El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los álamos aparecen en la Biblia en pocas ocasiones, sin embargo, uno de estos pasajes es muy interesante desde el punto de vista científico.
La Biblia se refiere también a las algarrobas en el evangelio de Lucas, a propósito del relato del hijo pródigo (Lc. 15:11-32).
En la Biblia, los ajos se mencionan en una sola ocasión (Nm. 11:5), a propósito del recuerdo nostálgico de los israelitas en su peregrinación por el desierto.
A veces, nuestros prejuicios personales hacen que las algas se nos enreden en la cabeza y nos traicionen.
El apóstol Pablo compara el olivo silvestre (o acebuche) con el mundo gentil, elaborando así una sencilla parábola del olivo.
De las aceitunas, los olivos y el aceite existen alrededor de 300 referencias en la Biblia.
A medida que se obtienen más datos paleontológicos, aumentará también el desconcierto general sobre la teoría de la evolución del hombre.
¿Por qué será que, en ocasiones, las mejores cuestiones las suscitan los niños pequeños?
La ciencia debe basarse en la observación, no en declaraciones dogmáticas que no pueden ser verificadas.
El diseñador pudo usar unas mismas frases de ADN para expresar cosas bien diferentes.
Aquellos que hemos creído en Jesucristo como nuestro salvador personal, estamos llamados a esa clase de madurez espiritual que nos permita tener los sentidos ejercitados para discernir el bien del mal.
La Biblia no aporta demostraciones filosóficas o racionales sobre la realidad Dios, sino que únicamente lo presenta como creador del cosmos y el ser humano a partir de la nada.
Tales insectos aparecen en la Biblia hasta en diez ocasiones distintas, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento
¿Qué dice actualmente la ciencia -libre de prejuicios e intereses ideológicos- sobre tal asunto? ¿Hay base biológica para la homosexualidad?
La mayor locura, la insensatez suprema del ser humano, consiste en oír su Palabra y deleitarse con ella pero no querer nunca llevarla a la práctica.
Consideramos conveniente que estas nuevas interpretaciones de los mismos hechos científicos descubiertos recientemente sean también conocidas por el gran público.
Al parecer, el nombre hebreo para sanguijuela equivale a una insistente petición: “¡dame, dame!”.
Desde mediados de los 60, se han estado proponiendo árboles evolutivos que pretendían reflejar cómo habían ocurrido las transformaciones entre las especies
¿A qué se refería Jesús al afirmar que los de “junto al camino” son las personas que oyen la buena nueva pero después la palabra les es robada del corazón por el maligno?
El cromosoma “Y” masculino constituye un grave problema para la teoría de la evolución.
La zoología actual distingue entre “mono” y “simio” en función de si presentan o no esa curiosa extremidad posterior del cuerpo y de la columna vertebral que se conoce como “cola”.
La Eva mitocondrial coincide mejor, desde el punto de vista genético, con la bíblica que con una antecesora simiesca.
La reconstrucción de un cráneo de Homo sapiens y de otros restos pertenecientes a un total de cinco humanos, ha permitido a los paleontólogos correr 100.000 años hacia atrás el origen del hombre moderno.
La idea de que el nivel de diversidad genética de la especie humana excluye la historicidad de Adán y Eva puede ser fácilmente refutada.
Eran mamíferos rumiantes capaces de recorrer más de cien kilómetros al día sin comer ni beber. De ahí que se domesticaran en Arabia alrededor del siglo XIII a.C. y se convirtieran en la base de lo que se conoce como las “civilizaciones del camello”.
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