús había resucitado. Un año más, la policía los escoltó en todo momento, cortando la circulación durante su paso.
He aquí unos pensamientos y aforismos surgidos desde el Evangelio escudriñado y desde el ahora de estos días de la Semana Santa.
La resurrección de Jesucristo es prueba clave de su perfecta naturaleza humana y divina. Porque resucitó también nosotros resucitaremos. Prometió regresar y entregar a cada uno su recompensa.
Es en la cruz donde la belleza del carácter de Cristo alcanza su máximo esplendor. En la hora de la mayor oscuridad, sus palabras brillan como oro refulgente.
Iba a ser un día feliz en familia. Acabó siendo inolvidablemente trágico.
Acercarse una vez más a la última semana de vida de Jesús en los evangelios representa la oportunidad renovada de releer la manera en que los autores del texto sagrado consignaron su visión teológica de los acontecimientos.
El fracaso es el umbral de la victoria, la muerte la puerta de la vida y el patíbulo la antesala de la exaltación.
Él me ama y me tiene en sus brazos en cada paso de mi vida, a pesar de que todos hayamos sostenido ese martillo y ese madero, a pesar de que todos hayamos gritado: ¡Crucifícale!
Avanza la semana Santa tuiteada por Protestante Digital y sus lectores. La expectación crece, y son muchas e interesantes las perspectivas que se van abriendo.
La CNN y National Geographic publican simultáneamente dos tele-series sobre Jesús, el contexto sociopolítico en el que vivió y nuevas pistas que, supuestamente, destapan la verdad de su historia.
“Y esta es la condenación, que la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz porque sus obras eran malas”.
El Cristo nuestro está en el Pez (Ichtus), pues Jesucristo es el Hijo del Dios, nuestro Salvador. Así, con el símbolo del pez, se identificaban esos primeros creyentes perseguidos. Así me identifico yo, ayer, hoy y mañana.
La redacción de Protestante Digital viaja de forma virtual a la Jerusalén de la semana de Pasión de Jesús para transmitirla en directo. Todos pueden participar con el hashtag #PascuaJesus.
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