El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
No pretendo discutir, solo conversar con los oyentes sobre esa cuestión, en recuerdo, además, de la Reforma.
A la inquisición la calificamos como diabólica, como anticristiana, como anticatólica; aquí, durante décadas, hasta que su maquinaria de tiranía produjo sus frutos, en alianza con las tiranías políticas.
La unidad de la salvación, de la redención, la unidad de la Escritura, de la Palabra, es fundamental. Nunca dos pueblos con promesas distintas y distintas redenciones.
Nuestra Reforma española es un espacio donde la cuestión judía se vive en la propia riqueza de la Palabra.
Lutero asume que está peleando personalmente contra el diablo, y cree que está de parte de Dios, y, quizás, lo que es más problemático, que Dios está de su parte.
Lutero fue un personaje en público, y su vivencia personal se convirtió en figuración pública.
No se trata de interés por un personaje, sino porque en su cercanía podemos percibir los actos providenciales de nuestro Dios.
Que no pase la semana santa sin recordar su naturaleza de salida en triunfo contra el Redentor y los suyos. Los autos de fe.
Que este suelo se convierte en adelantado de lo que se cierne sobre España en cuanto nueva situación política, esto es lo único en lo que parece que existe acuerdo.
El Dios Libre hará banquete, él, a todos los pueblos. ¡Qué banquete! Con todas las delicias de Cristo.
Creo que ahora cuando se habla de “Reforma” se piensa en cambios en las instancias mediadoras, pero no en la presencia del Dios Libre.
La política y la religión, se quiera o no, están relacionadas desde el principio.
¿Se encuentra en el origen de los derechos del hombre el protestantismo de estricta confesión?
La tradición monarcómaca calvinista va a unir, casi desde el primer momento, dos conceptos distintos: libertad de conciencia y derecho de resistencia.
Según el reformador de Ginebra, la gracia no sólo tiene que ver con la salvación, sino también con los dones ofrecidos al hombre natural.
Lo importante de la ley, dice Calvino, no es tanto su contenido, ya que este varía según las circunstancias históricas, sino que sirva a los objetivos políticos queridos por Dios, es decir, a fines buenos y verdaderos.
Para Calvino, Dios quiere la vida política, pero ello no significa divinizar este ámbito porque la sociedad política sigue siendo provisional, imperfecta.
Vamos a destacar la complejidad del pensamiento del teólogo Calvino, y a valorar como valiosas las tensiones y dilemas irresolubles que encontramos en su obra.
Tantas veces nos encontramos con lo mismo, que la obra de Dios se tiene que llevar adelante sin medios, y en medio de gran oposición.
La Biblia nombra a un español, que siendo gobernador de una provincia mantuvo en ella la libertad religiosa y la estableció como juez, a favor del gran apóstol de las naciones.
Iniciamos un año en el que podemos los cristianos protestantes ser un testimonio del triunfo del que tiene todo poder, y lo ejerce cada instante.
Weber nunca quiso hacer lo que unos le han cargado, ni contestar a las preguntas que otros le han requerido.
El Evangelio de nuestra salvación es también el descubrimiento de la mentira del Otro.
La Constitución ni es el franquismo, y por eso habría que liquidarla por fin; ni es un constructo de la pureza democrática.
Franco no fue el líder de un partido, sino el jefe de un Estado al servicio de la tradición católica
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.