El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El dilema que enfrentaron los cristianos evangélicos, inédito hasta buena parte del siglo XX, consistió en ser fieles al mensaje de Jesucristo y, al mismo tiempo, a la urgente necesidad de resultar pertinentes en medio de una realidad cruda y terrible.
Este extenuante volumen da fe, desde las bases mismas de las comunidades, de una sólida presencia protestante que se ha consolidado con los años y que ha definido el rostro de Tabasco como una entidad en la que arraigó profundamente la religión evangélica.
Mención aparte merece José Coffin Sánchez (1881-1957). Se caracterizó porque, junto a sus labores eclesiásticas, “emprendió obras de carácter social, como la lucha contra el alcoholismo y la ayuda de los menesterosos”
Este enorme libro (462 pp.), escrito contra viento y marea, ha corrido la suerte de otros insignes esfuerzos por rescatar las raíces eclesiales del presbiterianismo mexicano, es decir, ha tenido que ser elaborado prácticamente como una “edición de autor”.
Poesía carnal, epidérmica, que no niega su filiación y la prolonga, pues los ecos del Cantar de los Cantares y de la obra de Gioconda Belli (por supuesto, sus textos de alusión bíblica), por citar sólo dos referencias, se hacen sentir a medida que se avanza en la lectura.
La novela cumple el propósito de atrapar al lector en una red de acontecimientos simultáneos que lo seducen al mismo tiempo que lo introduce a uno de los episodios que marcaron profundamente la historia reciente.
Se ha destacado mucho el impacto de Thomas Merton y Teilhard de Chardin en el estilo expresivo de Cardenal, pero lo cierto es que desde una época muy temprana se anunciaba lo que vendría a cristalizar en el Cántico cósmico.
El Cántico cósmico expone muy bien la gran obsesión estético-literaria que se fue transformando en la conciencia de Cardenal para llevarlo hacia ese gran poema extenso (cerca de 600 páginas) que concentraría todas las influencias, hallazgos e intuiciones de su dilatada trayectoria literaria iniciada en los lejanos años 40.
Vida en el amor se trata del libro más gozoso, más compasivo y más armónico del poeta, en el que salta a la vista el júbilo del místico reciente que ha descubierto que ese amor avasallante es el centro ontológico del universo.
Para el teólogo Karl Barth, lo que empezaba a estar en juego era el fundamento y la esencia de la iglesia, necesitada de la auténtica renovación a partir de la palabra de Dios.
En 2014 se conmemoraron dos fechas que marcaron la historia: los 500 años del nacimiento de John Knox, fundador del presbiterianismo, y los 80 de la Declaración de Barmen, importantísimo documento de oposición religiosa y teológica al nazismo en Alemania.
Sigue resultando necesaria y hasta urgente una relectura y reinterpretación del evangelio de Lucas, tan reivindicador como es de por sí, en una clave que lo siga actualizando e insertando en la realidad latinoamericana.
"Greene y Mauriac me enseñaron que la pintura del mal, con todo y su pesimismo y su crudeza y su desgarramiento, alude más a Dios y a su gracia que las pinturas apologéticas de la novelista piadosa".
Sin ánimo de “violentar la sensibilidad de los cristianos”, Leñero afirma que, con su novela se propuso, más bien, “acrecentar las enseñanzas que hemos recibido y fortalecer y depurar nuestra fe”.
En 'El luto humano', el fatalismo es un factor fundamental en la trama de la historia, pero no en términos de lo cristiano sino “consecuencia histórica, vaciada en los moldes, ya sin espíritu, de la religión ancestral”.
El conflicto enfrentó a creyentes católicos, en mayor o menor medida que, al compartir la misma fe, se vieron inmersos en una lucha que rebasó ampliamente su percepción de la realidad social del momento.
Hoy, a cien años de su nacimiento vuelve a avivarse la polémica sobre una tendencia que se ha señalado persistentemente en la escritura de Revueltas: una cierta forma de religiosidad que algunos han asociado a la fe católica que conoció desde muy joven y que lo llevó a leer varias vidas de santos. En estos días de tantas conmemoraciones y recuentos, se ha calificado a sus novelas como “bíblicas”.
Los títulos de muchas de sus obras manifiestan algo que se ha señalado persistentemente: una orientación religiosa convertida en pasión revolucionaria: 'Dios en la tierra' (1944), 'En algún valle de lágrimas' (1956), 'Los motivos de Caín' (1957), 'La palabra sagrada' (1960).
La ruptura de Lutero con el escolasticismo fue absoluta. En el caso de Calvino, la hostilidad se deriva de los mismos supuestos y quizá, señala Kolakowski, fue más aguda puesto que el conocimiento natural es cuestionado profundamente.
El desconocimiento filosófico de los reformadores no fue obstáculo para influir, a contracorriente de sus intenciones originales, en espacios intelectuales que no imaginaron, al grado “que puede considerarse como obra de la Reforma todo lo sucedido en la cultura europea de los siglos posteriores, en el sentido de que no podemos representárnoslo sin ella”.
El librito en cuestión (84 pp.) es un auténtico “paseo” por las vidas y acciones de este grupo de reformadores y reformadoras que, en mayor o menor grado, contribuyeron a que las reformas religiosas impactaran plenamente en las sociedades que las dieron a luz.
Alves es una de las grandes figuras de la literatura brasileña contemporánea, además del lugar que consiguió dentro del panorama teológico e intelectual desde su juventud.
Teología y Poesía en diálogo fecundo: Rubem Alves.
Teología y Poesía en diálogo fecundo en Rubem Alves (I)
Fui una letra de tango
para tu indiferente melodía.
Julio Cortázar, “Quizá la más querida”
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