¡Resucitó y regresará con su galardón!

“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros¹”

Hoy cerraremos este estudio que nos acompaña desde noviembre de 2014², incluyendo la segunda parte del mensaje de Charles Spurgeon sobre la octava bienaventuranza que prometimos en nuestro anterior³.

El apóstol Pablo está frente a Félix. Lejos de defenderse de las persecuciones que lo habían transformado en prisionero de la justicia humana, nos encontramos con un valiente expositor de la justicia divina. El convertido por Jesucristo glorificado del judaísmo al camino de la Vida, comparece encadenado frente a una pareja mundana y transgresora en el poder de turno.

Es valiente, porque Félix y Drusila tienen facultades para liberarlo o condenarlo definitivamente y Pablo no busca congraciarse con ellos. Es expositor, porque no intenta desarrollar e imponer una ponencia personal, interesada en su liberación temporal sino hablar con denuedo⁴ la palabra de verdad.

Predicaba sobre ello el hermano Spurgeon⁵: “teniendo todo en contra: las cadenas, el uniforme de prisionero, la imagen de uno que había promovido la sedición en una nación; este pobre presidiario, con mano creyente tomó la espada de la verdad, y con esto partió las coyunturas y los tuétanos. Le arrancó los bigotes al león en su guarida.

¡Aún ahora le veo mirando severamente al gobernador en su cara, atacándolo en su corazón, rebatiendo sus excusas, hundiendo la palabra en él con la bayoneta de la verdad, echándolo de cada uno de los refugios de mentiras, y llegando a espantarlo!”

Félix se espantó ante el Evangelio. ¡Cuánta diferencia había entre aquella presentación y ciertas prédicas heréticas y aduladoras que escuchamos actualmente! Spurgeon enfatizó el efecto removedor de conciencias del Evangelio ante sus oyentes. Hagamos de cuenta que nos esté diciendo a nosotros:

“¿No hay algunas personas aquí presentes que hayan experimentado los mismos sentimientos que Félix? Algún ministro de habla sencilla les dijo algo que era más bien demasiado sencillo para ustedes. Al principio se enojaron; después que lo pensaron bien, y conforme el hombre proseguía en su discurso, ustedes se sintieron mortificados por haberle dado la oportunidad de que los expusiera de esa manera, según lo imaginaban.” Parafraseando a la pecadora samaritana frente a Jesús junto al pozo de agua de Jacob nos dice el predicador: “Ustedes comenzaron a temblar. En verdad aquí está un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho siempre; ¿acaso no es este un hombre enviado de Cristo?” ⁶

Pablo sabía que ese matrimonio por conveniencia – que la infidelidad pronto destruiría – necesitaba comprender la diferencia entre justicia humana y justicia divina; Félix y Drusila tenían que saber que las cadenas que él cargaba eran solo una triste figura del lazo indestructible que lo ligaba con el Salvador que lo había hecho libre del pecado, de una vana religiosidad y de la condenación eterna.

Si Pablo hubiese intentado defenderse habría dejado de ser fiel a quien le había dado la gran comisión de predicar la salvación por Gracias divina. Pero, el resultado no fue el que la mayoría de cristianos considera señal de éxito en la prédica. Félix lo despidió sin mostrar señal alguna de arrepentimiento.

¿Había fracasado Pablo? ¿No tuvo suficiente fe como para convertir a ese poderoso matrimonio? Estas preguntas que responden a falsos planteos humanos quedan descartadas de plano cuando la Palabra nos recuerda que el Espíritu Santo es la única persona que puede convencernos de pecado, de recibir la justificación gratuita de Dios y de liberarnos del juicio eterno⁷.

Spurgeon demuestra que Pablo hizo lo que el Espíritu le guió a hacer; y lo explica así:

“El hecho es que el Espíritu Santo obra de dos maneras. En los corazones de algunos hombres Él obra con Gracia restrictiva solamente, y la Gracia restrictiva, aunque no los salve, es suficiente para impedirles que se entreguen a los vicios corruptos y evidentes a los que se entregan algunos hombres que se quedan por completo sin los constreñimientos del Espíritu.”

