En busca del contentamiento

Al contemplar la nueva propuesta de ficción de Wim Wenders uno puede experimentar la sensación de asistir a una nueva versión de Atrapado en el tiempo, la brillante comedia de Harold Ramis en la que Bill Murray tenía que comenzar su nuevo día, o, mejor dicho, el mismo día, en el preciso momento en que había comenzado el anterior, sometido a un bucle temporal del cual solo puede liberarse siendo una mejor persona. En el caso del protagonista de Perfect Days, no se trata de un bucle temporal, sino una rutina que él mismo ha elegido y en la que busca el contentamiento. 

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Definir la extensa carrera de Wenders de una manera concreta es realmente difícil, ya que la originalidad de sus propuestas, tanto en ficción como en documentales, es quizás su característica principal. Sin embargo, el enfoque siempre ha sido el mismo: el hombre y su misteriosa complejidad. Podríamos hablar de un humanismo sin respuestas. Se limita a observar, provocar preguntas y considerar la resignación como la opción vital más acertada. 

Perfect Days es una obra maestra. El grado de aparente sencillez logrado por el maestro alemán en un género tan complicado de dominar como la ficción documental es asombroso. Los días de Hirayama parecen iguales; da la sensación de que su concepto de libertad está asociado a una rutina que ha ido elaborando y que le parece perfecta. Un trabajo, que él valora tanto como cualquier otro (limpiando los aseos públicos de Tokio) en el que se muestra meticuloso y profesional y que le permite escuchar sus canciones favoritas en los múltiples desplazamientos durante su jornada y disfrutarlo. El resto de su tiempo lo dedica a fotografiar un árbol, darse un baño, tomar algo siempre en el mismo lugar y leer un libro detrás de otro hasta que se le cierren los ojos. Así son sus días perfectos, aparentemente idénticos uno detrás de otro. 

Con pinceladas de sueños y conversaciones, iremos descubriendo su pasado y el motivo por el cual ha decidido vivir su peculiar vida, aparentemente feliz mientras se regocija en sus pasiones: la música, la lectura y la fotografía. Sonríe al volante y en respuesta al comportamiento de los que le rodean. 

Perfect Days concluye con un memorable primer plano secuencia que dimensiona el mensaje de la propia película y asombra por el trabajo del actor Jöji Yakusho. Estos días perfectos dejan de serlo cuando surge una pregunta que se cierne sobre todo ser humano: ¿cuál es el sentido de la existencia?

El cristiano debe adoptar una actitud similar a la del protagonista, evitando la resginación, la cual no tiene fundamento bíblico, y practicando un sincero contentamiento. Sin embargo, éste último, desde una perspectiva humana, sólo es alcanzable cuando se posee una respuesta satisfactoria a la cuestión del sentido. Nuestro bienestar no debe depender nunca de nuestras circunstancias; el contentamiento está estrechamente ligado a la confianza en Dios y a Su plan individual para cada uno de nosotros. No se trata simplemente de resignarse pasivamente ante las dificultades, sino de encontrar la paz y la satisfacción en la voluntad de Dios. 

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“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para hartura como para hambre, para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:11-13).

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[title]Por un año más[/title]

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