El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Bajo un ropaje fantástico, Lewis está mostrando lo que la fe cristiana siempre ha enseñado: que con Dios nunca hay lugar para la desesperación.
Retomamos la serie sobre la Revolución por Jesús allá donde la dejamos, a principios de los años 70 en Estados Unidos.
La muerte de Jesús nos presenta un relato singular. En el Getsemaní, el evangelio revela las emociones intensas que pasó Jesús en las horas que quedaban hacia la cruz.
No hay camino a la recuperación, a controlar los comportamientos adictivos sin pasar por la verdad y encontrar un lugar donde decir la verdad, sin tapujos ni excusas.
En la Biblia vemos una unidad inseparable entre el conocimiento y la práctica.
El hombre puede conquistar la luna, pero no su corazón. La más grande aventura de la vida no es viajar al espacio, sino confiar en el Dios vivo, que se revela en unas montañas aún más trascendentes que las de la luna.
Una de las grandes tragedias de la religión a lo largo de la historia es ver que se ha buscado en la fuerza y violencia una solución. Meditaremos sobre lo que significa la espada, en el relato de Marcos cuando Jesús es capturado.
Lo singular de él creo que es la insistencia en mantener “la diferencia entre gracia y religión”, la convicción evangélica de que “sólo la gracia produce una transformación por el Espíritu de Dios”.
En toda celebración hay sentimientos encontrados. Así ocurría en los últimos días de aquella Pascua, a la que Jesús se dirigía con un propósito.
Hermann Hesse (1877-1962) escribió un breve cuento titulado El viaje a Oriente (1959).
Ha hecho falta que venga alguien como Delibes a recordar a los españoles en estos tiempos, que aquello que llaman ortodoxia no es a veces más que herejía.
Algunas reflexiones personales sobre esa relación tan peculiar, como la que une a hijos y padres, a raíz de algunas referencias a ello en la gran pantalla.
Tememos que todo lo que nos rodea pueda desaparecer cualquier día y sucumbir, desintegrándose. Pero Jesús nos dice que no ocurrirá sin que haya unas señales antes.
Una de las paradojas de nuestro tiempo es que huimos de leyes y autoridad, y al mismo tiempo se busca establecer reglas y normas hasta en los aspectos más privados. Hoy consideramos cuál es la importancia de la ley, y la norma que ha de regir nuestra vida.
La compleja figura de este gigante del soul nos sigue dejando perplejos. La religión de Gaye nos llena de preguntas.
Muchos dicen hacer lo que quieren con su vida, pero es una falacia: todos servimos a algo o a alguien, como cantaba Dylan, conectando con la enseñanza de Jesús.
Lo importante de su obra no es además su teología, sino una apologética razonable e imaginativa.
Los antiguos romanos creían que los primeros cristianos eran ateos, porque no tenían templo, ni santuario alguno. Para muchos, el cristianismo sigue sin ser una religión.
Para Tolkien como para Lewis, los cuentos de hadas son, además de un magnífico entretenimiento, un vehículo ideal para transmitir los grandes temas de las Escrituras: Creación, Caída, Redención y Consumación.
Para los que todavía conservan esa cosa llamada conciencia y les molesta...
El Dios de la Biblia es un Dios que habla. No es un Dios mudo o distante, sino que se comunica con nosotros a través de su Palabra.
Lo que Keller intentó hacer en la iglesia del Redentor de Nueva York es lo que Conn buscaba: una iglesia que predique sistemáticamente el Evangelio en la gran ciudad, por medio de la exposición bíblica y el anuncio de justicia para el pobre, unido a obras de misericordia.
¿Quién no se ha sentido perdido en su vida? Pero hay una perdición mayor, trascendental y profunda. De esa perdición viene a rescatarnos el mismo autor de la vida.
El mundo de Alicia tiene una fuerza hipnotizante, porque acude a resortes secretos del lector, que reconoce inmediatamente una situación, más por su instinto que por su inteligencia.
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