El predicador profundiza su explicación bíblica y va más allá para enseñarnos que el número de los que expresan su deseo de ‘entregarse a Cristo’ nunca debiera tomarse como número de redimidos genuinos: “el Espíritu Santo puede obrar en los hombres algunos buenos deseos y sentimientos, y sin embargo, podría no tener ningún propósito de salvarlos. Pero noten que ninguno de estos sentimientos son cosas que acompañen la salvación, pues si así fuera continuarían. Él no obra omnipotentemente para salvar, excepto en las personas que son Sus propios elegidos, a quienes ciertamente atrae a Sí. Entonces, yo creo que el espanto de Félix ha de ser explicado por la Gracia restrictiva del Espíritu que revivió su conciencia e hizo que se espantara.”

Este autor suele experimentar un profundo dolor de corazón cuando su exposición denodada de la Palabra de Dios es rechazada por parientes, amigos, conocidos o desconocidos.

Por otra parte, se tiende a enfatizar la forma violenta y criminal de persecución a los cristianos. Esto hace que el dolor espiritual ante el simple rechazo y burla a nuestra declaración de fe en Cristo no parezca una persecución. Si el rechazo es negado como persecución, perdemos la posibilidad de gozarnos en él. Ser rechazados también revela que somos bienaventurados.

Hay cristianos dispuestos a morir por amor de Cristo. Muchos de ellos voluntariamente abandonaron un buen pasar y desaparecieron internándose en países donde mencionar a Cristo es motivo de muerte. Hay otros que viven por amor de Cristo allí donde Él los ha transformado en testigos y discipuladores.

En esta hora, como en el comienzo de la iglesia hay persecución de cristianos en todas partes.

Si tú no sufres persecución a causa de Cristo ¿te has preguntado por qué?

Charles Spurgeon ahondó en ese sentimiento de persecución que sufre el verdadero cristiano y que debiera animarnos a tener una visión renovada de la octava bienaventuranza:

“Yo podría predicar indefinidamente: podría pararme aquí día y noche para hablarles del amor de mi Señor, y advertir a las pobres almas; pero lo que me afecta es el pensamiento posterior que me seguirá cuando descienda las escaleras de este púlpito: que muchos de ustedes, amigos míos, desdeñarán esta advertencia. Ustedes se irán; saldrán a la calle; bromearán; se reirán.”

Profundo conocedor del significado de Israel en el AT y en el NT Spurgeon asocia la respuesta de la gente a nuestro testimonio, con el provecho pasajero que sacaban los antiguos a la buena noticia:

“Mi Señor dice: ‘hijo de hombre, ¿has oído lo que los hijos de Israel dicen de ti? He aquí, tú eres como uno que toca una tonada con un instrumento; gozan contigo y luego siguen su camino.’ Sí, pero eso no tendría importancia. Que se rían de mí no es gran molestia para mí. Puedo gozarme con las burlas y los desprecios; las caricaturas, las sátiras y las calumnias son mi gloria; de estas cosas me jacto, en estas cosas me gozo.” 

Es posible coincidir con lo expuesto; pero si solo nos conformásemos con el disfrute de la persecución por el hecho mismo, podríamos convertirnos en Pilatos; después de ser rechazados lavarnos las manos e irnos tranquilos, como quien ha finalizado su obra. Esa es una actitud legalista semejante a la prédica judía. Seguramente para esa conducta no habrá ninguna buena recompensa.

Debemos ir aún más lejos con Spurgeon:

“Pero que ustedes se aparten de su propia misericordia, esa es mi aflicción. ¡Escúpanme, pero, oh, arrepiéntanse! ¡Ríanse de mí: pero, oh, crean en mi Señor! Conviertan mi cuerpo en la basura de las calles, si quieren: ¡pero no condenen su propia alma! Oh, no desprecien su propia misericordia. No desechen el Evangelio de Cristo. Hay muchas otras formas de ser tontos además de esa. Lleven carbones en su pecho; golpeen sus cabezas contra la pared para que otros necios se rían: pero no condenen sus almas por el simple objetivo de ser necios.”

