Redención en el Coliseo

A la espera de que se haga oficial la fecha de estreno de Gladiator 2, es buen momento para revisar o recuperar un clásico del cine del Siglo XXI. 

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Todos los caminos conducen a Roma y el primer gran éxito del cine del siglo XXI nos transporta a la Ciudad Eterna. Aunque el uso de técnicas digitales para recrear lugares y añadir efectos especiales continúa evolucionando sin cesar, en el año 2000 ya se lograba un realismo que nos sumerge fácilmente en la experiencia. Tal vez podría considerarse más lógico emplear este avance para diseñar y presentar espacios imposibles, futuristas o soñados; sin embargo, uno de sus usos más frecuentes y atractivos es la recreación del pasado. La posibilidad de presenciar ciudades y culturas tal y como eran en la antigüedad, sin necesidad de depender tanto de la imaginación y más de la propia vista para verlo, casi palparlo y creerlo. 

Sin duda, Ridley Scott acertó con su propuesta. Aunque habían pasado más de tres décadas desde que el cine se había olvidado de las películas de romanos, conocidas como “peplum”, esta actualización del género resultó oportuna y permitió al director regresar a la primera línea. Al observar las tres películas previas de Scott: La teniente O`Neil(1997), Tormenta blanca (1996) y 1492: La conquista del paraíso (1992), es fácil notar la deriva hacia la mediocridad en la que había caído el creador de obras maestras que marcaron sus inicios a finales de los 70, como Los duelistas (1977), Alien, el octavo pasajero (1979) y Blade Runner (1982).

La trama nos relata cómo el general romano Máximo Décimo Meridio, interpretado de manera inolvidable por Russell Crowe, es traicionado y llevado a la esclavitud tras la muerte del emperador Marco Aurelio. Obligado a convertirse en gladiador, Máximo lucha por su supervivencia en las mortales arenas del Coliseo, motivado por la sed de venganza por la brutal ejecución de su familia y la corrupción del nuevo emperador Cómodo, interpretado de manera espléndida por Joaquín Phoenix. Máximo se convierte en una leyenda en la arena mientras conspira para derrocar al tirano y restaurar la justicia en Roma. 

La película logró atraer a un público variado y satisfacer a diferentes tipos de espectadores gracias a que no se conforma con ser simplemente un espectáculo emocionante con excelentes secuencias de acción y una trama centrada exclusivamente en la venganza. Se adentra en diversos temas que enriquecen la historia, haciendo que sea más interesante. 

La búsqueda de venganza de Máximo por la traición e injusticia sufridas por él y su familia será el tema central. La película explora cómo la venganza puede ser un impulso poderoso, pero también un camino peligroso. Otro tema importante es la lealtad y el honor, aspectos cruciales para Máximo en su relación en el emperador Marco Aurelio. A pesar de las adversidades, Máximo se aferra en todo momento a sus valores y principios. 

La película también aborda la corrupción y los abusos de poder personificados por el emperador Cómodo. Muestra como el poder absoluto puede corromper fácilmente, llevando a la degradación moral y al desprecio por la vida humana. Por otro lado, los gladiadores, incluido Máximo, representan la lucha por la libertad y la resistencia contra la opresión, destacando cómo el espíritu humano puede perseverar incluso en las condiciones más adversas. Máximo, como militar romano, también encarna virtudes como la disciplina, el coraje y el sentido del deber, y realiza sacrificios personales en su búsqueda de justicia y libertad. La película destaca cómo la dedicación a una causa más grande puede requerir renuncias significativas a nivel personal. En última instancia, lo que impulsa al personaje de Máximo es la búsqueda de redención, tanto para él como para su familia, a través de sus acciones. 

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En Gladiator no encontraremos referencias explícitas al cristianismo. La historia se desarrolla en el año 180 d.C., antes de que el cristianismo se convirtiera en la religión dominante en el Imperio Romano. En la película, observamos aspectos culturales y religiosos de la antigua Roma, como prácticas paganas y creencias de la época. Sin embargo, podemos analizar la figura de Máximo como un salvador del pueblo romano y encontrar paralelos con conceptos que facilitan la comprensión y explicación del evangelio. 

Máximo sacrifica su vida en su búsqueda de justicia y libertad para el pueblo romano, desafiando al emperador tirano. Jesús sacrificó su vida en la cruz para redimir y liberar a la humanidad del pecado y la opresión espiritual. “Pues el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28). Jesús es el Salvador que lucha contra el dominio del pecado y la muerte, liberando a las personas de la esclavitud espiritual. “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10)

Lo que logra Máximo con su sacrificio contribuye a derrocar a Cómodo y establecer un cambio de liderazgo, brindando esperanza al pueblo. La muerte de Jesús en la cruz es un acto de liberación que cambió el curso de la humanidad, ofreciendo esperanza de salvación. “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo para que fuera ofrecido como sacrificio por el perdón de nuestros pecados” (1 Juan 4:10). Máximo asume el papel de líder que lucha por liberar a su pueblo, mientras que Jesús es el Mesías que trae la salvación a la humanidad. “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación”. (Colosenses 1:15)

El sacrificio de Máximo tiene un impacto limitado en la historia. La vida, muerte y resurrección de Jesús tiene un impacto eterno. “Pero ahora Cristo ha sido levantado de los muertos, primicias de los que durmieron.” (1 Corintios 15:20) Este versículo destaca la significativa diferencia en el alcance y la trascendencia de los sacrificios, resaltando la dimensión eterna de la obra redentora de Jesús en comparación con los eventos terrenales de la trama de Gladiator. 

Es esencial reconocer las diferencias fundamentales en la naturaleza, la misión y el impacto entre Jesús y cualquier otro líder que haya podido tener relevancia en la historia, especialmente cuando se trata, como en el caso de Máximo, de un personaje de ficción. No ha existido líder que se pueda comparar a la naturaleza divina, la misión redentora y el impacto eterno que tiene Jesús. 

En cuanto a Gladiator, sí tuvo un verdadero impacto en la industria cinematográfica, redefiniendo los estándares de producción para el cine del siglo XXI.

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