El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Es un clamor revolucionario para transformar el establishment y sustituirlo por el orden de cosas que proclamó Jesús como característico del Evangelio del Reino.
Las relaciones hoy en día se miden de forma mercantilista: me suma o me resta. En el centro, uno mismo, y de ahí el “me” repetido, como mínimo, dos veces.
Reina y otros españoles abogaron por el respeto a la conciencia y rechazaron la coacción para imponer una forma de creer.
Casiodoro de Reina pudo concluir la traducción de la Biblia y publicarla debido también a la red que le apoyó protegiéndole y proveyéndole de los fondos necesarios.
Al valorar el aporte que aquel sufrimiento trajo, lo hacemos “a toro pasado”, una vez transitado el camino porque, mientras estábamos en él, todo parecía un absoluto sinsentido.
En este tiempo nuestro lo que sí sucede es que los cambios se producen más rápido, de forma más brusca, más violenta, más sangrante.
¿Quién lleva la razón? ¿Roma o Wittenberg?
Para los críticos de Reina su Confesión era ambigua, según la particular ortodoxia de quien lo juzgara desde una de las familias confesionales protestantes que se estaban consolidando en la segunda mitad del siglo XVI.
Me irrita profundamente cuando en una supuesta lucha por la igualdad, hablar de maternidad resulta ofensivo para ciertos sectores del feminismo.
Cada vez resulta más evidente que no nos fiamos de nadie, que acumulamos a las espaldas más y más decepciones que nos dejan en una especie de desazón continua, a la espera de cuándo llegará el siguiente golpe.
No es la maternidad el foco de la opresión, sino el hecho de que se usara como elemento de coacción y presión.
Antes de Casiodoro de Reina existieron en España proyectos y esfuerzos por traducir la Biblia.
No todo aquello que nos hace sonreír o incluso tener cierta sensación de disfrute y felicidad es bueno sin más.
La persona como tal, la de verdad, solo la conoce realmente uno mismo en el mejor de los casos, y Dios, al que no se le escapa nada.
¿Son las comunidades de los protestantes/evangélicos latinoamericanos más democráticas, horizontales, preocupadas por el otro, con menos casos de abusos de todo tipo y corrupción?
En nuestra obsesión por el tiempo, estamos más solos que nunca, paradójicamente.
España tuvo reformadores que no consolidaron el movimiento de Reforma debido a la brutal represión de las fuerzas inquisitoriales.
Al impulso inicial de Martín Lutero, Ulrich Zwinglio y Thomas Müntzer le siguió una especie de “segunda ola” que encarnarían Juan Calvino y otros dirigentes afines a él.
Madrid acoge el min19, donde ministerios evangélicos de toda España conversan sobre los desafíos de la infancia en el mundo actual.
Este 31 de octubre se conmemora en todo el mundo la Reforma Protestante, cinco siglos después de que Lutero clavase sus 95 tesis en Wittenberg (Alemania).
Durante su gestión del monasterio, el prior García Arias transmitió entre la comunidad de San Isidoro las ideas de ambos así como las de otros personajes y núcleos que simpatizaban con planteamientos cercanos a la Reforma.
Lo que a muchos nos cautiva del Jesús de la Biblia fue precisamente eso: renunciar a su comodidad como Dios para caminar entre aquellos que, como bien sabía, un día le traicionarían y asesinarían en una cruz.
Aunque estaban de acuerdo en mucho, discrepaban principalmente en la doctrina de la Cena del Señor.
Entre el 18 y 19 de octubre la ciudad de Castelo Branco acogió el I Encuentro de Música y Poesía Luso-Hispano-Americano. Allí se leyeron estos poemas.
Los dos liderazgos religiosos y teológicos articularon una auténtica revolución social que recogió los sueños y las esperanzas de muchas generaciones de creyentes que anhelaban la realización de cambios efectivos y visibles en la cristiandad.
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