El gozo del Señor es la fortaleza del cristiano⁸; por esa razón conviene no confundirla con el alegre disfrute de momentos aislados de la vida terrenal. El gozo del Señor no es alegría pasajera, sino la fortaleza para enfrentar los momentos de prueba y circunstancias dolorosas.

De allí que el mensaje del predicador concluya con una profunda exhortación:

“Dedíquense con seriedad a un tema serio. Si no hubiese un más allá, vivan como quieran; si no hubiera un cielo, si no hubiera un infierno, ríanse de mí. Pero si estas cosas son ciertas, y creen en ellas, los exhorto, -puesto que los veré en el tribunal del Señor Jesús en el día del juicio- los exhorto, por su propio bienestar inmortal, que reciban estas cosas en el corazón.

¡Prepárense a venir al encuentro de su Dios, oh hijos de Israel! Y que el Señor les ayude en esto; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.”

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Notas

Ilustración: el regreso del Señor Jesucristo se asocia con el amanecer de una nueva y esperada dimensión de la vida. tusimagenesmagicas.blogspot.com

Copete: La resurrección es explicada bíblica y magistralmente por el expositor Juan Stam en: http://protestantedigital.com/magacin/35504/La_resurreccion_de_Jesus_fue_corporal_o_no_fue y en

http://protestantedigital.com/magacin/35733/La_resurreccion_del_cuerpo_base_de_la_fe

Recompensa o ‘galardón’ es un término usado tanto en el AT (5 veces) como en el NT (11 veces) con un mismo significado. Jehová se lo prometió a Abram (Génesis 15:1); Job inquirió sobre él (Job 31:2); el salmista lo vislumbró (Salmos 19:11; 58:11); el sabio Salomón lo asoció con la siembra de justicia (Proverbios 11:18); Jesús lo promete a los que sufren persecución por Su causa (Mateo 5:12; Lucas 6:23) y cuando recomienda amar a nuestros enemigos (Lucas 6:35); Pablo lo define así: “¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio.” (1ª Corintios 9:18); lo asocia con el tener confianza permanente (Hebreos 10:35); y con aquellos que buscan a Dios de corazón (Hebreos 11:6); se dice de Moisés que rechazó los tesoros de Egipto prefiriendo la recompensa del Señor (Hebreos 11:26); el apóstol Pedro lo usa en contraste con el premio que persiguen los amantes de la carne y el sistema de pecado infiltrados en la iglesia local para lucrar con el evangelio (2ª Pedro 2:13); el apóstol Juan menciona la necesidad de conservarlo intacto (2ª Juan 1:8); él también ve la hora cuando ha de ser concedido a “los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes” (Apocalipsis 11:18); y cierra la Biblia con la esperanza del regreso de Jesucristo: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis 22:12).

01. Mateo 5:10-12.

02. El autor agradece a quienes siguieron este estudio las veintitrés semanas que duró, incluida la presente. Recuerda que forma parte de la serie ‘Evangelio vs Doctrina de hombres’ que va por su entrega XXVI y se basa en el Sermón del Monte. http://protestantedigital.com/magacin/34358/valdra_la_pena_ser_bienaventurados

03. ¿Es mejor no sufrir persecución? http://protestantedigital.com/magacin/35739/es_mejor_no_sufrir_persecucion

04. Denuedo, según el diccionario de la Real Academia Española significa: Brío, esfuerzo, valor, intrepidez. Es un vocablo que distingue claramente la manera en que la naciente iglesia de Cristo daba testimonio de su fe en Él. Véase su repetido uso en Hechos 4:13, 29, 31; 13:46; 14:3; 18:26; 19:8. Compárese con Efesios 6:19,20 y 1ª Tesalonicenses 2:2 donde el apóstol declara: “pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición.”

05. Predicación sobre la octava bienaventuranza del célebre orador y escritor británico Charles Spurgeon, en 1873. Todas sus citas entre comillas. Puede leerse en forma completa http://www.spurgeon.com.mx/sermon171.html

06. Juan 4:29.

07. Ibíd. 16:8.

08. Nehemías 8:10b; Salmo 32:11; Filipenses 3:1a; 1ª Pedro 4:13.